Impresiones de Cuatro Vientos
por Georgina Trías
Es probable que nos resulte difícil, a todos los que hemos estado en Cuatro Vientos, siendo tan reciente, expresar de forma ordenada todas las impresiones que hemos vivido allí estos dos intensísimos días. Sin embargo, también es cierto que vale la pena anotar, expresar, compartir cuanto antes, como sepamos, nuestra vivencia, pues hacerlo nos ayuda a profundizar en aquello que más ha impactado nuestro corazón.
Por mi parte, es lo que voy a hacer en estas líneas, a modo de impresiones.
A pesar de no estar en el estricto perfil de los jóvenes ni yo ni mi familia queríamos perdernos este acontecimiento excepcional en nuestra propia ciudad, así que, finalmente, nos lanzamos a ir con nuestra hija mayor que, con sus ocho añitos, aun no entra en el perfil de jóvenes.
Comencé siguiendo la visita del Papa por la televisión, el acto de bienvenida, el hermoso himno por fin entonado delante del Papa, la alegría de Rouco que literalmente lo bailaba..., el paso por la Puerta de Alcalá; sentí un gran gozo cuando el alcalde le entregaba las llaves de la ciudad al Papa y pensé: que se las quede y nos guarde en el corazón de Cristo para siempre. Sentí la seguridad de que por unos días la luz iba a predominar en el corazón de mi ciudad. Así ha sido. Cristo ha brillado por doquier, ha estado largamente expuesto, ademas de en el Parque del Retiro, en muchas Iglesias por todo Madrid. En el Retiro, nos contaba conmovido un sacerdote amigo, sobre todo se confesaba gente que desde años no lo hacía.
En ese primer día de la llegada del Papa, viéndole mayor pero feliz y ágil, y sobre todo inmensamente sereno, me acorde de un muy querido sacerdote y amigo que hace apenas un mes ha cumplido 80 años rodeado de cariño y también feliz, despierto y ágil. Pensé en el gozo que debía de estar sintiendo él al verse en el Papa como en un espejo. ¡Qué próximo humanamente debe de sentirlo, tan cerca en edad como están! ¡Que hermosa esa cercanía que pueden sentir las personas mayores con el Papa, tanto más si son sacerdotes!
Ese día no estaba en Madrid, y el viernes, en familia, lo empleamos en tomar la decisión de acercarnos así de una manera imprevista pero con el corazón fuerte y sabedor de que hacía bien. Luego todo ha ido rodado, acogida en la parroquia, acreditaciones, etc... El Señor ha allanado el camino y nos ha permitido unirnos a los casi dos millones de peregrinos con gozo y alegría.
Ya en Cuatro Vientos, sin duda la sorpresa de la noche fue la tormenta con un inesperado viento huracanado. Mi interpretación y mi vivencia aquí es más escatológica. Imagino que cada uno de los que estuvimos allí lo vivimos de una manera personal y única.
Cuando se levantó el viento y la tormenta, me acordé de la imagen del Papa cruzando la Puerta de Alcalá, y de los días de luz que intuí en el corazón para tantas almas. Esta era la respuesta del mundo de las tinieblas, furioso porque en unos instantes, se iba a proceder a esa impresionante Adoración eucarística, seguramente el momento culminante de luz para las almas que acudían a la JMJ.
Y al mismo tiempo, Dios sacando bienes de todo: entusiasmo, alegría, fortaleza, fidelidad, reflexión... Así lo expresó el Santo Padre:
"Queridos amigos: Gracias por vuestra alegría y resistencia. Vuestra fuerza es mayor que la lluvia. Gracias. El Señor con la lluvia nos ha mandado muchas bendiciones. También con esto sois un ejemplo"
La lluvia en Cuatro Vientos ha sido una escuela para la vida, acerca de cómo afrontamos las vicisitudes de la vida. Y el Papa fue un ejemplo. Sereno en todo momento, mantuvo un elocuente silencio, el tiempo que hizo falta. También los que le acompañaban supieron hacer cada uno su papel, sin perturbarse. La actitud de todos, pero sobre todo la del Papa, me habló de lo que supone la docilidad y la confianza real y vivida en Jesús. Algo que sin duda vamos a necesitar en los tiempos que se avecinan.
La lluvia cesó y Cristó triunfó en la Adoración Eucarística.
Ahí comenzamos una meditación que hemos continuado hoy en la Misa:
Hoy hemos reflexionado sobre la pregunta de Jesús a Pedro: "Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?" De rodillas y con los ojos cerrados, como la mayoría de los que estábamos allí, hemos intentado responder a Jesús, desde el corazón.
¿Quién eres Jesús para mí? Tienes el primer puesto en mi corazón y mi deseo es que lo tengas también en mis actos, en mi voluntad y en mi inteligencia.
Es una pregunta muy directa, quizás hasta un poco intimidante. Te lo pregunta Cristo directamente... Si no sabes que responder es quizás porque te falta trato con Él, pero el Papa, lejos de dejarnos "cortados" ante Nuestro Señor, nos propuso una respuesta:
"Respondedle con generosidad y valentía, como corresponde a un corazón joven como el vuestro. Decidle: Jesús, yo sé que Tú eres el Hijo de Dios que has dado tu vida por mí. Quiero seguirte con fidelidad y dejarme guiar por tu palabra. Tú me conoces y me amas. Yo me fío de ti y pongo mi vida entera en tus manos. Quiero que seas la fuerza que me sostenga, la alegría que nunca me abandone."
¿Qué os parece como oración para comenzar el día?
Concluyo aquí este articulo que ya se ha alargado más de lo previsto. Confió en continuar con impresiones y reflexiones en los próximos días.
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