Cristiada: la película

A principios del pasado siglo en México el jacobinismo liberal se hace aliado del marxismo local de manera que entre 1914 y 1915 multitud  de obispos fueron detenidos o expulsados, los sacerdotes encarcelados, las monjas expulsadas de sus conventos, el culto religioso prohibido, las escuelas religiosas cerradas, las propiedades eclesiásticas confiscadas. La Constitución de 1917 legalizó el ataque  a la Iglesia y lo radicalizó de manera intolerable.

Empezaba así la epopeya de los Cristeros, llamados así porque delante del pelotón de fusilamiento morían gritando ¡Viva Cristo Rey!

Estos “insurrectos” llegaron a tener 200.000 hombres armados apoyados además por las llamadas Brigadas Bonitas, brigadas femeninas para la sanidad, subsistencia y  comunicaciones.

La guerra estalló entre 1926 y 1929. Al final el gobierno se vio obligado a aceptar un compromiso y los cristeros (a pesar de sus éxitos) a obedecer la orden de la Santa Sede de deponer las armas . Prácticamente no hubo  campesino que directa o indirectamente no diera apoyo a los cristeros.

Como afirma V. Messori “Al contrario de las revoluciones marxistas que en ninguna parte del mundo y nunca (ni siquiera en América del Sur) pudieron realmente llegar al pueblo, la Cristiada mexicana fue un movimiento popular, profundo y auténtico. Centenares de hombres y mujeres de todas las clases sociales se dejaron masacrar para no tener que renunciar a Cristo Rey y a la devoción por la gloriosa Virgen de Guadalupe”.

Una lucha del pueblo (esta vez de verdad) contra la injusticia de los criminales dictadores que les arrebataban su libertad, sus costumbres, sus convicciones y hasta el derecho de educar a sus hijos.