Martes, 24 de diciembre de 2024

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La Providencia

por Cuestión de vida

Hay un refrán que me gusta mucho y que dice “Si quieres hacer a Dios reír, cuéntale tus planes”. Parece ser que existe en otros idiomas porque me sorprendió oírselo a Abby Johnson, directora de una clínica abortista y actual activista provida después de que Dios le abriera los ojos a la maldad del aborto y se encontrará a si misma rezando a la puerta de la clínica de Planned Parenthood que ella misma había dirigido.

 

La providencia es un tema capital no sólo de nuestra fe sino de nuestra vida y sin ella nos derrumbamos sin solución.

Las personas necesitamos una seguridad, nos genera una inquietud insoportable no saber que es lo que va a pasar, pensar que nuestra vida está en manos de un destino que no controlamos y que nos pueden ocurrir cosas terribles a nosotros y a nuestros seres queridos.

 

Intentamos buscar esa seguridad en cosas que no son Dios: pensamos que si nos ponemos malos los médicos nos cuidaran, que si nos quedamos en paro la seguridad social nos subsidiara, que si tenemos dinero en la cuenta podremos afrontar todos los imprevistos, que si tenemos un buen plan de pensiones tendremos una vejez tranquila y a veces hasta acudimos al tarot y a los horóscopos para saber que va a pasar

 

Y de repente nos damos cuenta que todas estas cosas no sirven, que los médicos no lo pueden todo, que nuestro negocio y nuestro empleo está en peligro de un día para otro, que todo lo que habíamos previsto se viene abajo y nuestro mundo se cae al suelo.

 

Y es que nuestra vida no está en nuestras manos y está muy bien ser previsor, pero finalmente nos chocamos ante nuestra impotencia y nuestra pequeñez.

 

Sólo hay una solución que hace que podamos tener paz y que nuestra casa este construida sobre roca: confiar en la Divina Providencia, saber que todo lo que pasa es permitido por Dios, que Dios nos ama y busca nuestro bien y salvación mucho mas que nosotros mismos y que todo lo que ocurre, por desconcertante y doloroso que pueda ser, es parte de su plan amoroso que no comprendemos.

 

Claro que es más fácil confiar en determinados momentos que en otros. Puede que sea más difícil cuando el dolor de la separación de un ser querido o de una enfermedad nos desgarra el corazón, pero es más necesario y es un bálsamo que los suaviza.

 

Dice Jacques Philippe, “el principal enemigo de nuestra paz no son las circunstancias externas o el comportamiento de los demás, sino nuestra falta de fe en Dios, que nos hace perder la seguridad de que Él puede obtener un bien de cualquier cosa que nos suceda y de que no nos abandonará”.

 

Y es que nos gusta mucho hacer planes, nos gusta tener el control de nuestra vida, nos gusta la planificación.

Cuantas veces no se sigue adelante con un embarazo porque no es planificado, porque ahora no entraba en mis planes, o porque no entraba en mis planes tener un hijo con una discapacidad.

Cuantas veces se piensa en la eutanasia porque el estado de mi familiar ya no es el previsto y a veces nos preocupa más lo que vamos a sufrir viéndole a él y no lo que sufre él o lo que es un bien para él.

 

Tenemos un error de cálculo, que es creer saber lo que nos conviene y lo que no nos conviene, pero sólo Dios lo sabe. En el fondo, lo que queremos es ser dueños de nuestra vida y que todo se ajuste a nuestros deseos y no somos capaces de aceptar la voluntad de Dios.

 

Confiar en la providencia es preguntarse el para qué de las cosas y no el por qué. Recuerdo siempre el testimonio de unos amigos, padres de un hijo con una discapacidad grave que cuentan como la pregunta diabólica del por qué es una trampa que destruye vidas, mientras que la pregunta para qué nos abre a un mundo de posibilidades.

 

“El ¿POR QUE?  es una pregunta sin respuesta , que muere en si misma . Te instala en el pasado, cuando lo que necesitas es fuerza para afrontar el presente y estímulos para abordar el futuro. El por qué se genera en el YO. ¿Por qué a mi? ¿Por que yo debo soportar esta cruz?

…Y entonces surgió el ¿PARA QUE? Ahí si que había respuestas y todas ellas lanzadas al futuro, respuestas a favor de la unidad, la esperanza y la alegría, respuestas que identifican la acción de Dios en nuestras vidas”

 

Los planes del Señor siempre son mejores que los nuestros por desconcertante que nos parezcan a veces. Pongamos nuestra seguridad solo en Él y dejemos sorprender con cuanto bien puede sacar incluso de estas circunstancias que estamos viviendo tan impensables para nosotros hace apenas una semana.

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