Un bocadillo de amor
por Georgina Trías
Me explica una madre que su hijo, con diecinueve añazos, le dijo el otro día que sus bocadillos son buenos porque se nota que están hechos con amor. En sus ojos había un brillo especial al contarlo, feliz de ver que su hijo es capaz de valorar estas cosas.
Es un hermoso ejemplo de vivir el momento presente, conscientes de que encierra una semilla de eternidad. La madre lo vive, y es capaz de llenar un acto cotidiano de vida y amor, y algo también muy hermoso, el hijo lo recibe, lo capta y lo hace suyo. ¿Hay algo más importante que esto para transmitir a nuestros hijos y conseguir que lo capten? Quien dice un bocadillo, dice forrar un libro, una comida, dar una sorpresa... Son muchas las ocasiones que tenemos de amar en pequeños detalles que apenas cuestan si tienes el pensamiento y el corazón en el deseo de hacerlo.
¿Qué es hacer un bocadillo con amor? Surge naturalmente en quien tiene el pensamiento y el corazón puestos en la persona amada, en este caso la madre que tiene el corazón puesto en su hijo, ve en el bocadillo una oportunidad de amor. No es que lo piense, es que el hecho de vivir amando hace que los bocadillos y todo lo que se hace sean "diferentes".
En mi opinión, todos estamos llamados a esta experiencia, porque eso es Vivir.
Levantarte como un autómata y más bien malhumorado, hacer las cosas por rutina o porque tocan, y acostarte igual o peor que te has levantado, es una manera de vivir en minúsculas y con el corazón pequeñito o arrugado. Es una especie de supervivencia que no es ni siquiera natural a nuestra condición.
Vivir con amor... "Poesía", dirán algunos, "realidad", dirán otros. Y lo harán en función de su propia experiencia vital, según esté más o menos llena de amor.
En nuestra mano está elegir cómo vamos a vivir lo que nos queda de vida. Si nos falta rodaje y entrenamiento para Vivir, verlo ya es un paso, y si de verdad lo quieres, empieza hoy mismo. El amor es como un músculo, cuanto más lo entrenas, más fluidamente funciona.