Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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¿Cuál es la mayor necesidad de la Iglesia?

por José Alberto Barrera

Me lo preguntaba anteanoche con mi esposa, y decidimos lanzar un sondeo por Facebook, a ver qué opinaba la gente.

Las respuestas fueron de lo más variopintas, y en muchos casos la que más destacaba y se repetía era “honestidad”.

No quisiera ponerme a glosar lo que nuestros amigos respondieron, sino más bien abrir debate, para que los lectores de ReL pongan su  granito de arena, aunque desde luego es interesante que la gente hable de la necesidad de honestidad en la Iglesia actual.

Cuando se habla de honestidad uno puede pensar en los grandes escándalos que nos sacuden, y también quizás en la manera de afrontarlos de algunas diócesis, pero los comentaristas de Facebook se referían a una honestidad “en todos los sentidos”.

Barrunto que tiene que ver con la falta de coherencia que supone confesar a Cristo, y no ya pecar- débiles somos, lo cual se puede entender y perdonar- sino acabar por vivir conforme a la mentalidad de este mundo y así ir devaluando la experiencia cristiana a los ojos de todos.

La otra respuesta que ha salido más ha sido la necesidad de evangelizar, ya sea a los alejados o a los de dentro de la Iglesia misma. Es lógico pensar que en momento de crisis se acentúe la necesidad de evangelizar, pero qué triste que sean los acontecimientos y carencias de personal los que nos empujen a ello, y no el pleno convencimiento de que es algo que nace de la esencia misma de la Iglesia.

Junto con la necesidad de evangelizar va de soi  la de tener laicos comprometidos, entregados e incluso apoyados económicamente, para poder estar liberados y dedicarse plenamente a su misión laical cuando el Señor les llame a ello.

De esto podría escribir libros enteros, contando lo que he visto en iglesias protestantes, en la misma Iglesia católica en Estados Unidos,  y en sitios como la inglesa Holy Trinity Brompton, contraponiéndolo con la inmensa limitación que supone el tener el liderazgo tan atrofiado en la Iglesia.

Lo hablábamos con un buen amigo sacerdote hace un par de días. La Iglesia que vivimos no está preparada para asumir un liderazgo ministerial, en el que se potencie a sacerdotes, religiosos y laicos de una manera distinta, más acorde con la necesidad misionera de la Iglesia.

En términos de evangelización, es imposible dedicarse a los de fuera cuando los pocos que quedan dentro están cada vez más pluriempleados apuntalando un edificio que se cae, el de la pastoral para una sociedad cristiana, en vez de dedicarse a construir el nuevo edificio de la pastoral para un mundo que hace mucho que ha dejado de ser cristiano.

No es que lo que hacían antes estuviera mal, sencillamente, ya no corresponde con lo que hay fuera en la calle, y como alguien no se dé cuenta pronto, para cuando se tomen medidas va a ser demasiado tarde.

Propuestas para la reforma de la Iglesia siempre las ha habido y siempre las habrá. El caso es que no sé hasta qué punto tenemos análisis certeros, valientes y profundos sobre la realidad de nuestra Iglesia, la del mundo que vivimos y la de sus necesidades.

Ojalá podamos seguir profundizando en cuál es la verdadera necesidad de la Iglesia de hoy en día, para poder empezar a dar recetas, soluciones, vías por las cuales caminar.

Me dirán que eso es sociología, que con la santidad basta, que la Iglesia no tiene que estar preocupada de la estadística, ni de los “resultados”.

Algo le debió picar al evangelista cuando contó los 153 peces de la pesca milagrosa del capítulo veintiuno de San Juan.

Aquellos hombres no tenían ni idea de por dónde pescar con eficacia, y eso que sabían de su oficio como el que más. Tuvo que venir Jesús, para preguntarles, algo burlón, si tenían  algo de comer. Y ellos tuvieron que decir, escuetos y sombríos, que no habían conseguido nada a aquel extraño que parecía saber más que ellos de pesca.

Perdónenme la osadía de lanzar la pregunta al aire, pero creo que  a la Iglesia de hoy en día le vendría más que bien oír aquello de:

¿Habéis pescado algo después de estar bregando toda la noche?

Por que lo que es trabajar, se trabaja mucho, a destajo, pero la pregunta es si se hace en la dirección adecuada.

Si la respuesta es honesta, bastará ponerse a echar las redes a dónde el Maestro diga…

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