¿Cuál es tu camino?
por Georgina Trías
"Si no quieres saber tu destino, sigue tu camino"
Éste es, una vez más, el lema publicitario para vender un coche. Camina, nos dicen, y no te preguntes por el sentido de tus pasos. Separa tu camino de tu destino. Con este coche, nos dicen, es posible.
¿Qué será el destino?, me pregunto. ¿Qué querrán decirnos los publicitarios? Parece que el coche es para los que no quieren saber su destino, pues se presenta como negativo. La opción, seguir el camino, tu camino, sin preguntarte más allá. ¿Hacia dónde pues? ¿Quién o qué criterios marcarán tus pasos?
La expresión "Sigue tu camino" me resulta atractiva, pero no como contrapartida a algo que me da miedo conocer. Más bien, todo lo contrario: puedo seguir mi camino si mi motivación es alta, si mi vida está en buenas manos, si hay alguien allí arriba que me mira con amor y me anima a ir descubriendo día a día una nueva semilla de mi vocación específica, y actuarla en mi camino concreto y particular. Si sé que mi "destino" (si es que podemos usar esta palabra) es el cielo, que hoy, aquí y ahora, puedo empezar ya a degustar.
Puedo seguir mi camino si mi confianza en el hombre y en la vida es grande. Si tengo un por qué y un para qué de las cosas que hago. Si mi vida está dotada de sentido.
Si en cambio creo que un destino fatal está allí aguardándome con la daga, me será difícil caminar. ¿Cuál será entonces mi camino? o ¿para qué caminar?
Preguntémonos hacia dónde caminamos, por qué y para qué. ¿Nos da miedo el destino? ¿En qué creemos?
Por mi parte creo que estamos aquí en la tierra en primer lugar para aprender a amar. Y eso es tarea diaria. Los sinsabores nos ayudan a conocernos más, trabajarnos, y mejorar en la calidad de nuestra entrega.
También creo que estamos aquí para aportar nobleza, belleza, verdad y amor en nuestro entorno, que está en nuestra mano descubrir qué en concreto, y que vale la pena hacerlo.
¿Cuál es tu camino?