Peña Nieto regala la camiseta de México al Papa: Francisco podría visitar el país en 2016
El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, visitó el sábado por la mañana al Papa Francisco en el Vaticano y explicó después ante la prensa que el Papa ha aceptado visitar México cuando encuentre la fecha adecuada.
"El primer propósito de mi visita era hacer una amable invitación en nombre de México al Papa para que visitase el país, y ha aceptado, y nos ha dicho que tendrá ahora que ver las fechas y buscar el momento", afirmó Peña Nieto en una comparecencia ante los medios.
Cuando el Papa aceptó realizar el viaje, el presidente le dijo:
- Es un motivo de gran alegría, porque el pueblo mexicano en su gran mayoría es católico.
Y Francisco respondió:
- Es católico, ¡pero es especialmente guadalupano!
Francisco ya estuvo en Latinoamérica al visitar Brasil en 2013, por lo que un viaje a México u a otro país hispano probablemente no se produzca hasta 2016. Son varias las voces que dan por seguro, por ejemplo, que no visitará su Argentina natal mientras Cristina Kirchner siga gobernando, para evitar que use políticamente el viaje con motivos propagandísticos.
Peña Nieto explicó que habló con el Papa de la lucha contra la pobreza y la atención a los inmigrantes, especialmente de las asociaciones católicas o no confesionales que atienden a los migrantes en México y EEUU.
Peña Nieto también asegura que habló al Papa de su "firme deseo de respetar y apoyar la libertad religiosa" en México, uno de los pocos países constitucionalmente laicistas (otros ejemplos son Turquía, Francia y las dictaduras comunistas).
Sobre la violencia criminal en México, dijo al Papa que se están dando "datos muy alentadores sobre disminución de violencia" en algunas áreas del país.
La nota vaticana sobre el encuentro confirma que se habló de "reformas emprendidas y, en particular, la constitucional, que concierne a la libertad religiosa" y "otros temas de interés común como la emigración, la lucha contra la pobreza y el desempleo, así como las iniciativas encaminadas a combatir la violencia y el tráfico de drogas". También hubo un intercambio de opiniones sobre temas relativos a la actualidad regional e internacional.
El Papa conoce bien la situación de México porque a finales de mayo recibió a más de 100 obispos mexicanos en la tradicional visita "ad limina", la que hacen las Conferencias Episcopales al Vaticano cada cinco años.
Peña Nieto regaló al Papa una imagen de madera de unos 40 centímetros de la Virgen de Guadalupe, recordando sus títulos de "Reina de méxico y Emperatriz de América".
Comentando que "está de moda", el presidente mexicano regaló al Papa también la camiseta verde de la selección mexicana que disputará el Mundial de Brasil firmada por los jugadores.
"Esto es para decirle que en México nos queremos poner la camiseta", explicó el presidente a Francisco.
El Papa regaló al político un medallón en bronce que representaba uno de los proyectos de la basílica de San Pedro y su exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" (la alegría del evangelio).
Presidentes mexicanos en el Vaticano: historia
La primera vez que un presidente de México visitó a un papa en el Vaticano fue en 1974. Resultó toda una novedad: no existían desde la ruptura juarista relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede.
El 9 de febrero de 1974, por sorpresa, el presidente Luis Echeverría visitó al papa Pablo VI en el Vaticano. Ese viaje lo hizo Echeverría en el marco de su campaña por la ONU y promoción, dijo, de su Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados.
Tuvieron que pasar 16 años y siete meses, dos presidentes mexicanos y otro papa, para que se diera un segundo encuentro. El 9 de julio de 1991, el papa Juan Pablo II recibió al presidente Carlos Salinas de Gortari, quien le hizo una visita de cortesía y donde el tema central fue uno: el reconocimiento de la Iglesia Católica, el restablecimiento de relaciones, la libertad religiosa y el cese de las persecución a la Iglesia.
Juan Pablo II, forjado en la iglesia perseguida de Polonia, aplicaba mucho de lo vivido bajo el laicismo comunista al laicismo mexicano.
En aquel viaje de julio de 1991, el presidente Salinas le dijo que sí al reconocimiento y a las relaciones como se lo había planteado Juan Pablo II en su segunda visita a México, en mayo de 1990, y él, Salinas, había aceptado.
Así, dos años después del segundo viaje de Juan Pablo II a México, y un año después de la visita de Salinas al Vaticano el 21 de septiembre de 1992 se restablecieron las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede y el reconocimiento legal a la Iglesia Católica tras 130 años de ruptura juarista.
Juan Pablo II cumpliría la primera visita de Estado de un papa a México, el 11 de agosto de 1993, en Mérida.
Esta visita sería correspondida por el presidente Ernesto Zedillo, quien el 1 de febrero de 1996 se convirtió en el primer presidente que hacía una visita de Estado a la Santa Sede, donde fue recibido por Juan Pablo II.
Zedillo había dicho que no iría... pero fue.
El 18 de octubre de 2001, el papa Juan Pablo II, quien ya evidenciaba la carga de la edad, de las operaciones y de la enfermedad, recibió a Vicente Fox, el primer presidente panista y declarado abiertamente católico.
La visita de Fox quedó marcada por el rechazo del Vaticano a recibirlo acompañado por su esposa, Martha Sahagún, por ser divorciados vueltos a casar. De aquella visita de Fox, queda el recuerdo de lo que la prensa mexicana llamó "el beso de la revancha", con la pareja presidencial besándose en plena plaza teniendo como fondo la Basílica.
La última visita oficial de un presidente mexicano fue hace siete años, el 4 de junio de 2007, el papa Benedicto XVI recibió a Felipe Calderón, también panista, también declarado católico. Invitó a Benedicto XVI a visitar México.
Además de estas 5 visitas oficiales, se produjeron otras en diversas circunstancias (por ejemplo, Felipe Calderón en 2011 asistió a la ceremonia de Beatificación del mismo Juan Pablo II).
Peña Nieto no acudió a la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, el pasado 27 de abril, por ser un acto estrictamente religioso, pero asistió su esposa, Angélica Rivera.
En Televisa Peña Nieto explicó que "México es un Estado, para fortuna de los mexicanos, un Estado laico, que respeta todos los credos religiosos, que el Gobierno de la República que encabezo está comprometido con esta condición de ser absolutamente respetuoso de todos los credos y de todas las afiliaciones ideológicas y religiosas que hay entre la población".
"El primer propósito de mi visita era hacer una amable invitación en nombre de México al Papa para que visitase el país, y ha aceptado, y nos ha dicho que tendrá ahora que ver las fechas y buscar el momento", afirmó Peña Nieto en una comparecencia ante los medios.
Cuando el Papa aceptó realizar el viaje, el presidente le dijo:
- Es un motivo de gran alegría, porque el pueblo mexicano en su gran mayoría es católico.
Y Francisco respondió:
- Es católico, ¡pero es especialmente guadalupano!
Francisco ya estuvo en Latinoamérica al visitar Brasil en 2013, por lo que un viaje a México u a otro país hispano probablemente no se produzca hasta 2016. Son varias las voces que dan por seguro, por ejemplo, que no visitará su Argentina natal mientras Cristina Kirchner siga gobernando, para evitar que use políticamente el viaje con motivos propagandísticos.
Peña Nieto explicó que habló con el Papa de la lucha contra la pobreza y la atención a los inmigrantes, especialmente de las asociaciones católicas o no confesionales que atienden a los migrantes en México y EEUU.
Peña Nieto también asegura que habló al Papa de su "firme deseo de respetar y apoyar la libertad religiosa" en México, uno de los pocos países constitucionalmente laicistas (otros ejemplos son Turquía, Francia y las dictaduras comunistas).
Sobre la violencia criminal en México, dijo al Papa que se están dando "datos muy alentadores sobre disminución de violencia" en algunas áreas del país.
La nota vaticana sobre el encuentro confirma que se habló de "reformas emprendidas y, en particular, la constitucional, que concierne a la libertad religiosa" y "otros temas de interés común como la emigración, la lucha contra la pobreza y el desempleo, así como las iniciativas encaminadas a combatir la violencia y el tráfico de drogas". También hubo un intercambio de opiniones sobre temas relativos a la actualidad regional e internacional.
El Papa conoce bien la situación de México porque a finales de mayo recibió a más de 100 obispos mexicanos en la tradicional visita "ad limina", la que hacen las Conferencias Episcopales al Vaticano cada cinco años.
Peña Nieto regaló al Papa una imagen de madera de unos 40 centímetros de la Virgen de Guadalupe, recordando sus títulos de "Reina de méxico y Emperatriz de América".
Comentando que "está de moda", el presidente mexicano regaló al Papa también la camiseta verde de la selección mexicana que disputará el Mundial de Brasil firmada por los jugadores.
"Esto es para decirle que en México nos queremos poner la camiseta", explicó el presidente a Francisco.
El Papa regaló al político un medallón en bronce que representaba uno de los proyectos de la basílica de San Pedro y su exhortación apostólica "Evangelii Gaudium" (la alegría del evangelio).
Presidentes mexicanos en el Vaticano: historia
La primera vez que un presidente de México visitó a un papa en el Vaticano fue en 1974. Resultó toda una novedad: no existían desde la ruptura juarista relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede.
El 9 de febrero de 1974, por sorpresa, el presidente Luis Echeverría visitó al papa Pablo VI en el Vaticano. Ese viaje lo hizo Echeverría en el marco de su campaña por la ONU y promoción, dijo, de su Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados.
Tuvieron que pasar 16 años y siete meses, dos presidentes mexicanos y otro papa, para que se diera un segundo encuentro. El 9 de julio de 1991, el papa Juan Pablo II recibió al presidente Carlos Salinas de Gortari, quien le hizo una visita de cortesía y donde el tema central fue uno: el reconocimiento de la Iglesia Católica, el restablecimiento de relaciones, la libertad religiosa y el cese de las persecución a la Iglesia.
Juan Pablo II, forjado en la iglesia perseguida de Polonia, aplicaba mucho de lo vivido bajo el laicismo comunista al laicismo mexicano.
En aquel viaje de julio de 1991, el presidente Salinas le dijo que sí al reconocimiento y a las relaciones como se lo había planteado Juan Pablo II en su segunda visita a México, en mayo de 1990, y él, Salinas, había aceptado.
Así, dos años después del segundo viaje de Juan Pablo II a México, y un año después de la visita de Salinas al Vaticano el 21 de septiembre de 1992 se restablecieron las relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede y el reconocimiento legal a la Iglesia Católica tras 130 años de ruptura juarista.
Juan Pablo II cumpliría la primera visita de Estado de un papa a México, el 11 de agosto de 1993, en Mérida.
Esta visita sería correspondida por el presidente Ernesto Zedillo, quien el 1 de febrero de 1996 se convirtió en el primer presidente que hacía una visita de Estado a la Santa Sede, donde fue recibido por Juan Pablo II.
Zedillo había dicho que no iría... pero fue.
El 18 de octubre de 2001, el papa Juan Pablo II, quien ya evidenciaba la carga de la edad, de las operaciones y de la enfermedad, recibió a Vicente Fox, el primer presidente panista y declarado abiertamente católico.
La visita de Fox quedó marcada por el rechazo del Vaticano a recibirlo acompañado por su esposa, Martha Sahagún, por ser divorciados vueltos a casar. De aquella visita de Fox, queda el recuerdo de lo que la prensa mexicana llamó "el beso de la revancha", con la pareja presidencial besándose en plena plaza teniendo como fondo la Basílica.
La última visita oficial de un presidente mexicano fue hace siete años, el 4 de junio de 2007, el papa Benedicto XVI recibió a Felipe Calderón, también panista, también declarado católico. Invitó a Benedicto XVI a visitar México.
Además de estas 5 visitas oficiales, se produjeron otras en diversas circunstancias (por ejemplo, Felipe Calderón en 2011 asistió a la ceremonia de Beatificación del mismo Juan Pablo II).
Peña Nieto no acudió a la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II, el pasado 27 de abril, por ser un acto estrictamente religioso, pero asistió su esposa, Angélica Rivera.
En Televisa Peña Nieto explicó que "México es un Estado, para fortuna de los mexicanos, un Estado laico, que respeta todos los credos religiosos, que el Gobierno de la República que encabezo está comprometido con esta condición de ser absolutamente respetuoso de todos los credos y de todas las afiliaciones ideológicas y religiosas que hay entre la población".
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