Anécdotas de animales, chistes, detalles de sensibilidad y delicadeza atenta, Benedicto de cerca
Mis días con Benedicto XVI: las memorias del secretario Xuereb recogen su afabilidad y humildad
Se cumplen dos años de la muerte de Benedicto XVI, quien falleció con 95 años el 31 de diciembre de 2022. Fue el Papa reinante desde abril de 2005 hasta su insólita renuncia el 28 de febrero de 2013. Pero su influencia fue mucho mayor que sus 8 años de pontificado.
Antes, fue influyente como teólogo y prefecto de Doctrina de la Fe en la Curia de San Juan Pablo II, de quien fue su gran colaborador. Después de su renuncia, aunque durante los casi 10 años de vida que le quedaron se mantuvo retirado y guardando un perfil discreto, aún marcaba una línea a través de su trabajo teológico y su relación con antiguos alumnos y amigos.
Sus escritos, a la vez profundos y comprensibles, siguen guiando a muchas personas. Abundan aquellos que dicen que Benedicto XVI fue clave en su conversión al catolicismo, o su profundización en él (aquí algunos testimonios).
Las amables memorias de su secretario Xuereb
Para explorar su figura con un tono amable y personal, su secretario, el arzobispo maltés Alfred Xuereb, publicó en italiano en febrero de 2023 un libro de memorias, que desde hace unos meses está disponible también en español, en una cuidada edición, con el título Mis días con Benedicto XVI (Palabra). Hoy Xuereb es el Nuncio en Marruecos (la lengua maltesa está emparentada con el árabe).
Mis días con Benedicto XVI (Palabra)
El libro tiene unas 370 páginas, e incluye muchísimas fotografías de gran calidad. Xuereb mismo lo presentó como un diario. Empieza con un prólogo del ex portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi.
El libro se centra en viajes, audiencias, almuerzos íntimos y bromas, y también momentos de emoción, incluyendo los que se vivieron con la inesperada renuncia del Pontífice.
Abundan las anécdotas que tienen que ver con animales, que siempre divertían al Papa, especialmente amigo de los gatos. También destaca Xuereb que aunque a Benedicto no le interesaba el fútbol, a menudo preguntaba cómo iba la Juventus porque sabía que Xuereb era un apasionado del equipo.
Las palabras de la vida cotidiana
En cierto sentido, ha declarado Xuereb, el verdadero autor del libro sería Benedicto XVI. "Todo lo que he hecho es informar de sus palabras pronunciadas en privado, no cubiertas por el secreto, así como de las pronunciadas como Pontífice", afirmó al presentarlo en italiano.
A menudo Benedicto, con mentalidad de profesor, aprovechaba una excusa cualquiera para, brevemente, informar de alguna idea teológica o una curiosidad sobre algún santo o la historia de la Iglesia.
Xuereb afirma que se consideraba obligado a ofrecer este libro para dar a conocer las historias “tan bellas y significativas” que compartió con el Papa. "No hay ninguna pretensión de imponer mi idea de Benedicto. Sólo quiero decir a los lectores que aquí esta, éste es el hombre que tuve el privilegio de conocer", declaró a VaticanNews en su momento. Le gustaría, dijo, que Joseph Ratzinger fuera recordado “tal como era en realidad, sin dejarse influir por falsos comentarios y alteraciones de quienes no se esforzaron lo suficiente por conocerlo de cerca”.
Benedicto XVI y su hermano Georg Ratzinger desayunan con Xuereb en 2017, cuando Benedicto ya estaba retirado como Papa emérito.
Conviviendo con un anciano Papa
Xuereb estuvo muy cerca de Benedicto XVI, pero no mucho tiempo: cinco años y medio, entre el 11 de septiembre de 2007 y el 15 de marzo de 2013, como su segundo secretario personal. Formaba parte de la “familia pontificia”, los colaboradores con los que convivía. Al iniciarse el nuevo pontificado, Xuereb permaneció junto a Francisco como su secretario privado y quedó, asimismo, al frente del Ministerio de Economía hasta que, en 2018, fue enviado como embajador en Corea y Mongolia.
En el libro recoge recuerdos acerca de las misas matinales que celebraba Benedicto en la capilla del Palacio Apostólico, sus bellas homilías, sus paseos por los jardines vaticanos y en Castel Gandolfo, los viajes al extranjero, las grandes celebraciones, los momentos de oración y de descanso, los encuentros con Georg Ratzinger, su hermano también sacerdote, escenas navideñas, su amor por los animales... También recoge momentos difíciles de trabajo y de sufrimiento.
Una palabra: afabilidad
Xuereb, cuando le piden definir a Benedicto con una palabra, insiste en una: "afabilidad". Cuando lo presentan como Papa alemán, Xuereb puntualiza: prefiere presentarlo como bávaro, natural de la región alemana más católica, romanizada, próspera y quizá festiva. "Vivimos junto a un anciano sabio y simpático", escribió en su diario.
Todo tipo de anécdotas pequeñas surgen de este libro. Benedicto, por ejemplo, detalla que él desabotona todos los botones de su sotana para quitársela, mientras Xuereb desabotonaba solo la mitad de la suya y luego se la sacaba. El anciano no puede hacerlo así porque, dice, una vez lo intentó y estuvo a punto de tropezar. Contándolo, ambos se reían.
En otra ocasión, durante una cena, Benedicto comentó que el teólogo suizo Hans Küng, con el que tuvo encontronazos teológicos, fue una vez detenido "conduciendo su Alfa Romeo en dirección contraria. El juez durante el interrogatorio comentó: 'En mi carrera nunca he visto a una persona tan orgullosa'". Cómo lo supo Benedicto no lo sabemos, pero parece que sí encaja con la psicología del suizo.
Puede decepcionar un poco al lector español que el libro no recoja apenas anécdotas ligadas a España. Por ejemplo, de la JMJ de 2011 en Madrid presenta 4 fotos, pero ningún comentario.
La renuncia: avisó pocos días antes
El libro se acerca al final a partir de la renuncia. El 5 de febrero de 2013 Benedicto convocó a Xuereb y le dijo lo impensable: pensaba renunciar y el 28 de febrero sería su último día de Pontificado. "Usted, monseñor, permanecerá con el nuevo Papa. Su presencia será necesaria, especialmente en la fase de transición. Yo seguiré alejado del mundo, pero para los amigos será posible visitarme", le dijo.
"Me quedo sin palabras, pero entiendo que Benedicto ya ha pensado en todo", escribe en su diario Xuereb, que relaciona ahora toda la oración intensa de los meses anteriores con la decisión. Cuando Benedicto haga su anuncio, Xuereb llorará.