Muere el cardenal Amato, impulsor de la beatificación de mártires del «holocausto católico» español
Este martes 31 de diciembre, cuando se cumplían dos años del fallecimiento de Benedicto XVI, murió uno de sus colaboradores, el cardenal Angelo Amato. Tenía 86 años y desempeñó dos cargos de confianza de Joseph Ratzinger, como secretario de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe (donde le reemplazaría el cardenal Luis Ladaria, futuro prefecto) y prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.
Volcado con los mártires españoles
El cardenal Amato actuó como delegado pontificio en las 14 beatificaciones de mártires de la persecución religiosa en España que tuvieron lugar bajo su mandato como prefecto (2008-2018). Apoyó, con rigor en las investigaciones y entusiasmo en las ceremonias, el reconocimiento de esa entrega de la vida por Cristo por parte de millares de sacerdotes, religiosos y laicos sometidos al terror del Frente Popular.
En ese sentido, en sus homilías nunca dejó de recordar algunas verdades que sintetizó Jorge López Teulón, postulador de varias causas, en un decálogo como "agradecido" homenaje en su despedida del cargo, acompañándolas de su correspondiente cita literal (aquí seleccionamos solo unas pocas: puedes verlas todas en el blog Victor in Vinculis, aquí, aquí y aquí).
1.- En los años 30 del siglo pasado hubo en España una persecución religiosa, primero en fase legal y luego en fase sangrienta, que causó miles de mártires.
"Se vivió un verdadero holocausto católico" (beatificación de los mártires de Canet de Mar).
2.- Su motivación no fue política ni social, sino preternatural, inspirada por Satanás.
"En la dulce y amable tierra española había llegado la hora del anticristo… En aquel período hubo tinieblas sobre la tierra. El enemigo de Dios logró por breve tiempo bañar de sangre inocente esta tierra bendita" (beatificación de los mártires de Viaceli en Santander).
3.- La persecución tenía por objeto exterminar a la Iglesia en España para acabar con la fe católica de su pueblo.
"La finalidad de la persecución era la anulación de la Iglesia Católica, exterminando a sacerdotes, religiosos y fieles y profanando, quemando y destruyendo todo" (beatificación en Oviedo de los Mártires de Nembra).
4.- Los mártires no fueron caídos de la guerra civil, sino víctimas de una radical persecución religiosa, en que fueron sacrificados por odio a la fe, sólo porque eran católicos.
"Estos hermanos y hermanas nuestros no eran combatientes, no tenían armas, no se encontraban en el frente... eran hombres y mujeres pacíficos. Fueron matados por odio a la fe, solo porque eran católicos" (beatificación de Tarragona).
5.- Un inmenso número de fieles españoles fueron mártires sacrificando su vida para impedir la descristianización de España.
"Sacrificaron su vida para impedir la descristianización de España" (beatificación de monjes benedictinos de Madrid).
La homilía del cardenal Amato en la beatificación de 115 mártires de la diócesis de Almería el 25 de marzo de 2017.
6.- Los millares de mártires de esta persecución religiosa no han sido una desgracia que lamentar y olvidar, sino una gloria de la Iglesia en España.
"Es un extraordinario evento de gracia, que quita toda tristeza y llena de júbilo a la comunidad cristiana" (beatificación de Tarragona).
7.- Los mártires deben ser glorificados e invocados como intercesores en nuestros calamitosos tiempos, con la firme esperanza de que interceden por la recuperación de la fe católica por la que ofrecieron sus vidas.
"El fin de la glorificación de nuestros mártires es el de tratar de recordar su heroísmo, como herencia preciosa con la que Iglesia nos invita a perseverar en la fe… ante la persecución que actualmente sufren los fieles, quizás no violenta, pero igual de homicida, porque también está intencionalmente destinada a desarraigar la herencia cristiana" (beatificación de Almería).
8.- Con la glorificación de los mártires la Iglesia quiere conservar la memoria de los justos, no de la injusticia que sufrieron.
"La Iglesia reabre esta página de la historia porque quiere conservar la memoria de los justos, no de la injusticia que sufrieron. La Iglesia, casa del perdón, no busca culpables" (beatificación de Tarragona).
9.- El preferir la muerte antes que renegar dela fe en Dios por miles de consagrados es don de fortaleza de la gracia divina, preparado mediante una verdadera pedagogía martirial.
"En los años previos a la persecución, en los seminarios y en las casas de formación los jóvenes eran informados claramente sobre el peligro mortal en el que se encontraban. Eran preparados espiritualmente para afrontar incluso la muerte por su vocación. Era una verdadera pedagogía martirial, que hizo a los jóvenes fuertes e incluso gozosos en su testimonio supremo" (beatificación de Tarragona).
10.- Murieron invocando: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Sagrado Corazón de Jesús! Sus nombres no están escritos sobre arena, sino en el Corazón de Dios.
"Estos religiosos españoles son de la talla de los primeros mártires, pues llegada la hora de la verdad prefirieron morir antes que traicionar su fe, su amor fue más fuerte que la muerte... sus nombres no están escritos sobre arena, sino en el Corazón de Dios" (beatificación de 3 de octubre de 2015 en la catedral de Santander).
Experto en el mundo ortodoxo
Nacido en 1938 como el mayor de cuatro hermanos en una familia vinculada a la construcción naval, empezó sus estudios en el Instituto Náutico de Bari, pero al tercer año los dejó para incorporarse a la congregación salesiana. En 1956 hizo su primera profesión religiosa, y tras licenciarse en filosofía y en teología en el Pontificio Ateneo Salesiano de Roma, hizo sus votos perpetuos en 1962 y fue ordenado sacerdote en 1967.
Posteriormente se doctoró en teología en la Gregoriana y se especializó en el ámbito de las relaciones con los ortodoxos en el Secretariado para la Unidad de los Cristianos, con una larga estancia en Grecia como becario del Patriarcado de Constantinopla.
Según recoge Vatican News, en la segunda mitad de los años 70 residió en el monasterio de Vlatadon, sede del convento de monjes ortodoxos y del Instituto de Estudios Patrísticos, con una biblioteca especializada en teología ortodoxa que incluye una colección de microfilmes de manuscritos del Monte Athos. Posteriormente se matriculó en la Facultad de Teología de la Universidad de Salónica y realizó una investigación sobre el sacramento de la penitencia en la teología ortodoxa griega de los siglos XVI al XX.
De regreso a Roma, enseñó Cristología en la Pontificia Universidad Salesiana, donde fue decano y vicerrector en varios periodos. En 1988 fue enviado a Washington para realizar estudios sobre teología de las religiones.
Estrecho colaborador de tres Papas
Posteriormente fue nombrado consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde ya era prefecto el cardenal Joseph Ratzinger, quien en 1999 le nombró secretario de la Pontificia Academia de Teología. De 1996 a 2000 fue miembro de la comisión teológico-histórica para el Gran Jubileo del año 2000, revelándose como un destacado miembro de la Curia con Juan Pablo II, quien le consagró obispo en 2003, poco después de su nombramiento como secretario de Doctrina de la Fe.
En 2008, Benedicto XVI le nombró prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y en el Consistorio del 20 de noviembre de 2010 le creó cardenal, por lo que participó en el cónclave que eligió a Francisco, quien le mantuvo en ese cargo hasta 2018, poco antes de cumplir 80 años.