Del cardenal Pacelli al marqués de Magaz, en 1936
El «Osservatore Romano» reivindica su independencia con una carta de la guerra civil
El gobierno de Franco se quejó de la actitud del diario. La respuesta ayuda a comprender también el supuesto «silencio» posterior ante el holocausto.
El diario oficioso vaticano publica este miércoles en página impar un significativo artículo del historiador de la Iglesia Vicente Cárcel Ortí. Se titula "La autonomía de L´Osservatore Romano" y gira en torno a la queja que manifestó el marqués de Magaz a finales de 1936 ante el secretario de Estado vaticano, Eugenio Pacelli (futuro Pío XII).
Magaz era el representante oficioso del gobierno de Franco ante el Vaticano, con el encargo principal de obtener su reconocimiento diplomático, que no llegó hasta mayo de 1938. El diplomático español, embajador ante la Santa Sede en tiempos de Alfonso XIII, lamentaba que no se hubiese producido ya ese reconocimiento, y sobre todo se quejaba de la displicencia con que había sido tratado, no a nivel personal, pues mantenía una excelente relación con el cardenal Pacelli, sino a nivel político.
En una carta de 19 de noviembre de 1936, advierte incluso de que podría sugerir a su gobierno cancelar la misión, ante el fracaso de la misma. Recuerda que en la "católica España" tiene lugar "un movimiento de reacción contra el avance marxista", y sin embargo los organismos romanos parecían más sensibles a las influencias de prelados separatistas, en referencia al obispo de Vitoria, Mateo Múgica, presidente de la Unión Misionera del Clero; al redactor en español de la agencia Fides, monseñor Juan de Unzalu; o al padre Anselmo Albareda, prefecto de la Biblioteca Vaticana. También denunciaba la actitud en ese mismo sentido de algunos periódicos católicos italianos y del mismo Osservatore Romano.
La respuesta del cardenal Pacelli
La respuesta del futuro Pío XII, de fecha 28 de noviembre de 1936, es interesante por tres puntos.
Primero, porque expresa la posición del Vaticano en ese momento de la contienda, por lo demás conocida: "Es evidente que las simpatías de la Santa Sede no pueden estar sino con quienes defienden los grandes principios del orden y de la civilización cristiana".
Segundo, porque apunta a que un posicionamiento demasiado claro podría poner en peligro vidas humanas (lo mismo que pasó durante la Segunda Guerra Mundial): "Si en su actitud externa [la Santa Sede] ha debido observar su habitual prudencia, ha sido para poder salvar, en la medida de lo posible, vidas inocentes, que de otro modo habrían sido sacrificadas por quienes las tenían en su poder" (en efecto, la gran persecución religiosa de la guerra se produjo de manera más intensa entre julio y diciembre de 1936).
Y tercero, que es lo que da razón al artículo un 1 de agosto de 2012, en la carta el cardenal Pacelli expresa la independencia de L´Osservatore Romano: "La Secretaría de Estado no puede ser considerada responsable de lo que publican los diarios que no son órganos de la Santa Sede y ni siquiera de cuanto publica L´Osservatore Romano en la parte no oficial".
Lo cual, traducido a nombres de hoy, significa que el cardenal secretario de Estado, Tarsicio Bertone, no puede ser considerado responsable de lo que decide publicar el director del Osservatore, Giovanni Maria Vian.