El Papa en Apulia, en la tumba del obispo Tonino: con los pobres se sintoniza el canal de Dios, dice
El Papa Francisco ha dedicado esta mañana de viernes a visitar las localidades italianas de Alessano y Molfetta, en la región de Apulia, "el talón de la bota" italiana, con motivo del 25º aniversario de la muerte de Tonino Bello, conocido por muchos como el “obispo de los pobres”.
El Pontífice llegó a primera hora de la mañana en helicóptero a Alessano, donde fue acogido por las autoridades.
Allí se detuvo a rezar en silencio ante la tumba del Siervo de Dios y obispo Tonino Bello, en proceso de beatificación desde 2007 (web de canonización en www.conoscidontonino.it). Era un obispo especialmente popular por su cercanía a los más pobres.
El Papa en Alessano se dirigió así a la población: “Soy peregrino en esta tierra en la que ha nacido el Siervo de Dios Tonino Bello. Acabo de rezar en su tumba, que no se alza monumentalmente hacia lo alto, sino que está toda plantada en la tierra: Don Tonino, sembrado en la tierra, parece querer decir cuánto ha amado este territorio”.
El ejemplo del obispo Tonino Bello
El Papa señaló que para él “entender a los pobres era una verdadera riqueza”. Y añadió: “Tenía razón, porque los pobres son realmente la riqueza de la Iglesia”.
“Una Iglesia que tiene el corazón en los pobres permanece siempre sintonizada en el canal de Dios, no pierde nunca la frecuencia del Evangelio y siente el deber regresar a lo esencial para profesar la coherencia que el Señor es el único verdadero bien”.
Francisco aprovechó que el Siervo de Dios “no perdía ocasión de afirmar que en el primer puesto está el trabajador con su dignidad, no el beneficio con su avaricia”.
“Si la guerra genera pobreza, también la pobreza genera guerra”, por lo que “la paz se construye comenzando desde las casas, desde las calles, desde las tiendas: allí donde artesanalmente se plasma la comunión”.
Misa en Molfetta: anunciar a Cristo con valentía
Después de encontrarse con el pueblo de Alessano, el Papa Francisco visitó la localidad costera de Molfetta, de 60.000 habitantes. Allí celebró una Misa en la que predicó la necesidad de anunciar con valentía y humildad en encuentro con Cristo.
“La vida cristiana tiene que ser invertida en Jesús y gastada por los otros. Después de haber encontrado al Resucitado no se puede esperar, no se puede dejar para después; se necesita ir, salir, a pesar de todos los problemas y las incertidumbres”.
“La Palabra de Dios hace así: libera, realza, hace ir adelante, humildes y valientes al tiempo mismo. No hace de nosotros protagonistas ni en campeones establecidos de nuestras propias bonanzas, sino testimonios genuinos de Jesús en el mundo”, señaló.
La celebración se celebró en el Puerto de Molfetta y a ella asistieron miles de fieles. En su homilía, habló de los “dos elementos centrales de la vida cristiana; la Palabra y el Pan”.
“Para nuestra vida es esencial entrar en una relación vital, personal con Él”, indicó. “La Eucaristía es esto: no es un rito bonito, sino la comunión más íntima, más concreta, más sorprendente que se pueda imaginar con Dios”.
“La vida cristiana recomienza cada vez desde aquí, de esta mesa donde Dios nos sacia de amor. Sin Él, Pan de vida, todo esfuerzo en la Iglesia es vano, como recordaba Don Tonino Bello”.
El Santo Padre explicó que Cristo “es el Pan troceado por nosotros y quien lo recibe se convierte a su vez en pan troceado, que no tiene levadura de orgullo, sino que se dona a los otros. Deja de vivir para sí, para el propio éxito, para tener cualquier cosa o convertirse en alguien. Vive por Jesús y como Jesús, es decir, para los otros”.
Francisco explicó que “nosotros, que compartimos este Pan de unidad y de paz, estamos llamados a amar cada rostro, a reparar cada lágrima, a ser, siempre y donde sea, constructores de paz”.
“Don Tonino, precisamente en el tiempo de Pascua, deseaba acoger esta novedad de vida, pasando finalmente de las palabras a los hechos”, insistió.
El Pontífice llegó a primera hora de la mañana en helicóptero a Alessano, donde fue acogido por las autoridades.
Allí se detuvo a rezar en silencio ante la tumba del Siervo de Dios y obispo Tonino Bello, en proceso de beatificación desde 2007 (web de canonización en www.conoscidontonino.it). Era un obispo especialmente popular por su cercanía a los más pobres.
El Papa en Alessano se dirigió así a la población: “Soy peregrino en esta tierra en la que ha nacido el Siervo de Dios Tonino Bello. Acabo de rezar en su tumba, que no se alza monumentalmente hacia lo alto, sino que está toda plantada en la tierra: Don Tonino, sembrado en la tierra, parece querer decir cuánto ha amado este territorio”.
El ejemplo del obispo Tonino Bello
El Papa señaló que para él “entender a los pobres era una verdadera riqueza”. Y añadió: “Tenía razón, porque los pobres son realmente la riqueza de la Iglesia”.
“Una Iglesia que tiene el corazón en los pobres permanece siempre sintonizada en el canal de Dios, no pierde nunca la frecuencia del Evangelio y siente el deber regresar a lo esencial para profesar la coherencia que el Señor es el único verdadero bien”.
Francisco aprovechó que el Siervo de Dios “no perdía ocasión de afirmar que en el primer puesto está el trabajador con su dignidad, no el beneficio con su avaricia”.
“Si la guerra genera pobreza, también la pobreza genera guerra”, por lo que “la paz se construye comenzando desde las casas, desde las calles, desde las tiendas: allí donde artesanalmente se plasma la comunión”.
Misa en Molfetta: anunciar a Cristo con valentía
Después de encontrarse con el pueblo de Alessano, el Papa Francisco visitó la localidad costera de Molfetta, de 60.000 habitantes. Allí celebró una Misa en la que predicó la necesidad de anunciar con valentía y humildad en encuentro con Cristo.
“La vida cristiana tiene que ser invertida en Jesús y gastada por los otros. Después de haber encontrado al Resucitado no se puede esperar, no se puede dejar para después; se necesita ir, salir, a pesar de todos los problemas y las incertidumbres”.
“La Palabra de Dios hace así: libera, realza, hace ir adelante, humildes y valientes al tiempo mismo. No hace de nosotros protagonistas ni en campeones establecidos de nuestras propias bonanzas, sino testimonios genuinos de Jesús en el mundo”, señaló.
La celebración se celebró en el Puerto de Molfetta y a ella asistieron miles de fieles. En su homilía, habló de los “dos elementos centrales de la vida cristiana; la Palabra y el Pan”.
“Para nuestra vida es esencial entrar en una relación vital, personal con Él”, indicó. “La Eucaristía es esto: no es un rito bonito, sino la comunión más íntima, más concreta, más sorprendente que se pueda imaginar con Dios”.
“La vida cristiana recomienza cada vez desde aquí, de esta mesa donde Dios nos sacia de amor. Sin Él, Pan de vida, todo esfuerzo en la Iglesia es vano, como recordaba Don Tonino Bello”.
El Santo Padre explicó que Cristo “es el Pan troceado por nosotros y quien lo recibe se convierte a su vez en pan troceado, que no tiene levadura de orgullo, sino que se dona a los otros. Deja de vivir para sí, para el propio éxito, para tener cualquier cosa o convertirse en alguien. Vive por Jesús y como Jesús, es decir, para los otros”.
Francisco explicó que “nosotros, que compartimos este Pan de unidad y de paz, estamos llamados a amar cada rostro, a reparar cada lágrima, a ser, siempre y donde sea, constructores de paz”.
“Don Tonino, precisamente en el tiempo de Pascua, deseaba acoger esta novedad de vida, pasando finalmente de las palabras a los hechos”, insistió.
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