Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Don José Blanco saca pecho


Zapatero sea reconocido como el gobernante que nos restituyó lo que Franco nos había arrebatado: la miseria.

por Juan Manuel de Prada

Opinión

Al ministro don José Blanco, como a la Princesa de San Blas, le gustan más los platós televisivos que a un tonto una tiza; y, ahora que su ministerio se ha quedado sin presupuesto, se dedica a vender motos averiadas por los platós, a semejanza de esos andobas de sonrisa profidén que venden fajas adelgazantes en la teletienda. En una de sus últimas apariciones televisivas no ha tenido rebozo en sostener:
—Cuando se vea con perspectiva, este periodo de presidencia española se reconocerá como el mayor avance en cuanto al gobierno económico común de la Unión Europea desde su constitución. Merkel, Sarkozy y Cameron, todos ellos, avalan lo que hace España, avalan su política como necesaria.

A esto se le llama hacer de la necesidad virtud. Cualquier persona con las meninges no demasiado obturadas por la propaganda pensaría que este periodo de presidencia española de la Unión Europea será reconocido como el tiempo en que la soberanía española fue estuprada concienzudamente y sus gobernantes reducidos a la condición de lacayos encargados de ejecutar las órdenes que les imponían las potencias extranjeras; pero el vendedor de motos averiadas don José Blanco, en lugar de negar la cruda realidad, la rebautiza sacando pecho, de tal modo que las cesiones de soberanía se convierten en «avances del gobierno económico común», y las órdenes que el lacayo ejecuta, en «avales a su política». También nos asegura don José Blanco que «la publicación de los “test de estrés” acabará con la rumorología sobre la situación de los bancos españoles»; situación que, sin lugar a dudas debe ser boyante, teniendo en cuenta que sus fondos propios ascienden a 220 billones de euros y la deuda acumulada tan sólo por el sector de la construcción duplica esa cifra, mientras más de millón y medio de pisos vacíos y carentes de valor —que los bancos, sin embargo, computan en su haber, atribuyéndoles un valor ficticio— esperan sentados que alguien los compre.
Y, mientras se acaba con la «rumorología» sobre los bancos españoles y se reconoce el periodo de presidencia española de la Unión Europea como el «mayor avance del gobierno económico común», el vendedor de motos averiadas don José Blanco se tropieza con que su ministerio se ha quedado sin presupuesto. Ante lo cual, en lugar de desalentarse, don José Blanco vuelve a hacer de la necesidad virtud y convierte el ministerio en una oficina de liquidación, para que nadie pueda acusarlo de ociosidad. Hasta treinta líneas ferroviarias podrían ser clausuradas en breve, con la excusa perogrullesca de que son «deficitarias», que es algo que, con idéntica propiedad, podría predicarse de las escuelas o los hospitales. Aquí el vendedor de motos averiadas don José Blanco demuestra que empiezan a faltarle reflejos; pues mucho más resultón que calificarlas de deficitarias hubiese sido caracterizarlas como una «reliquia del franquismo». Y así, la liquidación de líneas ferroviarias, como el desmantelamiento del Ejército o la supresión de la indemnización por despido, podría presentarse como una nueva consecución de la ley de memoria histórica. Todo sea para que, cuando se vea con perspectiva (o perspetiva), Zapatero sea reconocido como el gobernante que nos restituyó lo que Franco nos había arrebatado: la miseria.

www.juanmanueldeprada.com
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