«Unplanned»: la historia de Abby Johnson
El 3 de julio de 2020 se estrena en España Unplanned, película que narra la vida y carrera profesional de Abby Johnson, una antigua empleada de la multinacional abortista Planned Parenthood, principal ariete de la industria del aborto en los Estados Unidos. La he visto y recomiendo a todos ir a verla.
Os prometo que no decepciona. Y no solo eso. Os animo a llevar a otros a las salas de cine. Pero no solo a los que ya son provida, invitad a personas que apoyan el derecho al aborto, pidiéndoles simplemente verla, abrirse a la posibilidad de conocer y escuchar a una persona que amaba su trabajo y estaba firmemente convencida de estar trabajando por los derechos de la mujer y que, un día, descubrió que llevaba toda su vida luchando en el bando equivocado.
Abby había estudiado psicología y fue ascendiendo en Planned Parenthood hasta llegar a dirigir un abortorio en Bryan (Texas). Su trabajo, de índole directivo, no consistía en practicar los abortos, pero aconsejó a innumerables mujeres sobre sus embarazos y, bajo su responsabilidad, 22.000 niños fueron exterminados. Todo comenzó a cambiar un día de otoño de 2009. Tras observar un aborto por ultrasonido, dejó su cargo y se convirtió en una valiente activista provida.
Quiero comentar algunas anécdotas sobre Unplanned que pueden ser interesantes. En primer lugar, señalo su injusta clasificación en Estados Unidos como R, es decir, para mayores de 18 años. Es una clasificación no solo desproporcionada, sino sobre todo muy ideologizada. Hablando claramente: no saben cómo hacer para entorpecer que las adolescentes la vean, puesto que ellas son el principal objetivo de los lobbies abortistas. Lo ridículo es que hay estados de Estados Unidos en los que una niña de 15 años puede abortar sin consentimiento paterno, pero no puede ver la película. Con todo, os aviso de que hay tres escenas duras, por si alguien necesita cerrar los ojos. No pasa nada. Que los cierre y que rece por el fin de este crimen abominable. Pero creo que es necesario que nos enfrentemos todos con la realidad de lo que es el aborto, incluso los que ya estamos convencidos de que es un crimen abominable.
La protagonista de la película es Ashley Bratcher y con su propia historia se podría hacer otra película provida. Su madre abortó cuando tenía 16 años. Sabía perfectamente lo que había hecho. Tres años después, a los 19, se quedó embarazada de nuevo. Ashley sabía que ella era el fruto de ese segundo embarazo «inesperado», pero había algo que no sabía… Horas antes de comenzar el rodaje de Unplanned, su madre le confesó entre lágrimas: «Iba a abortarte. Estaba en la clínica, sentada sobre la mesa, cuando la enfermera, que estaba muy embarazada, vino y empezó a hablarme. Me sentí enferma. No podía hacerlo. Me levanté y me fui». El padre de Ashley reconoció, al ver su hija en el papel de Abby Johnson que, ciertamente, Dios tenía un plan sobre ella: esa niña tenía que llegar a nacer.
Otra historia impactante es la del médico que practica los abortos en el film. Realmente, no es un actor propiamente dicho, sino un antiguo médico abortista, el doctor Anthony Levatino, que realizó alrededor de 1200 abortos en el primer y también en el segundo trimestre antes de reaccionar, gracias -paradójicamente- a la muerte de su hija pequeña. Recordando el momento en que comprendió el crimen que estaba cometiendo, escribió: «Terminé ese aborto... por primera vez en mi carrera, después de todos esos años y todos esos abortos, miré y no vi su maravilloso “derecho a elegir”, y no me vi como el gran médico que la estaba ayudando en su problema. Ni siquiera vi los 800 dólares en efectivo que acababa de ganar en 15 minutos. Todo lo que pude ver fue el hijo o la hija de alguien». Levatino, en Unplanned, está representando su propio papel. Y hay que agradecérselo de corazón, porque no creo que haya sido fácil para él.
La «mala» de Unplanned, la directora del abortorio en el que trabajaba Abby Johnson, está interpretada por Robia Scott. Robia comenzó su carrera profesional a los 16 años, como bailarina del cantante Prince. Se consagró como actriz veterana en numerosas películas y conocidas series de televisión como Sensación de vivir (Beverly Hills, 90210) o Buffy the Vampire Slayer. Tras convertirse al cristianismo, abandonó su carrera en 2005. Ha vuelto ahora solo por tratarse de esta película. Y hay que reconocer que interpreta magníficamente a esa mujer ambiciosa de corazón frío como el hielo. De hecho, hay escenas en que te dan ganas de «matarla» (¡¡es broma, obviamente!!).
Tuve la suerte de conocer a Abby Johnson en 2015. Al entrevistarla para HM Televisión, me impresionó ser testigo de cómo, tantos años después, Abby todavía se estremece al recordar a los dos hijos que abortó. Si queréis escucharle contarlo a ella misma, tenéis su testimonio en Cambio de Agujas:
Sin revelar nada sobre Inesperado, porque son cosas que no salen en el film, quiero añadir algunos datos sobre Abby Johnson, datos posteriores al final de la película. En 2010, Abby publicó su libro testimonio Sin planificar y, en 2012, ella y su esposo se hicieron católicos. Hasta ese momento eran episcopalianos en una iglesia pro-elección. Cuando se supo de su cambio de postura con respecto del aborto, dejaron de acogerla bien en esa iglesia. Probaron en otras iglesias protestantes, pero seguían sin estar cómodos... Muchos de sus nuevos amigos provida eran católicos, pero ella mantenía muchos prejuicios contra la Iglesia católica, como suele pasar entre los protestantes. Sin embargo, un domingo fueron a misa, y tanto ella como su marido, experimentaron la sensación de haber llegado a casa.
Comenzaron la preparación para entrar en la Iglesia católica y esto les dio ocasión de profundizar en la doctrina católica sobre la vida. Cuando Abby dejó Planned Parenthood era antiaborto, pero no estaba en contra de la anticoncepción. Comenzó a leer la Teología del Cuerpo de Juan Pablo II y la Humanae Vitae de Pablo VI y comprendió que, para ser de verdad provida, hay que rechazar también la anticoncepción.
Pero su apoyo a la vida tenía todavía una grieta, pues hubo un tiempo que defendió como mal menor una ley del aborto restrictiva, pero que establecía excepciones para los casos de violación. El encuentro con Rebecca Kiessling, concebida en una violación muy violenta contra su madre biológica, cambió su perspectiva. Abby rezó mucho después de ese encuentro con Rebecca, reflexionó, estudió el tema y, finalmente, pidió perdón y rectificó públicamente su postura. Había comprendido que nuestra batalla es una defensa «sin excepciones» de toda vida.
Unplanned nos va a dar nuevos argumentos a favor de la vida y a confirmarnos en la necesidad de defender cada vida humana porque, ciertamente, cada vida importa, cada vida es un regalo de Dios.
Publicado en InfoFamiliaLibre.
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