¿A qué Iglesia pertenece Notre Dame?
En caso de que el padre Himes esté dando a entender que cualquiera de nosotros ha demonizado al presidente, tachándole de «veneno moral», simplificado el catolicismo al problema del aborto o emprendido una cruzada para eliminar el debate en los institutos o universidades católicas, está peligrosamente cerca de levantar calumnias.
por Paul Jhonson
De todos los comentarios que he leído sobre la decisión que ha tomado la Universidad de Notre Dame de invitar al presidente Obama para recibir un doctorado honoris causa en Derecho y realizar el discurso de graduación de 2009, el más alarmante fue el del padre Kenneth Himes del departamento de teología de la Universidad de Boston. En artículo del Boston Globe sobre la valiente decisión (y correcta) de la catedrática Mary Ann Glendon al declinar la llamada Laetare Medal debido a que la Universidad había desafiado a los obispos estadounidenses que abogan por prohibir las condecoraciones a los políticos pro-abortistas en los eventos católicos, la opinión del padre Himes fue: «Mucha gente bienintencionada cree que la Universidad de Notre Dame ha abandonado su identidad católica debido a que la astucia del juego de la enseñanza superior estadounidense la ha alcanzado. Ha invitado a una estrella para que realice el discurso de la ceremonia aunque ello signifique sacrificar sus propios valores, ya que este hombre acabó con algunos de ellos… Pero debo añadir que nos encontramos en medio de muchos intereses políticos como, por ejemplo, demonizar a la gente que no está de acuerdo con uno mismo. Se cuestiona su integridad, se cuestiona su reputación y se tachan a estas personas como veneno moral. Algunas personas han simplificado el catolicismo al problema del aborto y, de esta manera, han emprendido una cruzada para prohibir todo lo relacionado con las instituciones católicas en la que se sospeche que pueda llevarse a cabo un debate.» Confío en que el padre Himes no se esté refiriendo al catedrático Glendon, ni a William McGurn (del Wall Street Journal), ni al padre Wilson Miscamble (CSC, de la facultad de Notre Dame), ni a mí, ni a otros serios detractores de la decisión que ha tomado Notre Dame. En caso de que el padre Himes esté dando a entender que cualquiera de nosotros ha demonizado al presidente, tachándole de «veneno moral», simplificado el catolicismo al problema del aborto o emprendido una cruzada para eliminar el debate en los institutos o universidades católicas, está peligrosamente cerca de levantar calumnias. Sí, hay muchos fanáticos interesados y sueltos por el bosque, algunos de ellos se han aprovechado del asunto Obama-Notre Dame para sus propios propósitos. ¿Por qué el padre Himes está perdiendo el tiempo dando la paliza a los perturbados marginales? ¿Por qué no intenta debatir con los críticos de verdad? ¿Por qué no trata de realizar una defensa teológicamente coherente sobre lo que parece una decisión incomprensible? Es decir, de explicar por qué otorgar un honoris causa en Derecho a un hombre decidido a conservar en las leyes algo que la Iglesia católica considera que es una flagrante violación de la justicia. Otro amigo (licenciado en Notre Dame), el catedrático Russell Hittinger, en la cátedra de William K. Warren de Estudios Católicos de la Universidad de Tulsa, aclaró un factor clave de esta controversia mediante un mensaje de correo electrónico. Según él, Notre Dame ha adoptado la «típica posición de los anglicanos estadounidenses de autonomía [institucional]», de modo que actúan como si el obispo de la zona, John D’Arcy, no tuviese nada que decir sobre el tema, a pesar de que la Universidad debería prestar atención a sus consejos. Sin embargo, el obispo D’Arcy, un gran devoto de Notre Dame desde hace mucho tiempo, explicó en nombre del episcopado estadounidense al presidente de la Universidad (el padre John Jenkins, CSC) la firme posición que mantienen sobre honrar a Obama. Como explicó el catedrático Hittinger, este altercado «no tiene nada que ver con la libertad académica ni con la supervisión eclesiástica de los procedimientos y decisiones de la rutina académica. Pertenece completamente a la eclesiología: ¿a qué Iglesia pertenece Notre Dame (si es que pertenece a alguna…)? Notre Dame habla y se comporta como si no fuese un miembro de la comunidad católica y mucho menos de Roma». Esto es completamente cierto. Las apuestas en los intereses políticos están muy altas, aunque no las que sugiere el padre Himes. La Administración Obama está llena de hábiles operadores políticos. Al analizar las entrañas de las elecciones de noviembre del año pasado, se dieron cuenta de que si abrían una brecha en la comunidad católica estadounidense, separarían a los fieles de los obispos y, de este modo, podrían conseguir que la mayor parte de los católicos votasen a Obama en 2008. Fueron muy perspicaces, ya que llegaron a la conclusión de que el punto débil de la resistencia católica hacia el programa electoral de Obama tan radical sobre el debate pro-vida consiste en los intelectuales católicos, su prestigio en las instituciones (como Notre Dame y Georgetown) y sus opiniones en los periódicos, es decir, las mismas personas y grupos de opiniones que el año pasado afirmaron que Obama era el auténtico candidato pro-vida. Ha sido una hábil jugada política y, salvo que los obispos lleven a cabo medidas extraordinarias, seguramente tendrá un éxito considerable. Dejando a un lado la política, la pregunta clave sería: ¿a qué Iglesia pertenece Notre Dame y sus colaboradores?
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