Los países luteranos tratan peor a las mujeres
las mujeres de los países nórdicos, de tradición luterana, sufren mucha mayor violencia de género que las de los países de tradición católica
Según un estudio de ámbito europeo que suscribe el sociólogo danés Morten Kjaerum, las mujeres de los países nórdicos, de tradición luterana, sufren mucha mayor violencia de género que las de los países de tradición católica, de acuerdo con una información publicada por el periódico “Libertad Digital” hace pocos días. [Y en ReL, aquí].
Lo de la tradición de una u otra confesión lo añado por mi cuenta, pero los datos que ofrece el citado periódico, son los siguientes: el 52 por ciento de las danesas y el 47 por ciento de las finlandesas, declaran haber sido víctimas de esta clase de violencia. En cambio, “sólo” el 13 por ciento lo son en países como España, Eslovenia, Austria, Polonia e Irlanda, todos de raíz católica.
El dato no dejaría de ser sorprendente, si fuera realmente cierto, porque resultaría que las naciones nórdicas, tenidas por paradigma de la tolerancia, el igualitarismo, el desenfado sexual y el “buenismo”, vendrían a ser unas sociedades casi tan machistas como las musulmanas, mientras que los “carcas” católicos tienen un alta consideración de sus mujeres.
De todas maneras, yo dudo mucho de la objetividad de este informe, que se hizo público en 2011, pero que nos llega ahora a nosotros, sin apenas repercusión. Entre otras razones porque está hecho desde la óptica de la ideología de genero, aunque su autor o director sea un varón, y porque incluye datos poco creíbles.
¡Hombre!, que a más de la mitad de las danesas las sacuda su “parejo”, no deja de ser muy llamativo. O los daneses son unos machistas de tomo y lomo con la mano muy larga, o sus muy liberadas parejas son unas quejicas o les va la marcha, que eso, según el estereotipo europeo, era cosa de la España negra y demás países del Sur, a los que habría que añadir Irlanda y Polonia, naturalmente por ser católicos.
Ítem más, que nueve millones de europeas declaran haber sido violadas según este informe, sería para echarse a temblar si el dato fuese correcto. Es que supondría que cuatro de cada cien mujeres de la Unión Europea, o una de cada veinticinco, si he hecho bien las cálculos, que con esto de las modernidades se le olvidan a uno hasta las cuatro reglas elementales de la aritmética, habrían sufrido violencia extrema sexual en nuestro supercivilizado continente.
A ver, echen cuentas en su entorno vecinal y averigüen si esto puede ser así. A menos que haya países o regiones de Europa que suceda como en no pocos lugares del África negra, que las mujeres no pueden ir solas por la calle sin riesgo de ser asaltada y violadas: “aquí te pillo y aquí te tumbo”.
Pienso que al señor éste, Morten Kjaerum, se le ha ido la mano en las cifras, con ese afán tan propio de las y los feministas de oficio, para demostrar que a las mujeres les pasa de todo, y nada bueno, incluso a las que tienen un marido de verdad que las quieren y se desviven por ellas. No digamos si además tienen hijos.
Que no, vaya, que no, que no puede ser lo que dice este danés de la encuesta al que no tengo el gusto de conocer personalmente. Y aunque lo conociera daría igual, porque no entiendo ni papa de danés.
Lo de la tradición de una u otra confesión lo añado por mi cuenta, pero los datos que ofrece el citado periódico, son los siguientes: el 52 por ciento de las danesas y el 47 por ciento de las finlandesas, declaran haber sido víctimas de esta clase de violencia. En cambio, “sólo” el 13 por ciento lo son en países como España, Eslovenia, Austria, Polonia e Irlanda, todos de raíz católica.
El dato no dejaría de ser sorprendente, si fuera realmente cierto, porque resultaría que las naciones nórdicas, tenidas por paradigma de la tolerancia, el igualitarismo, el desenfado sexual y el “buenismo”, vendrían a ser unas sociedades casi tan machistas como las musulmanas, mientras que los “carcas” católicos tienen un alta consideración de sus mujeres.
De todas maneras, yo dudo mucho de la objetividad de este informe, que se hizo público en 2011, pero que nos llega ahora a nosotros, sin apenas repercusión. Entre otras razones porque está hecho desde la óptica de la ideología de genero, aunque su autor o director sea un varón, y porque incluye datos poco creíbles.
¡Hombre!, que a más de la mitad de las danesas las sacuda su “parejo”, no deja de ser muy llamativo. O los daneses son unos machistas de tomo y lomo con la mano muy larga, o sus muy liberadas parejas son unas quejicas o les va la marcha, que eso, según el estereotipo europeo, era cosa de la España negra y demás países del Sur, a los que habría que añadir Irlanda y Polonia, naturalmente por ser católicos.
Ítem más, que nueve millones de europeas declaran haber sido violadas según este informe, sería para echarse a temblar si el dato fuese correcto. Es que supondría que cuatro de cada cien mujeres de la Unión Europea, o una de cada veinticinco, si he hecho bien las cálculos, que con esto de las modernidades se le olvidan a uno hasta las cuatro reglas elementales de la aritmética, habrían sufrido violencia extrema sexual en nuestro supercivilizado continente.
A ver, echen cuentas en su entorno vecinal y averigüen si esto puede ser así. A menos que haya países o regiones de Europa que suceda como en no pocos lugares del África negra, que las mujeres no pueden ir solas por la calle sin riesgo de ser asaltada y violadas: “aquí te pillo y aquí te tumbo”.
Pienso que al señor éste, Morten Kjaerum, se le ha ido la mano en las cifras, con ese afán tan propio de las y los feministas de oficio, para demostrar que a las mujeres les pasa de todo, y nada bueno, incluso a las que tienen un marido de verdad que las quieren y se desviven por ellas. No digamos si además tienen hijos.
Que no, vaya, que no, que no puede ser lo que dice este danés de la encuesta al que no tengo el gusto de conocer personalmente. Y aunque lo conociera daría igual, porque no entiendo ni papa de danés.
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