Viernes, 13 de septiembre de 2024

Religión en Libertad

Martirio blanco

En diciembre de 2022, una mujer que estaba sola, en silencio y sin pancarta alguna ante un abortorio en Birmingham (Inglaterra) fue detenida en aplicación de la ley que protege estos centros.
En diciembre de 2022, una mujer que estaba sola, en silencio y sin pancarta alguna ante un abortorio en Birmingham (Inglaterra) fue detenida en aplicación de la ley que protege estos centros. Foto: captura Fox News.

por Angélica Barragán

Opinión

Vivimos en una sociedad en la cual hay tolerancia para prácticamente todo excepto para la verdad. De ahí que el cristianismo esté siendo atacado constantemente a través de ideologías que se contraponen abiertamente a sus principios y enseñanzas.

De acuerdo con el informe anual (PDF) del Observatorio de Intolerancia y Discriminación contra los Cristianos en Europa, que compendia las más recientes investigaciones, realizadas en 2021, existe una creciente intolerancia contra los cristianos en los países europeos. Si bien es necesario resaltar que, al ser el cristianismo la religión más perseguida en todo el mundo, son muchos los cristianos que enfrentan no solo intolerancia y discriminación, sino prisión, tortura y hasta la muerte; esto no significa que formas más sutiles de intolerancia deban ser ignoradas. Pues aunque éstas no impliquen el derramamiento de sangre del martirio rojo, además de ser injustas, en no pocas ocasiones representan un martirio blanco que va de la difamación y los insultos a la exclusión social, educativa y/o profesional y, en ocasiones, hasta las multas y la cárcel.

Aunque el mencionado informe documenta más de 500 crímenes de odio contra los cristianos en Europa, éste afirma que la cifra es mucho mayor; ya que, debido a la limitación de los recursos, al creciente fenómeno de la autocensura por parte de los cristianos y a la falta general tanto de denuncias como de cobertura mediática, es sumamente difícil conocer la cantidad real. Sin embargo, se han obtenido nuevos e importantes datos al respecto gracias al trabajo de otras organizaciones (Countryside Alliance y Laboratory of Religious Freedom) que han comenzado a recabar información sobre los múltiples crímenes contra el cristianismo.

Así, de acuerdo con Countryside Alliance, entre julio de 2020 y julio de 2021 se produjeron 4.169 incidentes de robo, vandalismo y/o agresión contra iglesias en el Reino Unido. En la católica Polonia, de acuerdo con el Laboratorio de Libertad Religiosa, en 2020 se denunciaron 280 casos de discriminación o violencia por motivos de religión, de los cuales la mayoría fueron delitos violentos o vandalismo. Las cifras en Francia son aún más alarmantes, pues en 2021 se registraron 66 ataques personales contra cristianos y una media de dos recintos cristianos (lugares de culto o cementerios) fueron atacados cada día.

Estos son solo un par de ejemplos de los muchos crímenes anticristianos que se registran en varios países europeos (entre los que destacan: Alemania, España, Austria, Italia, Bélgica, y Suiza) ante la indiferencia de la mayoría de las instituciones gubernamentales y medios de comunicación.

Al parecer la cruz molesta demasiado, pues en algunos sitios ya no solo se busca retirar las cruces en la vía pública sino también las personales, al impedir al personal la utilización de símbolos religiosos. Asimismo, mediante la implementación de “zonas seguras”, se ha prohibido no solo el proporcionar información fidedigna sobre el aborto, sino hasta la reunión y la oración (aún en silencio) frente a las clínicas abortivas de algunas ciudades. A esto se suma las propuestas de ley, en varios sitios, que buscan acabar con la objeción de conciencia, lo cual perjudicaría enormemente a varios profesionistas que, entre otras cosas, se verán en la disyuntiva de ser fieles a Dios y a sus enseñanzas o perder el empleo y hasta la licencia por negarse a participar en un aborto o eutanasia. Además, en varios centros educativos se han introducido directrices de “educación sexual” que infringen el derecho de los padres a educar a sus hijos conforme a sus creencias y, en ocasiones, también se otorga a los menores el acceso al aborto y a las hormonas de transición de género sin el consentimiento de los padres. 

A esto se suma el que, en diciembre de 2021, la Comisión Europea, a fin de tener “una Europa más inclusiva y protectora”, incluyese en la lista de delitos de la UE "el discurso de odio y el delito de odio”. Dichos términos son intencionalmente ambiguos, subjetivos, y condenan no en base al hecho concreto, sino a la percepción de la presunta víctima. Ya que con dichas leyes no se busca defender a inocentes sino eliminar la libertad de predicar y defender la moral cristiana, actualmente considerada por muchos obsoleta, ofensiva y cruel.

Como vemos, Europa ha pasado rápidamente de la “neutralidad” en materia religiosa a la hostilidad abierta a la religión cristiana. Desafortunadamente, los medios, falsificando la realidad, se han encargado de inculcar la creencia de que la religión cristiana ha sido una influencia negativa en la sociedad, lo que ha dado como resultado que muchas personas permanezcan indiferentes ante las múltiples difamaciones, burlas y hasta sacrilegios y profanaciones contra la religión cristiana; cosa que no pasa con otras religiones. La aplicación de un doble rasero se observa también en medios y redes sociales, que censuran comentarios y contenidos que defienden las enseñanzas morales cristianas, pero muy a menudo pasan por alto los comentarios de odio contra los cristianos.

Nuestra civilización está sufriendo una transformación radical. De tener como parámetro la ley divina y natural hemos pasado a rebelarnos contra ella a tal grado que se busca el eliminar todo discurso que recuerde que existe la moral objetiva. Olvidamos que, como afirmase el Papa San Félix III: “Cuando el error no es combatido termina por ser aceptado; cuando la Verdad no es defendida termina siendo oprimida.”

Así, en nombre del progreso y la libertad, aun la realidad más evidente es actualmente perseguida ferozmente, al grado que cada vez más personas se ven en la encrucijada entre adoptar una actitud pusilánime y aceptar el discurso imperante o perder amistades, honor y hasta el trabajo por proclamar la verdad.

Alto parece el precio que deberemos pagar si deseamos ser fieles a Cristo y a sus enseñanzas. Sin embargo, lo que podemos perder (por mucho que parezca) es nada comparado con lo que Cristo, en su infinita bondad, nos depara. Parafraseando a San Alfonso María de Ligorio: "La Cruz nos alcanzará la victoria de todas las tentaciones de que el infierno se sirviere para apartarnos de Dios, pues la Cruz es el camino y la escala para llegar al Cielo”.

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