Lunes, 23 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

Su familia sostiene que ha sido envenenado

Muere en las cárceles pakistaníes el cristiano Qamar David, acusado de supuestas blasfemias

El obispo de Islamabad ha declarado que las acusaciones contra Qamar eran falsas y se ha preguntado "cuánta sangre cristiana ha de correr aún".

Luis Antequera/ReL

Protesta contra la persecución
Protesta contra la persecución
Qamar David, pintor originario de Lahore (Punjab, Pakistán), ha muerto en la cárcel pakistaní en la que cumplía desde el año 2006 una condena a cadena perpetua, acusado por un rival de la competencia de unas supuestas blasfemias contra el islam. Una acción que en Pakistán es considerada delito por el artículo 295 c, introducido en el Código Penal en 1986 por el dictador Zia ul-Haq, y penada con la pena capital o con prisión perpetua.
 
En la cárcel, Qamar había sufrido diversos episodios de violencia ejecutados tanto por otros reclusos como por los mismos guardianes de la prisión.
 
Aunque oficialmente fallecido a causa de un ataque al corazón secundario a una tuberculosis, grupos de defensores de los derechos humanos han reclamado ya una investigación sobre las circunstancias de la muerte, mientras los familiares, que aseguran no haber podido visitar el cadáver, afirman que Qamar no padecía de ninguna enfermedad, y hablan de muerte por envenenamiento. Las autoridades forenses aseguran haber enviado muestras al laboratorio para verificar dicho extremo, si bien no habrá resultados antes de tres semanas.
 
Por su parte, el obispo de Islamabad, monseñor Rufin Anthony, ha declarado que las acusaciones vertidas contra Qamar eran falsas, y se ha preguntado “cuánta sangre cristiana ha de correr aún” antes de que sean abolidas en Pakistán las leyes contra la blasfemia. Tras señalar que el Gobierno tiene las manos manchadas de sangre, ha lamentado: “Este es otro día triste para las minorías en Pakistán”. Otros portavoces católicos han declarado “que todo el mundo tiene derecho a creer o no creer en algo”, y que “es inadmisible usar la fuerza o las amenazas para obligar a alguien a convertirse”.
 
La desgracia ocurrida a Qamar se une a los casos bien conocidos de Asia Bibi, la muchacha condenada a muerte por haber cometido supuestamente el mismo delito, y los asesinatos del gobernador de la provincia del Punjab, Salman Taseer, el pasado mes de enero, y del Ministro pakistaní de las minorías, Shabazz Batí, el pasado día 2 de marzo, ambos contrarios a las leyes de blasfemia en Pakistán.
 
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