Reconocen que la situación con al-Ásad era muy difícil... y piden que se respete a sus comunidades
Los cristianos de Siria: entre la esperanza de un nuevo régimen y el recuerdo del horror islamista
El régimen del presidente Bashar al-Ásad –tras 24 años en el poder, y antes su padre–, ha caído y, como enseña el dicho, "a rey muerto, rey puesto". Ahora son las diferentes facciones que han provocado este cambio las que tienen que decidir en qué se convierte Siria a partir de ahora. ¿Será una nueva Afganistán? ¿O un Estado en paz , libre de violencia sectaria?
Una incertidumbre que preocupa especialmente a los cristianos –que llegaron a ser el 10%, hoy solo son el 2%– y al resto de minorías religiosas, y étnicas, del país. ¿Se repetirá la horrible persecución islamista vivida por los cristianos durante varios años de la guerra civil? Para saberlo, habrá que esperar... pero los antecedentes auguran lo peor, como, por ejemplo, el lavado de cara de los talibanes al tomar el poder en Afganistán por segunda vez.
Agotados por la situación
Mientras el autócrata al-Ásad siempre se ha mostrado públicamente defensor de un estado laico, y procuraba reunirse con los cristianos durante las grandes festividades, ahora, lo que está claro es que será un conglomerado de opositores, liderado por un islamista radical, al Jawlani (ex Al Qaeda), y por potencias extranjeras –a las que les ha interesado en este momento sacar del tablero al-Ásad–, las que tengan que decir el futuro de todos los sirios.
"Los cristianos están, como todos los sirios, agotados por la situación que viven desde hace muchos años bajo el régimen. Ahora no hay desarrollo, la economía está estancada y sobreviven con grandes dificultades", dice a Asianews Bahjat Karakach, párroco de la iglesia de San Francisco de Asís de Alepo (Siria), delegado de la Custodia de Tierra Santa en Siria, que es el superior de los franciscanos en ese país.
El derrocado al-Ásad junto a los líderes cristianos de Siria.
El sacerdote se encuentra esperanzado, ya que, lo que había hasta ahora, era una realidad dramática. Los cristianos y las minorías –dice Bahjat–, esperan que este cambio repentino "desbloquee la situación política" y que "toda la comunidad internacional ponga de su parte".
"Nadie nos ha molestado por ahora. Incluso hemos recibido mensajes tranquilizadores de que nadie tocará a la comunidad cristiana", asegura. Lo que no se sabe es qué puede pasar de aquí a Navidad y, por tanto, qué pasará con las celebraciones, habrá oraciones, se celebrará misa, pero "para los demás eventos de la festividad no se puede predecir, no sabemos lo que será".
"Lo más importante que la Iglesia debe hacer y está haciendo – explica – es asegurar a los fieles que sus pastores no abandonen la ciudad, que permanecerán cerca de su rebaño, o más bien de los que se han quedado, porque muchos han huido, ante un escenario de guerra y violencia. Los que se quedan aquí viven con miedo de lo que sucede y de lo que aún podría suceder", relata.
Levantamiento de las sanciones
Por su parte, el nuncio apostólico en Damasco, el cardenal Mario Zenari, ha pedido el levantamiento de las sanciones "porque son una carga que pesa sobre todo sobre los pobres". Entrevistado por los medios vaticanos, el cardenal deseó que "quienes han tomado el poder cumplan su promesa de respetar y crear una nueva Siria sobre bases democráticas".
"Desde las cinco de la mañana no había dormido, me invadió el miedo porque escuché disparos, disparos continuos, aún ahora hay disparos en la calle, pero son festivos, como es costumbre por estos lares. La gente que dispara a lo alto está contenta porque este tema que causaba mucha aprensión ha sido resuelto. Gracias a Dios se produjo este pasaje sin derramamiento de sangre, sin la matanza que se temía. Ahora el camino es cuesta arriba, quienes han tomado el poder han prometido que todos serán respetados, que se creará una nueva Siria y esperamos que cumplan sus promesas", añadió.
El cardenal Zenari es el actual nuncio en Siria.
"Estos rebeldes se reunieron inmediatamente, en los primeros días, con los obispos de Alepo, asegurándoles que respetarán las distintas confesiones religiosas y respetarán a los cristianos. Esperamos que cumplan esta promesa y que avancemos hacia la reconciliación y que, además de la reconciliación, Siria también pueda encontrar un poco de prosperidad, porque el pueblo ya no pudo soportarla. La gente huía ante la imposibilidad de sobrevivir en el país tal como había llegado a ser...".
Zenari resalta el clima de esperanza en el país.
Cosas que han mejorado
"Las fuerzas de la oposición han entrado en las ciudades sirias y han liberado a los presos políticos. Así que hay un gran clima de esperanza en el país. Muchos me preguntan qué pasará con los cristianos, ya que el régimen de Assad era conocido por proteger a las minorías. A decir verdad, la comunidad cristiana, al igual que la de muchos sirios en todos estos años de guerra y régimen sanguinario, ha disminuido drásticamente", reconoce fray Bahjat, el párroco franciscano de Alepo.
"Los cristianos tienen hoy realmente grandes esperanzas de volver a su país para ser parte integrante en la construcción del futuro de Siria. Obviamente, las fuerzas de la oposición y el gobierno que se forme tendrán que dar una confirmación concreta de todas las garantías dadas de que los cristianos, como todas las demás minorías de Siria, recibirán el mismo trato que todos los ciudadanos. Así que los próximos días servirán para evaluar la veracidad de estas garantías", añade.
Sobre los cristianos, el franciscano reconoce que las cosas en estos años han cambiado. "Mucha gente me pregunta por qué los cristianos se alegran de este derrocamiento del régimen y del ascenso de las fuerzas armadas extremistas. En realidad, habría mucho que decir al respecto, pero me limitaré a una simple observación: en primer lugar, los cristianos están, como todos los sirios, agotados y muy cansados de la situación que han vivido durante muchos años bajo el régimen. A estas alturas no hay desarrollo, la economía está estancada y sobreviven con grandes dificultades".
La guerra civil en Siria provocó la muerte y huida de miles de cristianos.
"Estos grupos en los últimos dos o tres años en la provincia de Idlib han mostrado tolerancia hacia los cristianos y han comenzado a devolver propiedades confiscadas anteriormente a la comunidad. Así que podemos decir que ha habido un cambio, incluso en su acercamiento a los cristianos", detalla el superior franciscano.
"Además, desde que entraron en Alepo y empezaron a avanzar hacia el sur, han estado enviando mensajes muy firmes de tolerancia hacia todas las minorías, incluidos los cristianos. Así que todo este enfoque ha sido en parte tranquilizador", añade.
"Y también el hecho de que el líder militar de Hay'at Tahrir al-Sham (Hts) no quisiera dirigir él mismo el país, sino dejar que el anterior primer ministro y el anterior gobierno continuaran su labor, significa que hay una voluntad seria de no trastornar el país. Y de no dirigirlo hacia una mentalidad extremista. Él mismo, este líder, ha declarado que su movimiento es sólo una parte de un proyecto mayor, por lo que no son un fin en sí mismos, sino un instrumento de cambio", concluye.
¿Creer en los que cortaban cabezas?
No tan entusiasta se muestra la hermana Guadalupe Rodrigo, de Fundación Los Nazarenos, que vivió en Siria muchos años: "La situación en Siria es tristísima. Ha sido invadida, y en pocos días, prácticamente sin defensa alguna, ha sido entregada al terrorismo islámico. No debe sorprendernos la facilidad con que lo lograron. Todo esto ya se había arreglado sobre un escritorio. La historia se repite: países fuertes arrogándose el derecho de atropellar la soberanía de un país autónomo en pos de conseguir sus intereses económicos y criminales. Y en complicidad la prensa internacional, que sistemáticamente miente en estos temas, difunde la noticia como la llegada de la tan anhelada libertad en Siria".
"Pero ¿Desde cuando caer en manos de los yihadistas trae libertad? Rotulan la revuelta como victoria de la oposición, cuando en realidad son los mismos actores de la invasión de 2011 que sólo trajo muerte y destrucción, ahogando los anhelos auténticos y legitimos de cambio que la inpiraban. Ahora Siria queda a merced del antojo de las facciones que se disputan el poder: Liberación del Levante (y otros grupos terroristas, como ISIS); los kurdos, buscando su autonomía; y las fuerzas turcas, especialistas en comprar traidores y desangrar naciones. Ninguno busca el bien común, ninguno piensa en el bien de Siria. Probablemente terminen repartiéndose la presa. Y esto favorece a la comunidad internacional, que ya no tendrá oponente en una Siria dividida y desmembrada".
"Me cuentan los de allá que los terroristas intentan mostrarse condescendientes, repartiendo víveres y tratando amablemente a las mujeres para cambiar la imagen de crueldad de años pasados. Pero el pueblo no confía en ellos ¿cómo creer en los que cortaban cabezas y crucificaban gente? La constitución laica que regía a este país daba una cierta libertad a las minorías para profesar su culto. Los yihadistas aseguran que las respetarán, que los cristianos no tienen por qué temer. Sin embargo se los ve derribando el tradicional árbol de Navidad en el principal barrio cristiano de Alepo, y recorrer con tanques y armas las calles de pueblos totalmente cristianos al grito: Allah hua akbar. Recemos por nuestro amado y sufrido pueblo Sirio. Y recemos por la presencia cristiana en serio riesgo de desaparecer".
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El Patriarca sirio católico Ignace Joussif III Younan, en la liturgia que presidió este pasado domingo en el Líbano, hizo referencia a "esta ola de revolución contra el gobierno y el régimen que ha durado años", y que ha derivado en "una guerra aterradora, con un impacto devastador en la seguridad y la economía, afectando a todos sin distinción".
Mientras que, en un comunicado, el Patriarcado sirio ortodoxo, dice: "Hacemos un llamamiento a todos para que ejerzan su papel nacional preservando la propiedad pública y privada, evitando el uso de las armas y el ejercicio de la violencia contra cualquier persona". Los obispos piden también "la igualdad entre todos los grupos sociales y para todos los ciudadanos sirios, independientemente de su pertenencia étnica, religiosa y política, sobre la base de una ciudadanía que debe garantizar la dignidad de cada ciudadano".
Y, Davide Chiarot, de Cáritas Alepo, asegura: "Han bloqueado oficinas y bancos, por lo que es complicado poder acceder a liquidez para las compras. Actualmente, hay alimentos disponibles, algunas tiendas están cerradas, pero otras funcionan, aunque los precios están subiendo rápidamente". Sin embargo, persiste la imposibilidad de tener dinero en efectivo para las necesidades básicas, además los medicamentos son cada vez más escasos, hay quienes no pueden conseguir leche en polvo para los niños.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) expresa su cercanía continua con las comunidades cristianas y Regina Lynch, presidenta ejecutiva de ACN Internacional, ha advertido:
"La caída del régimen de Assad y la toma de Damasco por parte de los rebeldes marcan un momento histórico. Si bien las minorías religiosas han sido respetadas en gran medida durante esta transición, nuestras experiencias pasadas nos recuerdan cómo las libertades religiosas pueden verse severamente restringidas en tiempos de inestabilidad en la región. Hacemos un llamamiento tanto a la comunidad internacional como a las nuevas autoridades de Siria para que garanticen la protección de los derechos fundamentales de todas las comunidades religiosas, garantizando su libertad de culto, educación y su derecho a vivir en paz".