Lunes, 23 de diciembre de 2024

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Monasterio de la Inmaculada y de San Pascual

por Caminando por Madrid

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Por fin ha llegado la temperatura propia del invierno madrileño y hace frío cuando salgo del metro de Colón y bajo por el Paseo de Recoletos, hacia el quinto Monasterio de mi ruta por los Conventos de clausura de Madrid.

Dejo atrás el Casino Gran Madrid, la Fundación Mapfre y el Café Gijón y me voy cruzando con hombres y mujeres muy bien trajeados, seguramente -pienso- del mundo de los negocios. Casi desapercibida, en el número 11, encuentro la puerta que voy buscando: la de la iglesia del Monasterio de la Inmaculada y de San Pascual.

No es la primera vez que entro y la impresión que tengo es la de siempre. De una inmensa paz. La iglesia está en penumbra, casi vacía, y al fondo, sobre el altar mayor, una Custodia iluminada y rodeada por varias velas encendidas muestra al Santísimo Sacramento expuesto.

La mayoría de los que leen www.religionenlibertad.com saben Quién está en el Santísimo Sacramento pero, por si acaso, para los que no lo saben, lo explico. En el Santísimo Sacramento está presente realmente Cristo resucitado, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios que vino al mundo hace aproximadamente 2.000 años y que, tras morir en una cruz, resucitó de entre los muertos.

Su Presencia real en la Custodia me atrae dulcemente y me acerco hacia los bancos próximos donde me siento a “adorarLe”. ¡Qué bien se está aquí! Le miro y Él me mira. Qué bello es adorar, querer a Quien es adorable.

Poco a poco mis ojos se van acostumbrando a la penumbra y reparo en dos estatuas bellísimas, situadas a cada lado del altar, una del Sagrado Corazón y otra del Inmaculado Corazón de María que, más tarde, Sor Mª del Carmen de San Buenaventura -con la que he quedado a charlar- me explica que proceden del famoso taller de arte religioso de Olot.

Me aproximo para ver las estatuas más de cerca y, a la izquierda, descubro una placa que dice: “S.S. el Papa León XIII a instancia de S.M. La Reina Regente Dª María Cristina Reniero (Q.D.G.) se ha dignado conceder el Jubileo Perpetuo de CUARENTA HORAS para esta Iglesia de S. Pascual de Madrid el día 23 de Enero de 1889”.

Curiosamente, desde hace semanas y por diversos cauces me ha llegado información sobre esta devoción o costumbre que consiste en tener al Santísimo expuesto durante 40 horas seguidas recordando las 40 horas que trascurrieron desde que Jesús murió en la cruz hasta que resucitó.

En concreto, en Madrid y desde 1814 existe una Archicofradía -o asociación de fieles- que tiene como misión difundir esta devoción de las 40 horas promoviendo la Adoración al Santísimo en iglesias de toda la ciudad. Para más información, su sede actual está en la céntrica iglesia de Ntra. Sra. del Carmen y San Luis (C/Carmen 10. Madrid) y su página web: www.cuarentahorasmadrid.com

Gran comunidad de Clarisas, 20 hermanas
Miro el reloj y salgo rápido pues se acerca la hora de mi entrevista con Sor Mª del Carmen, Vicaria del Convento. A la izquierda de la puerta de la iglesia, llamo a un telefonillo que indica “Convento” y “Horario Comunidad: Mañana 912 y Tarde 4-5,45h”.

Entro en un gran zaguán y subo una escalera de piedra. Al final de la escalera, veo un enorme azulejo, precioso, de Santa Clara cobijando bajo su manto a otras hermanas, Santa Agnes, Santa Coleta, Santa Catharina, Beata Eustachia y Beata Isabella, todas ellas con sus hábitos marrones y sus cordones franciscanos a la cintura.

No sé si será porque conozco un poco -gracias a libros y películas- la vida de sus Santos fundadores, San Francisco y de Santa Clara, pero visitar este Monasterio de Clarisas me hace mucha ilusión. Hasta ahora -reconozco humildemente- sólo sabía de estas monjas que las llamaban “Las Pascualas” (tal y como se las conoce popularmente). 

Ya en el locutorio, mientras espero a Sor Mª del Carmen, leo la famosa oración de S. Francisco de Asís, que cuelga de una pared:

“Señor, haz de mí un instrumento de tu paz:
donde haya odio, ponga yo amor,
donde haya ofensa, ponga yo perdón,
donde haya discordia, ponga yo unión,
donde haya error, ponga yo verdad,
donde haya duda, ponga yo la fe,
donde haya desesperación, ponga yo esperanza,
donde haya tinieblas, ponga yo luz,
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
Oh Maestro, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar,
ser comprendido como comprender,
ser amado como amar.
Porque dando se recibe,
olvidando se encuentra,
perdonando se es perdonado,
y muriendo se resucita a la vida eterna. Amén”
 
Sor Mª del Carmen de San Buenaventura, la Vicaria de la Comunidad, es una mujer encantadora y con los pies muy en la tierra. Tiene 87 años y lleva en el Convento 67. Y, se le ve muy feliz. “Vivimos una vida de consagración a Dios, de clausura, vivimos sencillamente y oramos intensamente por el mundo entero”, me cuenta.

En esta Comunidad somos 20 Clarisas, con edades comprendidas entre los 22 y los 89 años. Tenemos dos hermanas muy enfermas, Sor Mª Rosa y Sor Mª Celina de la Cruz, que no se quejan de nada y son un ejemplo para todas”.

El Monasterio fue fundado en 1683 por D. Juan Tomás Enríquez de Cabrera, Almirante de Castilla y Duque de Medina de Rioseco y como era muy devoto de San Pascual Baylón, le puso su nombre al Convento. Pero, como por entonces, San Pascual era sólo Beato, las monjas incluyeron a la Inmaculada también como titular. De ahí el nombre del Monasterio: De la Inmaculada y de San Pascual.

San Pascual fue un fraile franciscano del siglo XVI, muy santo, que por su inmenso amor a Jesús Sacramentado es el patrón de los Congresos y de las Asociaciones Eucarísticas. Aquí en el Convento guardamos una reliquia suya -la falange de un dedo- y la sacamos para su veneración durante su fiesta, el 17 de mayo”.

A lo largo de su historia, las Clarisas que han vivido en este Convento han sufrido muchas dificultades. Las más graves -señala- durante la desamortización de Mendizábal en 1836 y la Guerra Civil española de 1936 cuando fueron, en ambos casos, expulsadas del Monasterio.

Dos mártires de la Guerra Civil
En la primera ocasión, se refugiaron en el Convento de las Descalzas Reales hasta 1850. Y durante la Guerra Civil -cuando las Brigadas Internacionales ocuparon el Convento- en un piso donde pasaron la guerra. “Dos hermanas, Sor Mª Paz y Sor Mª de la Asunción, se fueron a otro piso por la zona de Ventas donde Sor Mª Paz tenía unos parientes -continúa- pero alguien debió denunciarlas revelando que eran monjas, y fueron asesinadas a tiros en la calle. Son 2 mártires”. 

Hoy en día, en cambio, el Monasterio está abierto de 7,30h. a 19,30h. con el Santísimo Sacramento expuesto (excepto durante las Misas) para todos aquellos que quieran ir a rezar. Por motivos de seguridad y para que el Señor nunca esté solo siempre hay 2 Hermanas Clarisas haciendo vela (o adoración).

El Paseo de Recoletos es una zona de paso, de personas que van y vienen al trabajo, pero "aunque sea poco tiempo merece la pena estar un rato con Jesús Sacramentado" - asegura Sor Mª del Carmen-. "Algunos nos cuentan que Le dicen en silencio: No tengo mucho tiempo para verTe. Hola y Adiós”. Esta anécdota me hace sonreír y, más tarde, cuando salgo a la calle voy pensando que, desde su Custodia, Jesús Sacramentado también sonríe cuando nos ve aparecer aunque sólo sea para una pequeña visita express. ;)

Datos de interés:
Monasterio de la Inmaculada y de San Pascual
Paseos de Recoletos 11. Madrid 28004. Tel. 91 531 18 41

Horarios de misas:
Laborables: 8h, 11,30h y 18,30h.
Domingos y Festivos: 9h, 13h y 18,30h.
Horarios de apertura de la iglesia: De 7,30h a 19,30h
 
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