«Mi hermano, el papa», un libro de su hermano Georg
Benedicto XVI, el papa que sabe lavar platos
El anciano sacerdote desvela numerosos aspectos de la vida del Pontífice en una entrevista con motivo del lanzamiento de su obra.
Benedicto XVI es un papa que cuando visitaba a su hermano Georg en Alemania lavaba los platos, que antes de las audiencias de los miércoles aprende con precisión las palabras de los idiomas extranjeros que usará para los saludos y al que le gusta ser el de siempre, "sin máscaras, amable y modesto".
Así lo describe su hermano, Georg Ratzinger, en una entrevista que publica hoy el diario italiano La Repubblica, con motivo de la salida en Italia de su libro "Mi hermano, el papa", escrito junto a Michael Hesemann.
Georg, de 88 años, que vive en Ratisbona (Alemania) desveló numerosos aspectos de la vida del Pontífice, con el que volverá a reunirse el próximo 16 de abril, día en el que el papa cumplirá 85 años.
El anciano sacerdote recordó que cuando el 19 de abril de 2005 escuchó el apellido Ratzinger como nuevo papa se sintió "petrificado, desanimado", ya que estaba "preocupado" por su hermano, "pues era un gran desafío".
"En ese momento no vi ni honores, ni aspectos positivos, sino todo el peso del encargo que comportaba para Joseph", señaló Georg, que recordó que el papa le contó después que su elección fue "como un rayo en un día despejado, todo sucedió tan deprisa que era evidente la acción del Espíritu Santo".
Sobre como recuerda al papa de niño, Georg destacó que era un magnífico estudiante y que su madre una vez le contó que era uno de los tres primeros del colegio y que no era el primero debido a que en dibujo y gimnasia no había sacado el máximo.
Recordó asimismo de que cuando era pequeñito le gustaba los osos de peluche y que ese amor por los osos se ve en su escudo papal, donde aparece el Oso de San Corbiniano.
Cuando era arzobispo de Munich (Alemania) y después prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) en el Vaticano, cada vez que volvía a Ratisbona, lo que ocurría -señaló- tres o cuatro veces al año, comían juntos, en la casa de Georg y al final Joseph lavaba los platos y su hermano mayor los secaba.
Después daban un paseo y hablaban de Dios, del mundo y de lo que ocurría a su alrededor, señaló Georg.
Preguntado si Joseph Ratzinger ha cambiado tras ser nombrado papa, su hermano afirmó categórico: "es el mismo de siempre".
"(Mi hermano) sólo quiere ser el de siempre y no desea colocarse una máscara. Es amable y modesto, como siempre ha sido", afirmó Georg.
Respecto a los ataques de la prensa a Benedicto XVI, su hermano subrayó que el papa es una persona "muy sensible", pero que sabe cuales son los motivos de las críticas "y por ello no le preocupa demasiado y va hacia adelante".
Sobre como es un día normal en la vida de Benedicto XVI, su hermano contó que tras la misa de las siete de la mañana y el desayuno a las ocho prepara la agenda.
"Los martes organiza la audiencia pública de los miércoles y, por ejemplo, aprende la pronunciación de las palabras en los idiomas extranjeros en los que saludará. Escucha en una cinta de casete si los sonidos grabados son correctos y ejercita la pronunciación", narró.
Después de comer, el papa descansa un rato, pero en vez de dormir unos minutos, escribe cartas y lee todo lo que puede. Por la tarde pasea recitando el rosario junto a su secretario personal, Georg Gaenswein, y a las 19.30 cena.
A las ocho de la noche ve los informativos y después da un paseo por el jardín.
"Mi hermano ve raramente la televisión, como mucho alguna película que trate sobre un tema del Vaticano", aseguró el anciano Georg.
Así lo describe su hermano, Georg Ratzinger, en una entrevista que publica hoy el diario italiano La Repubblica, con motivo de la salida en Italia de su libro "Mi hermano, el papa", escrito junto a Michael Hesemann.
Georg, de 88 años, que vive en Ratisbona (Alemania) desveló numerosos aspectos de la vida del Pontífice, con el que volverá a reunirse el próximo 16 de abril, día en el que el papa cumplirá 85 años.
El anciano sacerdote recordó que cuando el 19 de abril de 2005 escuchó el apellido Ratzinger como nuevo papa se sintió "petrificado, desanimado", ya que estaba "preocupado" por su hermano, "pues era un gran desafío".
"En ese momento no vi ni honores, ni aspectos positivos, sino todo el peso del encargo que comportaba para Joseph", señaló Georg, que recordó que el papa le contó después que su elección fue "como un rayo en un día despejado, todo sucedió tan deprisa que era evidente la acción del Espíritu Santo".
Sobre como recuerda al papa de niño, Georg destacó que era un magnífico estudiante y que su madre una vez le contó que era uno de los tres primeros del colegio y que no era el primero debido a que en dibujo y gimnasia no había sacado el máximo.
Recordó asimismo de que cuando era pequeñito le gustaba los osos de peluche y que ese amor por los osos se ve en su escudo papal, donde aparece el Oso de San Corbiniano.
Cuando era arzobispo de Munich (Alemania) y después prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) en el Vaticano, cada vez que volvía a Ratisbona, lo que ocurría -señaló- tres o cuatro veces al año, comían juntos, en la casa de Georg y al final Joseph lavaba los platos y su hermano mayor los secaba.
Después daban un paseo y hablaban de Dios, del mundo y de lo que ocurría a su alrededor, señaló Georg.
Preguntado si Joseph Ratzinger ha cambiado tras ser nombrado papa, su hermano afirmó categórico: "es el mismo de siempre".
"(Mi hermano) sólo quiere ser el de siempre y no desea colocarse una máscara. Es amable y modesto, como siempre ha sido", afirmó Georg.
Respecto a los ataques de la prensa a Benedicto XVI, su hermano subrayó que el papa es una persona "muy sensible", pero que sabe cuales son los motivos de las críticas "y por ello no le preocupa demasiado y va hacia adelante".
Sobre como es un día normal en la vida de Benedicto XVI, su hermano contó que tras la misa de las siete de la mañana y el desayuno a las ocho prepara la agenda.
"Los martes organiza la audiencia pública de los miércoles y, por ejemplo, aprende la pronunciación de las palabras en los idiomas extranjeros en los que saludará. Escucha en una cinta de casete si los sonidos grabados son correctos y ejercita la pronunciación", narró.
Después de comer, el papa descansa un rato, pero en vez de dormir unos minutos, escribe cartas y lee todo lo que puede. Por la tarde pasea recitando el rosario junto a su secretario personal, Georg Gaenswein, y a las 19.30 cena.
A las ocho de la noche ve los informativos y después da un paseo por el jardín.
"Mi hermano ve raramente la televisión, como mucho alguna película que trate sobre un tema del Vaticano", aseguró el anciano Georg.
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