Vayamos al quid de la alegría
por Guillermo Urbizu
No nos engañemos. Vayamos al quid de la alegría. Porque supongo que es lo que buscamos todos, ese gozo que nada más levantarnos por la mañana podamos sentir en el pecho (y no esa pesadumbre que destroza los sueños). Vayamos a lo importante, a lo que de verdad interesa de la vida. Eso, su alegría. Sin componendas ni mentiras, sin alegatos pueriles. Al centro del corazón que late, al alma de todo. Vayamos al quid del hombre y de nuestra historia y de la naturaleza en su armonía. Nos interesa ese núcleo donde está la esencia que nos caracteriza, ese manantial de donde mana la belleza, esa llama que arde en algún lugar amable, como una reliquia. Por favor, no más bobadas, no más dilaciones, no más perder el tiempo en extrañas venturas. Al grano del alma. Vamos, vamos. Con sinceridad y llaneza. Con entereza y esperanza. Ser feliz. Querer serlo. Con más decisión, al menos con ese brío que ponemos en la codicia de turno. Ser feliz. Bienaventurados en medio de cualquier acontecimiento. Decididos, a por ello. Sin ceder ni un pecado, ni un lapsus, ni siquiera una palabra descompuesta, como decía Lope. La tristeza es fruto de un alma en la higuera, de un corazón que no sabe muy bien lo que quiere, de una cabeza que sólo piensa en la maraña propia (no importa lo ilustre que sea o lo emperifollada que vaya). ¿Qué interesa de verdad, qué nos vale? Digo yo que el origen del júbilo que es la vida, antes de todo ese tropel de insensateces y fastidios con la que la denigramos. ¡Ay, para qué tanto oropel y tanta vanagloria? Tan pragmáticos y perdemos la vida, y hasta puede que si no espabilamos pronto perdamos también la eterna alegría, comúnmente denominada Cielo, o Amor sin medida. Tan funcionales o avezados y se nos va la felicidad entre los dedos de los días. Tan planificados y tan torpes. Desorientados, ajenos, descuidados, flojos. ¡Qué extraña se hace la vida cuando no vive Dios en ella! ¡Qué huérfana de cordialidad y entendimiento! Porque ese el quid, el gozo, lo importante, el centro y el alma de todo.
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