Siete beatos mártires de la familia vicenciana de Cartagena
Cartagena: otro lugar de peregrinación martirial
El texto y las fotografías están tomados de la página web de la Diócesis de Cartagena:
La parroquia de Santa María de Gracia de Cartagena celebró, el pasado viernes 1 de febrero, la Eucaristía de acción de gracias con motivo de la inhumación de las reliquias de los siete beatos mártires cartageneros de la familia vicenciana: un sacerdote y seis laicos. Una capilla de este templo acoge los restos reliquias de Pedro Gambín Pérez (sacerdote), Isidro Juan Martínez, Francisco García Balanza, Modesto Allepuz Vera, Enrique Pedro Gonzálbez Andreu, José Ardil Lázaro y Francisco Roselló Hernández.
El Obispo presidió la celebración, acompañado por el Arzobispo emérito de Burgos, Mons. Francisco Gil Hellín; el vicario episcopal de Cartagena, José Abellán; y un grupo de sacerdotes de las parroquias cartageneras. En su homilía, Mons. José Manuel Lorca señaló que el testimonio de estos beatos mártires es muestra del “triunfo del amor… sin rencores”. Mons. Lorca insistió en que ellos siguieron “el mejor testimonio: el de Jesucristo. Cristo ha sido su ejemplo y hoy debe ser el centro de nuestras vidas y de nuestra mirada”. Los siete beatos cartageneros “tuvieron en el centro de toda su vida la fe y a Dios –explicó el Obispo–, pues el centro de todo es Él”.
El vicario episcopal de Cartagena y párroco de Santa María de Gracia, José Abellán, destacó la figura de estos hombres, miembros de la Asociación de los Hijos de María de la Medalla Milagrosa, que “dieron su vida por Cristo, por María y por la Iglesia”. Además, aseguró que su testimonio “aviva en los creyentes el deseo de seguir a Jesucristo”.
Al finalizar la Eucaristía tuvo lugar una procesión claustral con las reliquias de estos beatos, hasta la capilla donde se custodian para su veneración pública. En ella participaron siete familiares de los siete beatos, cada uno con una palma, símbolo del martirio, que se colocaron alrededor del altar de la capilla. Allí, el Obispo incensó las urnas y dirigió una oración, con la que finalizó la misa de acción de gracias.