Ni de derechas, ni de izquierdas. De arriba.
por Patxi Bronchalo
Señores: el cristianismo no va de vivir siendo de izquierdas o derechas, eso al lado de la fe queda muy superado. El cristianismo va de vivir siendo de arriba. Quizás le escueza y me cancele por lo que voy a escribir, puede que haga porque sea su partido o líder político un mesías. Correré el riesgo de ser políticamente incorrecto.
Así se describía en la Carta a Diogneto, escrita en el siglo II, a los cristianos: “Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el Cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes”. ¿Lo ve? Los cristianos siempre han sido de arriba.
Usted que es católico puede ser muy de derechas. Vale. Pero si algo es injusto es injusto, si algo está mal está mal. Permitir que su ser de derechas le ciegue es un error. ¿Le mueven a usted la fe y la razonabilidad o la ideología?
Un partido de derechas que defiende el aborto está defendiendo una barbaridad. Es así. Usted puede tranquilizar su conciencia y relativizar esto, o aceptarlo como un mal menor, pero ese pensamiento no le convierte en una persona más íntegra sino en una marioneta servidora ideológico.
Vamos al otro lado. Lo mismo usted es un católico muy de izquierdas porque piensa que ahí hay es donde está el progresismo social y que este es un valor absoluto a defender. Lo mismo: lo inmoral es inmoral siempre. No seamos buenistas.
Le han engañado. Le han dicho que el progreso es una conquista de derechos sociales, le han hecho creer que está usted salvando al mundo. Llaman derechos sociales al propio aborto, la eutanasia, la destrucción de la familia o la educación de género en la escuela. ¿Progreso? Anda ya.
Mire usted, el verdadero progreso no es una huida caprichosa hacia adelante sino un camino honesto hacia la interioridad y la verdad de quienes somos. No hay progreso verdadero si se da una patada a lo moral y lo espiritual.
Piénselo. Hoy en día una persona secularizada de izquierdas y una de derechas piensan en temas de moral y espiritualidad prácticamente lo mismo por distintos caminos. Una pregunta sencilla, ¿qué es más importante para usted: el Evangelio o las siglas políticas?
¿A quien votar entonces? Se trata más bien de que criterios usa usted para votar, ¿los del mundo o los del Evangelio? Para ayudarnos a vivir siendo de arriba Benedicto XVI formuló los principios no negociables a la hora de ejercer el voto:
1. Respeto y la defensa de la vida humana.
2. Defensa de la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer.
3. Libertad para los padres de educación de los hijos.
4. Promoción del bien común en todas sus formas.
Y ya está. Gracias por leerme. ¡Y feliz día!