Viernes, 01 de noviembre de 2024

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Jesús ya sabes, soy tu soldado

Por Ti mi Reina, la sangre dar

por Victor in vínculis

Aunque no sabemos la fecha exacta en que fue compuesto el himno Jesús, ya sabes, soy tu soldado, si que sabemos que la letra es del padre Agapito Ajuria, quien murió en Corisco (Guinea Ecuatorial) en el año 1908.

Después, en 1912, fue el padre Vidal Bandrés, misionero claretiano en el Chocó (Colombia), quien compuso la música de la Canción del misionero, verdadero título del himno, que se hizo famosa entre los seminaristas y sirvió de estímulo espiritual para los beatos Mártires de Barbastro en los últimos días de su glorioso martirio. De hecho, un sobrino suyo, el beato Javier Luis Bandrés Jiménezes uno de los 51 mártires claretianos y sufrió el martirio el 13 de agosto de 1936.

Cantado por las congregantes de Talavera

Este verano, en la cripta del Museo de los Mártires Claretianos de Barbastro, un grupo de congregantes de la Congregación Mariana de la Inmaculada y Santa Juana de Lestonnac de Talavera de la Reina, interpretaban este popular himno que aparecía en la famosa película Un Dios prohibido de Pablo Moreno. De la misma tomamos los recursos para subir la canción.

JESÚS YA SABES

Jesús ya sabes, soy tu soldado siempre a tu lado yo he de luchar, contigo siempre y hasta que muera, una bandera y un ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

Desde que mi alma, los lazos rotos, hizo sus votos ante tu altar, mi pecho siente sed infinita, mi frente agita gran ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

No me detengas en mi carrera, voy sin espera por Ti a luchar, que a nadie temo, nada me espanta pues me agiganta gran ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

Si en mi camino hueste maldita ¡atrás! me grita ¡atrás, atrás! Si me disparan sangrientas balas, dárame alas el ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

Con tus auxilios seré potente, David valiente contra Goliat. Saldré al combate y herida honda le haré con la honda de mi ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

Si el enemigo su fuerza agota y en mi derrota soñando está, sabré pararle su golpe rudo con el escudo de mi ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

Pues ya lo sabes, soy tu soldado siempre a tu lado presto a luchar, contigo siempre y hasta que muera una bandera y un ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

Quizá en el campo, rotas las venas, sin sangre apenas me veas ¡ay! Mira aún entonces sobre mi frente resplandeciente ese ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

Acaso me oigas sólo y tendido dar un quejido, mi postrer ¡ay! Jesús, entonces habré vencido, y habré cumplido con mi ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti Rey mío, la sangre dar.

Virgen María, Reina del Cielo, Dulce Consuelo dígnate dar, cuando en la lucha tu fiel soldado caiga abrazado con su ideal. ¿Y qué ideal? Por Ti mi Reina, la sangre dar.

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