Plegaria en tiempos de tibieza
En estos tiempos aciagos
en que sombras nos envuelven
mis ojos a Ti se vuelven
despreciando los halagos.
Las verdades que revuelven
se silencian en tus pagos…
Falsos profetas levantan
al unísono sus voces,
proclamando falsos goces
como verdades que faltan
a tus palabras, que, atroces,
sin escrúpulos asaltan:
“¡Otros tiempos eran esos!
La verdad no es inmutable,
este dios, de puro amable,
ha perdido ya los sesos,
pues considera aceptables
todos los antaño excesos”.
Y unos pocos que clamamos
como voz en el desierto,
con más o menos acierto,
todo aquello que aceptamos
como verdadero y cierto
sin tapujos proclamamos.
Tildados somos de oscuros,
represores de deseos,
rigoristas, fariseos,
pretendidamente puros,
que tapamos con manteos
tus bienes, que hacemos duros.
Mientras a ellos los halagan
y hacen dulces sus caminos,
a nosotros, cual mezquinos,
con vituperios nos pagan
por tratar de ser genuinos
mientras sus mentiras tragan.
¡Duros, recios estos días
en que la verdad se paga
con indiferencia vaga,
con advertencias vacías,
con desprotección aciaga,
tibiezas y medianías!
Santo Dios, danos tu gracia
para no callar jamás
la verdad que Tú nos das
transformada en vil falacia.
Danos llevar a los más
tu Palabra con audacia.
¡Álzate, Señor, con fuerza,
contra el feroz Adversario!
¡No triunfe tu Contrario,
nunca más poder ejerza!
Contra su poder precario
nuestra pequeñez refuerza.
Amén.
(Jesús María Silva Castignani)