Foro de curas de Madrid y política

El comunicado del foro de curas de Madrid (que pese a su nombre aglutina sólo al 3% de los curas de Madrid) ha decidido decirnos a quién se puede votar y a quién no, apoyado en sus propios prejuicios. No tienen, por descontado ninguna autoridad ni oficial ni oficiosa. Por lo cual yo también voy a dar mi opinión, pero basado en el Magisterio de la Iglesia, que es más fiable que el prejuicio ideológico. 

Socialismo, comunismo y anarquismo son ideologías que proponen acabar en primer lugar con la dimensión religiosa del hombre. Sus fundadores pertenecieron a la masonería, que busca anular el cristianismo y derogar la ley natural, y está presente también en las demás ideologías.

La encíclica Divini Redemptoris condena el socialismo y sus derivados. La encíclica Humanum Genus condena a la masonería, como el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe de 1983. El capitalismo fue considerado ateo y materialista por san Juan Pablo II en la encíclica Centessimus Annus.

Los cristianos no podemos estar ciegos ante ideologías que maquinan contra la Iglesia, que caen bajo penas eclesiásticas (Código de Derecho Canónico 1374). Tampoco ante partidos en que manda la masonería y van contra la ley natural. Ni ante ideologías que no predican el amor universal.

Con estos principios en mente, aceptando la democracia, bajo ningún concepto se debe apoyar ninguna ideología antirreligiosa, y si se apoya alguna que no defiende la ley natural habría de hacerse desde el mal menor, pero sin renunciar al ideal evangélico: una sociedad regida por la ley del amor y el respeto a la naturaleza humana, su dignidad y su moral, protegidas de toda asociación que busque el poder para subvertir el orden social, como la masonería.

De este modo, votar se vuelve un asunto muy agudo de conciencia, en el que cada cual debe examinarse ante Dios y el Evangelio, sabiendo que ningún partido recoge las propuestas cristianas ni deja de ser presa de la secularización y los juegos de poder.

Desde ahí, votemos en conciencia, sabiendo de que este sistema no nos representa y contiene injusticias estructurales que jamás permitirán al 100% el triunfo de la ley natural y la dignidad humana. El ideal debe permanecer intacto en nosotros aunque nos conformemos con menos