La beatificación de Oviedo, antes de la de Tarragona
9 de marzo: 9 seminaristas a los altares
Ya habíamos anunciado que el próximo 23 de marzo, D.m., en la Catedral de Tarragona tendrá lugar la beatificación del Dr. Mullerat, martir de la persecución religiosa, en el verano del 36. Ayer se anunciaba en la página web del Arzobispado de Oviedo, que el próximo 9 de marzo de 2019, tendrá lugar la beatificación de los seminaristas de Oviedo. Se trata de un grupo de nueve estudiantes.
Ángel Cuartas Cristóbal
Nacido el 1 de junio de 1910 en Lastres; su padre era pescador y su madre, ama de casa. Fue el octavo de nueve hijos de una familia humilde en la que todos debían trabajar en cuanto tenían edad para ello. Su amigo Benito afirmaba que “entró en el Seminario por vocación. Era igual que un santo, nunca tenía una mala palabra”. Sabía que corría peligro desde el año 1931, pero nunca quiso abandonar.
Mariano Suárez Fernández
Nacido en la parroquia de San Andrés de Linares (El Entrego), en 1910. Su padre, minero y conocedor de los movimientos sociales, les advertía a él y a su hermano del peligro que corrían a partir del año 31: “Mirad que entran tiempos difíciles y será perseguida la Iglesia”, les decía. Su hermano dejó el Seminario por enfermedad, pero él perseveró. En el momento de su muerte tenía 24 años.
Jesús Prieto López
Natural de Bodecangas (parroquia de Santa María de la Roda, Tapia de Casariego). Era el séptimo de once hermanos. Según recuerda su hermana Benigna, “era cariñoso, amable, y muy bueno, porque para él todo estaba bien, nunca discutía. Fue al Seminario por su propia voluntad, y era muy trabajador”. Tenía 22 años cuando fue asesinado.
César Gonzalo Zurro Fanjul
Su padre era natural de Valladolid, y su madre de Avilés, donde él nació. A los 11 años ingresó en el Seminario. Tenía especial devoción a la Virgen, y según recuerdan quienes vivieron con él, era un brillante estudiante, además de escritor dramaturgo aficionado, como demuestra su obra “El traidor Dolfus”, representada con sus compañeros en el Seminario tan solo unos meses antes de su martirio. Tenía 21 años.
José María Fernández Martínez
Nacido en Muñón Cimero (Pola de Lena), en 1915. Durante su infancia fue alumno del colegio de los Maristas de Pola de Lena. Sus amigos le recuerdan como “muy majo, sociable y alegre”. Ingresó en el Seminario en el 1927. Vivía preocupado por la situación política, y era consciente del peligro que corrían, manifestando a sus familiares que en el patio del Seminario “les insultaban y tiraban piedras”.
Juan José Castañón Fernández
Natural de Moreda, nació en 1916. Ingresó en el Seminario de Valdediós en 1928, donde, por su aspecto aniñado le llamaban “Castañín”. Quienes convivieron con él manifestaron que tenía una especial devoción a la Virgen y un amor decidido a su vocación sacerdotal, que defendía cuando las personas pretendían apartarlo de sus propósitos. Tenía 18 años cuando fue fusilado.
[En 2013 los restos de ocho de los nueve seminaristas regresaron a la Capilla Mayor del Seminario de Oviedo, donde pueden venerarse]
Manuel Olay Colunga
Nacido en Noreña, en 1911. Era el séptimo de doce hijos, en una familia de labradores. Desde niño manifestó su voluntad de ser sacerdote. Cuando supo del martirio de los seminaristas en el 34, quiso celebrar una eucaristía los días 7 de cada mes en sufragio de sus almas. Él logró librarse entonces, pero fue apresado en el 37, por ser seminarista. No se encontraron sus restos.
Sixto Alonso Hevia
Desde muy pequeño quiso ingresar en el Seminario. Era natural de Poago, aunque vivía en Luanco. Era el mayor de once hermanos. Fue apresado al estallar la guerra junto con su padre. Los motivos aludidos fueron ser católico el padre, y él, seminarista. Los hermanos recuerdan que les decía a sus padres: “Si a mí me pasa algo, ustedes tienen que perdonar”. Tenía 21 años.
Luis Prado García
Era el décimo de trece hermanos. Nació en San Martín de Laspra, en 1914, en el seno de una familia muy humilde. Entró en el Seminario gracias a una beca en 1930. Su hermana Paz recuerda que, al conocer el martirio de los seminaristas en el 34, mostraba orgullo y decía que “sería feliz siendo mártir”. Fue apresado al estallar la guerra, por seminarista, y asesinado en Gijón.