Domingo, 22 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

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¿Fe y moral a la carta, Señor Bono?

por José Gea Escolano

Veo que el Sr. Bono sigue en sus trece en algunas opiniones sobre la Iglesia que no son correctas, y sigo escribiendo sobre él por si es capaz de cambiar sus opiniones, ya que no dudo de que, al manifestarse como católico, querrá pensar como tal, y no creo que intente que el Papa y la Jerarquía cambiemos de opinión y pensemos como él.

El fallo del Sr.Bono es que no acaba de comprender qué es la Iglesia. Parece que, influenciado por algunas ideas raras que mantienen incluso algunos sacerdotes, cree que se puede cambiar la constitución de la Iglesia como se cambia la constitución en cualquier estado. Claro, no tienen en cuenta que la Iglesia es una; y que eso lo proclamamos todos los domingos en la misa: «Creo en la Santa Iglesia que es una...». Y no podemos andar por la vida diciendo que somos católicos y creyendo lo que nos parece . La fe, Sr. Bono, y la moral no se sirven a la carta.

¿Qué es lo quieren el Sr. Bono y grupos que piensan como él? ¿Que la Iglesia cambie de opinión en cuestiones de fe y de moral? La Iglesia mantiene la misma fe desde el principio y debe proclamarla con toda claridad; siempre la misma. Es lo suyo y tiene el deber de hacerlo.

Últimamente el Sr. Bono ha insistido en tres cuestiones inadmisibles para un cristiano:

a) Piensa seguir recibiendo la comunión

Lo admita o no, Sr. Bono, Ud. se ha situado fuera de la comunión eclesial, frontalmente en contra de la enseñanza auténtica de la Iglesia. Vive su moral, que no es la moral de la Iglesia, en algo tan fundamental como es el respeto a la vida humana; ha votado a favor de la ampliación del aborto hasta convertirlo en un derecho. No juegue con la fe, Sr. Bono; no se haga una fe a su medida.

El voto a favor de esa ley es un pecado público gravísimo; por serlo hay que manifestar un arrepentimiento público si se quiere comulgar. Quien se autoproclama católico debe mantenerse dentro de la fe de la Iglesia. Que otros diputados de cualquier partido no hagan caso de lo que enseña la Iglesia, allá ellos; pero uno que tiene a gala ser católico no puede actuar así. ¿Qué quiere? ¿recibir el sacramento de la eucaristía, símbolo de la unión, sin arrepentirse públicamente?

Lo que pasa es que hay quienes, por ejemplo, el mismo Sr. Bono, quieren compaginar la fe y la moral de la Iglesia con la licitud moral del aborto, la eutanasia, el matrimonio homosexual, las relaciones prematrimoniales,... Sea serio, Sr. Bono, sea serio.


b) La cuestión del celibato de los sacerdotes

Dijo no hace mucho que los sacerdotes orientales católicos pueden casarse y se preguntaba por qué los sacerdotes occidentales no, aunque pertenecen a la misma Iglesia.

Empiezo con un ejemplo y acabo con una conclusión. Ud. y yo somos españoles. A mí me ha gustado siempre el fútbol y, como soy valenciano, soy partidario del Valencia aunque pierda por no pasarse bien el balón. Supongo que Ud, por ser de la meseta, será partidario del Madrid, a no ser que pueda haberse pasado al Barsa por aquello de que es el mejor.

Seguro que hay sacerdotes a quienes les gustaría ser, al mismo tiempo, casados. En pocas palabras, ¿no le parece más lógico que la Iglesia confiera el sacerdocio sólo a quienes estén dispuestos a entregarse en exclusiva al ministerio sacerdotal? No vale decir "yo tengo vocación al sacerdocio pero no al celibato"; propiamente, el celibato está en función de una opción que se ha hecho. La vocación es al sacerdocio y para que la realización de la misma sea lo más perfecta posible se renuncia a todo, incluso, a formar una familia propia. El matrimonio es todo un proyecto de vida que exige una gran dedicación. Lo mismo que el sacerdocio también lo es. Todos conocemos matrimonios que no pueden actuar más en el apostolado por tener obligaciones familiares que se lo impiden. ¿No es lógico que la Iglesia quiera que los sacerdotes se dediquen en exclusiva al ejercicio del sacerdocio? No es que obligue a ser célibes sino que vivan totalmente para el Reino sin otros compromisos que limiten esa dedicación.

¿Por qué los sacerdotes orientales no han desarrollado como los occidentales la dimensión misionera de la Iglesia? Es posible que vuelva pronto sobre esta cuestión que ahora sólo indico.

c) La cuestión del sacerdocio de las mujeres

El Sr. Bono dijo algunas cosas como que la Iglesia jerárquica "está muy necesitada de democracia". "No está dicho en ningún sitio que a los obispos no les pueda elegir la comunidad católica", recalcó, al tiempo que agregó que "la Iglesia no puede excluir a la mitad de la humanidad, las mujeres, en puestos directivos". Pero hay que tener en cuenta que la constitución de la Iglesia no se la damos nosotros sino el Señor. Cada uno puede opinar como quiera, pero quien dirige a la Iglesia es el Espíritu por medio de la Jerarquía. También es posible que vuelva sobre ello.

Juan Pablo II en su "Ordinatio Sacerdotalis" define claramente la cuestión. Dice así:

"Con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia."(O.S. 4)

Un año después, la Congregación para la Doctrina de la Fe en su respuesta a una consulta del episcopado estadounidense, señalaba que esta enseñanza ha sido considerada "infalible por el Magisterio ordinario y universal de la Iglesia". "Infalible" quiere decir que la Iglesia la presenta como verdad segura y sin posible error. Y no hay Papa ni Concilio que pueda enseñar algo contrario. Y si ni un Papa ni un Concilio lo pueden cambiar, menos, un cristiano o grupo de cristianos.

Como indicaba al principio, no hay fe a la carta.

José Gea
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