Ya no está

Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27

Felicito a los miembros de la redacción de nuestro diario en Jaén por haber escrito unas crónicas bellas y reales de las varias procesiones, que han podido salir a la calle durante la Semana Santa, así como los oficios fúnebres de las hermandades que se han quedado varadas en los templos a causa de la continua lluvia abrileña.

Esta misma agua celestial ha segado la vida del gran maestro Manuel Alcántara, quien ha fallecido a los 91 años en su Málaga natal. Descanse en paz el gran columnista de la contraportada de IDEAL, cuyo texto leía antes que los titulares de la portada. Siempre he admirado su fineza literaria, su sintética expresión, y su ausencia de enemigos.

El Divino Maestro Jesús de Nazaret, a quien hoy honramos resucitado de entre los muertos, tras pasar su dolorosa Pasión y Muerte, decía que cuando nos den en una mejilla que pongamos la otra para demostrar al adversario que no tememos a nadie.

A Manuel Alcántara, poeta y cronista de veladas de boxeo, deporte por el que sentía una gran afición, nunca se le ocurrió utilizar su pluma a modo de espada de doble filo para herir, amargar, entristecer y buscarse enemigos entre los millones de sus lectores. Con una dominación del lenguaje corto y conciso bromeaba e ironizaba sin hacer sangre, ni producir fuego exterminador para nadie, aunque se le avizorase en el trasfondo. El maestro ya no está.

El fuego deslumbrante sí ha aparecido estos días santos. La catedral parisina, Notre Dame, ha sufrido un incendio que la ha dejado para ser restaurada durante varios años. Esta situación ha despertado en algunos el afán pirómano yacente en el esqueleto español, tan dado a llevar o una vela tras el trono de la imagen amada, o una tea tras la turba incontrolada que buscaba un templo al que poner a arder por los cuatro costados.

La nación francesa, laicista en sus textos legales fundamentales, propietaria de la catedral parisina desde 1905, vuelta de espaldas a los desmanes cometidos contra otros edificios religiosos en los últimos meses, ha sufrido un dolor precordial que la ha puesto firme ante una situación imprevista, pero real como la vida misma. La reconstrucción de Notre Dame está asegurada por ley, más que por convicción religiosa. Porque, ahora, nos podemos preguntar: ¿En caso de haber sido el incendio en una catedral postinera española, la unidad nacional, es decir, desde la cúspide a la base, hubiera reaccionado como han hecho nuestros vecinos del norte?. Lo dudo mucho, pero mejor es evitar la ocasión, y así no cometeremos ningún pecado.

Ha escrito un buen amigo de Manuel Alcántara que la última vez que lo visitó en su casa encontró un bloc de notas, donde leyó: “La España necesaria”. Buen título comenta José Luís Garci en las páginas de Abc. Con ese deseo el maestro de columnistas se ha ido en silencio, pensando que nadie sobra en una España, madre de sus hijos cercanos y lejanos más allá del charco, cultivadora del arte, la literatura, el periodismo y todas las bellas artes. Esa España que grita hoy con voz ronca  y rota de cantar saetas: ¡Viva, Cristo Resucitado de entre los muertos¡

Tomás de la Torre Lendínez