El Rey va desnudo
El Rey va desnudo
El rey va desnudo
Que nadie piense mal, …o bien según se mire. El mensaje del post que estas leyendo, querido y amable lector, nada tiene que ver con el actual jefe del estado español (como ahora gusta decir), sino con aquel grito que dio el niño del cuento de Hans Cristian Andersen “El traje nuevo del emperador”.
Hoy, más que nunca, estamos llamados a ser como este niño: simples, elementales, claros, desacomplejados y apegados a la verdad de las cosas, independientes y seguros, campanarios y no veletas.
Nos rodean aquellos que se esfuerzan en ser políticamente-correctos por esnobismo, por no parecer tontos o antiguos o, tal vez, porque, simplemente, se sienten amenazados y prefieren seguir camuflados para ver si les permiten seguir viviendo en el instante siguiente.
Así que, sin faltar a la caridad, más bien guiándonos por ella, digamos una y otra vez que…
Moralmente las cosas no son constitucionales e inconstitucionales, ni democráticas o antidemocráticas: son Buenas o Malas según se atengan o no a la Ley Natural y al Derecho Divino Revelado.
Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
Existe la Verdad, que además es accesible a la razón humana, más allá de las simples opiniones.
Las opiniones hay que pesarlas, mejor sopesarlas y no solo contarlas. Porque una mentira sea repetida muchas veces, e incluso creída por casi todos, no se transforma en realidad.
La Iglesia esta formada por pecadores, pero al mismo tiempo es el cuerpo místico de Cristo, el pueblo de Dios Padre, vivificado por el Espíritu Santo y es Santa, Católica y Apostólica.
Fuera de la Iglesia no hay salvación, el ecumenismo no es un dialogo entre iguales, es el dialogo, amoroso, de una Madre con sus hijos separados de la única familia verdadera.
Jesucristo es el único capaz de salvar al hombre, de dar sentido y plenitud a su vida y de llevarlo al Cielo.
La Sagrada Liturgia no es propiedad del párroco, o del iluminado de turno, que decide ser “creativo”.
Jesucristo fue, es, un personaje histórico, que realmente existió, murió y resucitó. El Evangelio describe hechos reales que no son meras parábolas o leyendas elaboradas tardiamente por la comunidad cristiana. Cualquier teólogo debe tener como guía de su producción intelectual y enseñanza la Escritura, la Tradición y el magisterio de la Iglesia a sabiendas de que cualquier enseñanza que se aparte de ellas es simple y llanamente una mentira.
En la Iglesia no hay diversas corrientes o sensibilidades, hay fidelidad o infidelidad al Papa, ¡así de sencillo!.
El 18 de julio no fue un golpe de estado militar o fascista, simplemente, media España no se resignó a que la liquidaran y se defendió, legítimamente, en una guerra que fue ganada y que dio como resultado un régimen, que ciertamente fue una dictadura, con cosas malas pero con otras muchas cosas buenas, en la que se gozó de un gran desarrollo económico y social, de seguridad y de un alto grado de libertad individual.
La Iglesia no apoyó a un bando, ni tenía intereses ocultos, sencillamente en media España gozó de libertad y protección mientras que en otra media sufrió martirio y persecución.
La segunda Republica no fue democrática ni en sus orígenes ni en su final y nunca fue esa especie de paraíso de libertad en que alguno la quiere, ahora, transformar.
El ser humano es un ser espiritual, tiene alma, y corporal, hombre o mujer.
El embrión, desde el mismo instante de la fusión de los gametos, es un ser humano diferente de la madre, único, irrepetible y personal, dotado de inteligencia, memoria, entendimiento y voluntad.
El matrimonio es la unión estable de un hombre y una mujer que de mutuo a cuerdo se donan el uno al otro para formar una familia abierta a la vida.
Y entrar en mayores discusiones es hacer excesivas concesiones. Muchos me tacharán de extremista, ultra, retrógrado, simplón o tal vez de idiota, he de decir que me importa menos que un comino, ya estoy harto de tanta tontería o como dice Ramón, personaje interpretado por Antonio Resines en la película Acción Mutante, de que hoy “todo el mundo sea tonto o moderno”. ¡Basta Ya!, ¡Nunca Mais!
Germán Menéndez
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