EN EL MONASTERIO DE TOLEDO, CASA MADRE DE LA ORDEN CONCEPCIONISTA
«Te quiero para Mí» (Mártires Concepcionistas franciscanas)
Desde el año 2015 la iglesia conventual de la Casa madre de la Orden de las Concepcionistas franciscanas de Santa Beatriz de Silva custodian los cuerpos de dos mártires a las que la Iglesia ha reconocido el pasado 22 de junio como mártires de Cristo.
Las dos pertenecían a la comunidad concepcionista de El Pardo. Eran hermanas carnales, naturales de Avedillo (Zamora): la beata Madre Inés de San José, de 47 años, y la beata sor María del Carmen de la Purísima Concepción, de 41 años. Fueron martirizadas en Vicálvaro el 21 de agosto de 1936. Los cuerpos de las otras doce mártires nunca pudieron ser encontrados.
El 6 de julio, monseñor Braulio Rodríguez Plaza, como arzobispo de Toledo presidía la misa de acción de gracias en la Casa Madre de Orden, en Toledo, por la beatificación de 14 mártires concepcionistas. Antes, el 29 de junio, la semana siguiente a la ceremonia de la Almudena había sido monseñor José Carballo, OFM, Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, quién también celebro la santa Misa en acción de gracias.
Luego, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid, presidió el pasado 17 de agosto la santa misa en el monasterio de monjas concepcionistas de Toledo, en la solemnidad de santa Beatriz de Silva, la fundadora de la Orden.
Tras la eucaristía inauguró una pequeña muestra que recuerda el testimonio martirial de las nuevas beatas, y en la que se pueden contemplar diversos objetos que pertenecieron a las comunidades de las mártires. La exposición, en el interior de la iglesia del monasterio toledano, que lleva por título «Te quiero para Mí», puede ser visitada, previa solicitud para concertar día y hora, escribiendo al correo: casamadretoledo@gmail.com o llamando al teléfono 925 221 321.
Finalmente, el nuevo capellán del Monasterio, monseñor Juan Manuel Sierra López, ha sido el encargado de bendecir el cuadro realizado por el pintor granadino y profesor de bellas artes Luis Ruiz Rodríguez, para ser colocado en la iglesia.