Se me pasa el arroz
Se me pasa el arroz
En la actualidad, por las circunstancias que sea, que son variadas y no es el momento de analizar, se está retrasando la edad de la boda.
Eso no quiere decir que se retrase la edad del noviazgo. En nuestra sociedad, el que no tenga pareja a una edad muy temprana, parece que esta fuera de órbita y empieza la preocupación. Las madres se muestran felices, en la mayoría de los casos, de que sus hijas e hijos, a edad temprana, ya estén con pareja, e incluso presumen de ello. Podemos decir que hay prisa por echarse novio.
Lo cual lleva consigo que muchas parejas tengan noviazgos excesivamente largos, cosa que, según bastantes expertos, no es recomendable. O que, por otra parte, como la edad de casarse es tardía, haya personas que no tengan ganas de comprometerse hasta una avanzada edad. En muchos casos, estas ganas vienen porque su reloj biológico empieza a apretar: se me pasa el arroz.
Se empieza a buscar novio con prisa, hay que encontrarlo cuanto antes. Cuando se encuentra, es bastante probable que se tenga mucho miedo a perderlo.
Si lo pierdo, cada vez es más difícil encontrar otro y se me pasa el arroz.
Este pensamiento es bastante lógico, pero tiene algo de chantaje con uno mismo. Se tienen más prisas, baja uno la exigencias en lo que buscaba. Se pasan por alto defectos que pueden ser graves para la convivencia posterior. El objetivo ya no es conocer a una persona con la que compartir mi vida, que vaya a ser el futuro padre de mis hijos. Se ha cambiado el punto de mira, el objetivo es casarse.
Estas relaciones, por una parte tienen la ventaja de que, al ser más mayores, los novios se pueden conocer en menos tiempo, pero cuando el objetivo es casarse, es bastante probable que los novios se conozcan menos. Se dicen que con la edad que tienen no pueden estar mucho tiempo de novios y todo va muy acelerado. Poco profundo, muy superficial.
Hay que tener mucho cuidado con los relojes biológicos, juegan muy malas pasadas, se pueden tener noviazgos muy superficiales y tan cortos que no dejan tiempo para que el amor se asiente.
Se tienen relaciones sexuales, hay que comprobarlo todo, se dicen con una inseguridad grande.
Y esas personas que no tenían prisa, que no querían comprometerse, ¡había que vivir!
se chantajean a si mismas con unas prisas y un pasar por alto todo, que en muchos casos - lo veo con mucha frecuencia- van a unos matrimonios que son un pozo de sufrimiento, que hubiera sido evitable con otro planteamiento vital.