Lunes, 25 de noviembre de 2024

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Durante este verano vamos a ir descubriendo cosas curiosas que nos ofrecen las hemerotecas

Un verano por la hemeroteca (4a): el párroco de Monfarracinos

por Victor in vínculis

MONFARRACINOS es un municipio de la provincia de Zamora, en la comarca de Tierra del Pan.

Estampa, publica el 13 de enero de 1934, en portada y en varias páginas la historia del sacerdote Rafael Rodríguez Maés, párroco de Monfarracinos (Zamora). Esta es la nueva historia: «¡Cincuenta años de párroco rural! Es el título de una información que se publica en las páginas 3, 4, 5 y 6, donde se relata la vida de un humilde cura de aldea, de Monfarracinos, que acaba de celebrar sus bodas de oro sacerdotales».

MEDIO SIGLO DE CURA RURAL

¡Diez y ocho mil doscientas cincuenta misas!

Diciembre de 1883. Una diligencia avanza por la carretera de Alcañiz sobre una fina capa de nieve. Bien arropados en mantas, los viajeros esperan pacientemente el fin del viaje. La noche empieza a ocultar el áspero paisaje de la sierra aragonesa.

En uno de los asientos, un cura muy joven, alto y recio, permanece silencioso. Al través de los cristales empañados contempla los campos que pasan lentos. Unos trabajadores saludan desde la cuneta, y él los sigue con su mirada. Recuerda sus años mozos, pasados en el campo, la casa familiar…

Los caballos escurren sobre el suelo helado al subir un agrio repecho. Gritos de los mozos, breves chasquidos del látigo que cortan el viento frío del páramo… A lo lejos, unas luces nacen en la noche con débil resplandor.

La cara cubierta por el manteo, la frente apoyada sobre el cristal de la ventanilla, el muchacho sigue evocando su juventud, que va a concluir dentro de unas horas. Del pueblo natal, un pueblecito que se llama Casaseca de las Chanas, fue un día conducido por sus padres al seminario de Zamora. Allí estudió con afán, porque en su casa le habían inculcado la idea de que no hay carrera más gloriosa que la de servir a la religión. Como premio a sus esfuerzos le aguarda ahora en Alcañiz un puesto de coadjutor.

Este campesino recio, de inteligencia viva y maneras agradables, se llama Rafael Rodriguez Maés. De Alcañiz pasa, y con cargo de ecónomo a Castronuño. De Castronuño a Pozoantiguo. En 1890 va, al fin, a Monfarracinos, lugar próximo a Zamora, donde le espera, como primera sorpresa, una iglesia de tierra que está a punto de venirse abajo.

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