Orar con el móvil
Para la persona que quiere de verdad comunicarse con Dios, todo converge a hacer realidad su determinación. El teléfono móvil, lejos de ser un motivo de distracción, de diversión o evasión, puede ser un eficaz medio para relacionarse con Dios.
En cualquier lugar que uno se encuentre, sentado en una iglesia frente al sagrario, descansando a la orilla del mar, a la sombra de un árbol en un bosque frondoso, en lo alto de una montaña o solo en su habitación etc , nadie le impide sacar el móvil y hacer una llamada personal a Dios: “Aquí estoy, Padre bueno. Soy tu hijo que te quiere, te adora, te ama, te da gracias y te glorifica. Vengo a hablar un poco contigo”.
Dios siempre está a la escucha, esperando día y noche que un hijo o hija suyos le interpele, para exponerle con naturalidad y sencillez los problemas que le ocupan o preocupan. De esto se trata precisamente. Esto es orar.
Invitaría a que con frecuencia se pusiera uno en la presencia de Dios y abriendo la AGENDA de su móvil, iniciase su oración, sin prisas y con plena confianza.
Todos tenemos en lista los nombres de los parientes, amigos, personas conocidas o que se relacionan con nosotros. Hermosa tarea es pasar lista uno por uno, hablando a Dios de cada persona conocida, esté próxima o lejana, sana o enferma, triste o alegre, con sus ocupaciones y preocupaciones. El hablar y pedir por los demás es una de las maneras más bonitas de orar y agradables a Dios, pues experimentamos lo que es el dogma de la comunión de los santos.
En cualquier lugar que uno se encuentre, sentado en una iglesia frente al sagrario, descansando a la orilla del mar, a la sombra de un árbol en un bosque frondoso, en lo alto de una montaña o solo en su habitación etc , nadie le impide sacar el móvil y hacer una llamada personal a Dios: “Aquí estoy, Padre bueno. Soy tu hijo que te quiere, te adora, te ama, te da gracias y te glorifica. Vengo a hablar un poco contigo”.
Dios siempre está a la escucha, esperando día y noche que un hijo o hija suyos le interpele, para exponerle con naturalidad y sencillez los problemas que le ocupan o preocupan. De esto se trata precisamente. Esto es orar.
Invitaría a que con frecuencia se pusiera uno en la presencia de Dios y abriendo la AGENDA de su móvil, iniciase su oración, sin prisas y con plena confianza.
Todos tenemos en lista los nombres de los parientes, amigos, personas conocidas o que se relacionan con nosotros. Hermosa tarea es pasar lista uno por uno, hablando a Dios de cada persona conocida, esté próxima o lejana, sana o enferma, triste o alegre, con sus ocupaciones y preocupaciones. El hablar y pedir por los demás es una de las maneras más bonitas de orar y agradables a Dios, pues experimentamos lo que es el dogma de la comunión de los santos.
Comentarios