«Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»
Reflexión de la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo
«Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.»
Queridos hermanos,
Estamos celebrando la fiesta del Corpus Christi, instituida por la Iglesia para adorar, alabar, bendecir y dar gracias al Señor por el Sacramento Eucarístico que nos dejó Jesús de Nazaret, donde Él nos amó hasta el extremo hasta donar su cuerpo y su sangre. Cristo se hace carne y se sacrifica por la vida del mundo, de esta forma pone en crisis la sabiduría de los hombres, es decir, el esfuerzo del hombre; de allí que necesitamos siempre contar con Dios. “¿A dónde vamos a ir?, si solamente tú tienes palabras de vida eterna”, dice San Juan 6,68. De ahí que Jesús asumió nuestra humanidad y se dejó educar en el crisol del sufrimiento para dar fruto como grano de trigo, que tiene que morir en la tierra. Esa es la gracia que nos ofrece el Señor en la festividad del Corpus Christi. Jesús tiene el poder de derribar las barreras que nosotros tenemos entre vecinos o entre parientes, en el matrimonio o con el que convivimos. Era tal la transformación que tenía el Evangelio en los cristianos que, como dice un padre de la Iglesia, “mirad cómo se aman”, estos cristianos están dispuestos a morir unos por otros. Esta adoración eucarística tiene el poder de destruir nuestro yo para poder pasar al tú, que es Jesús de Nazaret.
En la primera Palabra tomada del libro del Génesis, se ve a Melquisedec rey de Salén, era sacerdote del Dios altísimo y por eso ofreció pan y vino y bendijo a Abrahán, que volvía de una victoria en batalla. De esta forma Abrahán mismo, le dio el diezmo de todos sus bienes. Hermanos, qué importante es bendecir al Señor con el Sacramento del pan y el vino.
Por eso respondamos con el Salmo 109: “Tú eres sacerdote eterno”. Esto está dicho a Cristo y es lo que Él nos deja de herencia a los cristianos.
La segunda Palabra que está tomada de la Carta de San Pablo a los Corintios, nos narra lo que es la eucaristía. La noche que iba a ser entregado, tomo pan y dijo: Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Por eso hermanos, Él tiene poder para transformar nuestro cuerpo, nuestra debilidad en sobre naturalidad. Por eso cada vez que comemos y bebemos es Él el que transforma nuestros pecados en gracia, quien come de este pan, vivirá para siempre.
El Evangelio de San Lucas dice que Jesús estaba hablando del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. Nosotros hoy necesitamos ser curados por el cuerpo y la sangre de Cristo. Esta palabra que dice Cristo: “dadle vosotros de comer”, también nos la dice a nosotros. Demos de comer a esta generación, a nuestro mundo, que es incrédulo, no cree. Es muy importante los cinco panes que significan la Torá, es decir, los cinco primeros libros de la escritura, y los dos peces, el nombre de Cristo, Ichthys. El que come la palabra y el cuerpo de Jesús, se transforma en otro Cristo, Él tiene poder de dar de comer a todos los que están esclavos o que no tienen esperanza. Y dice que el Señor los manda a sentar en grupos de 50. Cristo quiere que nos conozcamos, que haya una relación, una comunidad.
Hermanos que esta fiesta os ayude a recibir gratis la plenitud del Reino de los Cielos.
+ Con mi bendición.
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao