Hace un año y medio pudimos ver en las redes Sirenas de Ciudad, videoclip promocional de la película La Sirvienta, que se estrenaba meses después, en 2023. El artista Sergio Cardoso, actor en la película interpreta la historia de esta fascinante mujer a través de este tema.
El prestigioso director nacional PABLO MORENO llevaba a la pantalla la vida de santa Vicenta María López y Vicuña (1847-1890) fundadora de la Congregación de Hijas de María Inmaculada para el Servicio Doméstico, llamadas hoy Religiosas de María Inmaculada.
Por fin he tenido ocasión de comprar el DVD y verla en este Miércoles Santo. De nuevo Pablo Moreno consigue atrapar nuestras miradas en la vida de una santa para conocer su carisma y, en definitiva, más sobre la historia de la Iglesia de nuestra nación.
En la web promocional de La Sirvienta leemos en la sinopsis:
«Vicenta María que vivió hace casi 200 años. Desde muy niña sintió una llamada proteger a otras mujeres de su época, que no contaban con sus mismas oportunidades y buscaban emigrar desde sus pueblos a las grandes ciudades…en muchos de los casos con poca fortuna.
Lera, empleada del hogar que escapó de Ucrania, por su parte acaba de ser detenida acusada de robo. En la cárcel conoce a Julia y Mihaela dos prostitutas a las que les cuenta la historia de la mujer que le ha cambiado la vida. ¿Puede la decisión de una mujer cambiar el rumbo de la historia de otras miles?».
SANTA VICENTA MARÍA LÓPEZ Y VICUÑA
Nació el 22 de marzo de 1847, en Cascante (Navarra). Su adolescencia comienza en Madrid, al lado de sus tíos, porque para sus padres, proporcionar una buena y completa formación a su única hija, es de más valor que la satisfacción de tenerla en el hogar y esto les mueve a depositar en los tíos su confianza. Acompaña a su tía en sus obras benéficas y, de este modo, entra así en contacto con el mundo del dolor, de la miseria, del abandono y la soledad. El siglo XIX España vive una gran ebullición social: la aparición de la industria lleva al comienzo del éxodo campesino. Tía y sobrina, captan pronto las dificultades de las jóvenes que llegan de la zona rural, sin más patrimonio que su persona y con falta de preparación cultural, profesional y religiosa.
El 11 de junio de 1876, fiesta de la Santísima Trinidad, Vicenta María con un grupo de compañeras, dé el paso a la fundación de la nueva congregación. Pronto, tan sólo después de catorce años de esta fecha, una grave enfermedad amenaza su vida y con sólo 43 años, fallece en Madrid un 26 de diciembre de 1890. Acepta la muerte con la serena alegría de quien sabe que ha cumplido la Voluntad del Padre y deja abierta la puerta a tantas adolescentes y jóvenes que a lo largo de los años han encontrado acogida, hogar, formación y trabajo en sus Casas.
Fue canonizada por san Pablo VI el 25 de mayo de 1975. Sus restos mortales se encuentran en la Casa Madre, en el nº 97 de la madrileña calle de Fuencarral.
QUÉ PASO CON SU VENERADO CUERPO EN EL MADRID DE 1936
Enseguida, por defecto profesional, viene la pregunta. Si muere en Madrid en 1890, ¿qué pasó con su cuerpo 46 años después, durante los días de la persecución religiosa?
El 26 de diciembre de 1890 muere santamente Vicenta María. Ni por un momento, durante su larga y penosa enfermedad, dejó de hacer idealmente la vida de comunidad. Su cadáver estuvo expuesto durante siete días -"incorrupto, flexible y sonrosado", rezan los textos de la época-, [la foto, sobre estas líneas] y puede decirse que ante él desfiló todo Madrid. El 1 de enero de 1891 el cortejo fúnebre se dirige al nicho nº 1.607 del patio de San Millán del Cementerio madrileño de San Isidro.
Dos años más tarde regresan a la Casa Madre los restos mortales de la Madre Fundadora que quedan depositados en la pared de la Capilla de la planta baja.
En agosto de 1898 tiene lugar el traslado de los santos restos a la nueva Capilla en la primera planta de un pabellón construido en el jardín de la calle de Fuencarral.
El 19 de febrero de 1915 La Hormiga de Oro nos informa en su edición del 13 de marzo de 1915 del inicio del proceso de canonización:
En 1925, en la solemnidad de la Asunción, tiene lugar un nuevo traslado al que se creyó sepulcro definitivo para los restos mortales de santa Vicenta María en la nueva Iglesia de la Casa Madre con acceso directo desde la calle en el ángulo formado por la de Fuencarral y Divino Pastor. Las religiosas de María Inmaculada contemplaron por última vez, a través del cristal del féretro, el cuerpo incorrupto de santa Vicenta María antes de que lo introdujeran en valioso sarcófago de madera obra de los talleres Granda.
En marzo de 1931 se llevó a cabo la primera exhumación para el reconocimiento del cadáver de la Madre Fundadora con la sorpresa de ver el deterioro de aquel cuerpo que seis años antes sus hijas habían contemplado incorrupto.
Dos meses más tarde, el giro que iba tomando la nueva situación social y política, tras la proclamación de la II República, hizo que la Madre decidiera poner a salvo los restos mortales de la santa y los hizo trasladar al domicilio de la IV Condesa de Vigo, doña Josefa Tenreiro-Montenegro García de la Hoz. La Condesa, soltera y sin hijos, vivía en Madrid con su hermana Dolores, en el piso principal de la casa nº 21 en la calle de Génova, en Madrid.
En agosto de 1936, la caja que contenía los restos acabó en el Museo del Prado. Al finalizar la contienda don José Arte Pérez y las Madres María de San Luis de Caso, María Enriqueta Contreras y María de la Natividad Ballester recogieron en el Museo del Prado la caja que contenía los restos mortales de la Madre Fundadora.
Como quedó en 1950 y se puede venerar hoy en la Casa Madre, en el nº 97 de la madrileña calle de Fuencarral, viene descrito en este artículo: