Bolas de fuego
Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27
En la sección de Ciencia de nuestro diario ha aparecido una información muy importante. Tanto en Jaén, como en Granada, durante la noche del 11 de noviembre, en el espacio de dos horas, hemos podido ser víctimas de unas “pedradas” o bolas de fuego desprendidas de un asteroide a muchos kilómetros de velocidad, que al chocar contra la atmósfera se desintegraron en polvo celestial. La noticia estaba acompañada de sendos vídeos, emitidos por los observatorios instalados en Granada, Toledo y Almería. Pruebas evidentes del asunto.
Nos hemos librado de esas invasiones siderales, pero no podremos eludir la reata electoral andaluza echada a rodar el pasado jueves. Ahora el mercadeo del voto clientelar, tan propio de Andalucía, el voto cautelar, tan notorio ante nuevas marcas sin estrenar, y el voto familiar, o abstención, tan numeroso como los anteriores, inundarán nuestros ojos, oídos y buzones.
La Doctrina Social de la Iglesia nos recuerda el deber que tenemos los católicos a la hora de votar cooperando al bien común de la comunidad política, invitando a superar el abstencionismo y a elegir a quienes consideremos que son los más aptos para sacar adelante las situaciones de injusticia, paro laboral, pobreza, enfermedad, analfabetismo o marginación existentes en el marco de la geografía andaluza. Los católicos no debemos escondernos en el caparazón individualista de creer que los problemas de la tierra del Sur de España la deben arreglar otros, justificados en que somos transeúntes por este valle de lágrimas camino del Cielo. A esta tentación responde sabiamente el evangelio de este domingo cuando en San Marcos 13, 24-32, nos dice que ignoramos el día, y la hora, en que llegue el final la historia humana. Solamente el Padre lo sabe al detalle. Conocemos los cristianos que ninguna de las ofertas políticas sea tampoco plenamente conforme con el ideal evangélico, ni siquiera con el ideal racional de un orden social cabalmente justo, sin embargo, unas lo son más y otras lo son menos. Es necesario hacer un esfuerzo y optar por el bien posible. Por esto la Doctrina Social de la Iglesia nos recomienda: «El fiel laico está llamado a identificar, en las situaciones políticas concretas, las acciones realmente posibles para poner en práctica los principios y los valores morales propios de la vida social». Nº 568.
No podemos caer en la apatía, la desgana, la irresponsabilidad o en el autoengaño de suponer que los que más saben sobre la política regional son los llamados a acudir a meter su voto en la urna durante la jornada electoral. Porque entonces los católicos estamos demostrando ser unos ciudadanos alejados de la realidad humana y social, importándonos una higa los dramáticos problemas que aquejan a la región andaluza, situada en el furgón de cola de todos los parámetros sociales, educativos y económicos, medidos y publicados por la Unión Europea.
No huyamos, por lo tanto, de la cola de los comicios regionales, sobre todo de estos donde nos jugamos un ensayo pequeño de los que vendrán en los meses próximos. La noche del 11 de noviembre nos libró la atmósfera de salir apedreados por las bolas de fuego, porque la creación de Dios es perfecta. Sin embargo, la estructura de la comunidad política regional tiene tantos agujeros como la alcachofa de la ducha que nos hemos echado esta mañana.
Tomás de la Torre Lendínez