Antífona de comunión TO-II.1/ Sal 23 (22),5
por Alfonso G. Nuño
Preparas una mesa ante mí y mi copa rebosa (Sal 23 (22),5).
La copa hecha por manos de orfebre rebosa ahora no por simple abundancia de vino, sino porque desborda divinidad, contiene a su creador. Y yo, como copa que recibe a Cristo en alimento, también reboso. Sí, es verdad que soy continente del que ha querido hacerse mi contenido, pero se ha hecho contenido sin dejar de ser mi continente. Reboso divinidad porque Él me desborda incluso dejándose celar en mi interior, mas también porque me lleva más allá de donde yo puedo llegar solo: viniendo a mí, me lleva a Él.