Hoy el reto del amor es que, cuando te veas pensándotelo dos veces, des el salto.
por El Reto Del Amor
Año del Señor 2018
10 de abril
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
DA EL SALTO A LA VIDA
¡Menuda tromba de agua cayó ayer! Estuvo todo el día lloviendo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.
A la tarde, justo antes de ir a Vísperas, bajamos Joane y yo a la puerta del Noviciado que da a la huerta.
Mientras ella se entretenía dentro con algo, yo me asomé mirando de un lado a otro. Me encantaba el paisaje, todo verde, la hierba alta, un olor intenso a lluvia... pero por mi mente cruzaban otros pensamientos: “Uf, no voy a salir, porque, con lo mojado que está todo, me voy a poner...”, “Además, luego toda la casa se llena de barro...”
Y de repente, sin apenas verla pasar por mi lado, salió Joane con Jubi disparada hacia la huerta.
¡Qué bueno! Ella es que ni se lo pensó; ni le importó que lloviera, ni veía el barro de los zapatos, tan solo salió.
Me impactó mucho, dado el diálogo interno que había en mí. Me di cuenta de que, si me quedaba en la sala, me lo iba a perder. Quedarme suponía aislarme en la “zona de confort” en lugar de salir a disfrutar; suponía ser “mayor” en lugar de volverme niña...
Así que di un paso adelante, y luego otro... y me fui con ellas a pasear bajo la lluvia y sobre el césped.
Era verdad, volvimos con los pies empapados y las zapatillas llenas de barro, pero, ¡qué gozada! Después fue tan sencillo como subir con las deportivas en la mano y, como justo tocaban para Vísperas, nos cambiamos la ropa, ¡y listo!
Qué impactante, porque cuántas cosas dejamos de hacer cuando nos hacemos “mayores”. Pasamos todo por la razón antes de ejecutarlo, medimos nuestras fuerzas, calculamos... pero la conclusión que sacamos muchas veces supone eso, quedarnos en la zona de confort.
Cada día me doy más cuenta de que, para vivir y ser feliz, para amar, no puedo hacerlo desde esa postura, porque el amor siempre requiere más de lo que puedo dar desde mi comodidad. Además, ese círculo, esa zona de confort, incluye un engaño, y es que nunca te hace feliz. La felicidad te espera fuera.
Jesús nunca tuvo zona de confort, no paraba (y ahora no para) y, como no tenía mucho tiempo, aprovechaba muchas noches, mientras los discípulos dormían, para orar al Padre. Pero tampoco dejaba quietos a los de su alrededor; no les prometió una vida cómoda, pero sí una Vida con mayúsculas. Y esta invitación nos la hace hoy también a nosotros.
Hoy el reto del amor es que, cuando te veas pensándotelo dos veces, des el salto. Quizá puedas mancharte con los barros de la vida, pero merece la pena correr el riesgo. ¡Apuesta por el Amor!
VIVE DE CRISTO
http://dominicaslerma.es/
¡Feliz día!
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación.
10 de abril
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
DA EL SALTO A LA VIDA
¡Menuda tromba de agua cayó ayer! Estuvo todo el día lloviendo, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.
A la tarde, justo antes de ir a Vísperas, bajamos Joane y yo a la puerta del Noviciado que da a la huerta.
Mientras ella se entretenía dentro con algo, yo me asomé mirando de un lado a otro. Me encantaba el paisaje, todo verde, la hierba alta, un olor intenso a lluvia... pero por mi mente cruzaban otros pensamientos: “Uf, no voy a salir, porque, con lo mojado que está todo, me voy a poner...”, “Además, luego toda la casa se llena de barro...”
Y de repente, sin apenas verla pasar por mi lado, salió Joane con Jubi disparada hacia la huerta.
¡Qué bueno! Ella es que ni se lo pensó; ni le importó que lloviera, ni veía el barro de los zapatos, tan solo salió.
Me impactó mucho, dado el diálogo interno que había en mí. Me di cuenta de que, si me quedaba en la sala, me lo iba a perder. Quedarme suponía aislarme en la “zona de confort” en lugar de salir a disfrutar; suponía ser “mayor” en lugar de volverme niña...
Así que di un paso adelante, y luego otro... y me fui con ellas a pasear bajo la lluvia y sobre el césped.
Era verdad, volvimos con los pies empapados y las zapatillas llenas de barro, pero, ¡qué gozada! Después fue tan sencillo como subir con las deportivas en la mano y, como justo tocaban para Vísperas, nos cambiamos la ropa, ¡y listo!
Qué impactante, porque cuántas cosas dejamos de hacer cuando nos hacemos “mayores”. Pasamos todo por la razón antes de ejecutarlo, medimos nuestras fuerzas, calculamos... pero la conclusión que sacamos muchas veces supone eso, quedarnos en la zona de confort.
Cada día me doy más cuenta de que, para vivir y ser feliz, para amar, no puedo hacerlo desde esa postura, porque el amor siempre requiere más de lo que puedo dar desde mi comodidad. Además, ese círculo, esa zona de confort, incluye un engaño, y es que nunca te hace feliz. La felicidad te espera fuera.
Jesús nunca tuvo zona de confort, no paraba (y ahora no para) y, como no tenía mucho tiempo, aprovechaba muchas noches, mientras los discípulos dormían, para orar al Padre. Pero tampoco dejaba quietos a los de su alrededor; no les prometió una vida cómoda, pero sí una Vida con mayúsculas. Y esta invitación nos la hace hoy también a nosotros.
Hoy el reto del amor es que, cuando te veas pensándotelo dos veces, des el salto. Quizá puedas mancharte con los barros de la vida, pero merece la pena correr el riesgo. ¡Apuesta por el Amor!
VIVE DE CRISTO
http://dominicaslerma.es/
¡Feliz día!
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación.
Comentarios