Mingote y Forges
La ideologテュa es el punto de vista contaminado. De tal modo es asテュ, que, para el cテ。ncer, la mala es la quimioterapia. Desde Zapatero abunda en Espaテアa un punto de vista sectario que linda con el disparate. ツEs tan razonable que un hombre de izquierdas escuche los informativos de la SER como delirante que el aficionado a los deportes que seguテュa en ese dial Tiempo de Juego permanezca en テゥl ahora que Paco Gonzテ。lez y Pepe Domingo Castaテアo forman parte de la COPE. Que yo sepa el bote neutral evidencia que el fテコtbol, Guardiola aparte, no es un espacio para dirimir cuitas polテュticas. Hablo del juego, no se su trastienda, pero parece como si el oyente que vota a Pedro Sテ。nchez sintiera que, en boca de Manolo Lama, las subidas de Marcelo son correrテュas de facha.
Por esta causa, el sectarismo ha impedido a media Espaテアa admirar a Mingote y a la otra admirar a Forges. Ambos dibujantes mantuvieron en vida una relaciテウn de cariテアoso respeto y ambos consiguieron que su orientaciテウn polテュtica, en nada coincidente, no convirtiera sus chistes en panfletos. En uno sublime que el primero publicテウ en ABC en la pasada dテゥcada, con Rodrテュguez en La Moncloa, un seテアor de cierta edad le explica a un coetテ。neo que, de sus tres hijos, el mayor dice que todos los rojos son gentuza y el mediano afirma que todos los conservadores son sinvergテシenzas. El menor tambiテゥn es gilipollas, concluye Mingote, con quien Forges compartテュa la mirada inteligente y el modo compasivo de retratar al espaテアol medio, que en sus dibujos era siempre un seテアor calvo y adorable. ツ
Huelga decir que si Mingote y Forges consideraban al espaテアol calvo y adorable es porque pertenecテュan a una テゥpoca en la que los varones, cuando estaban de juerga, se hacテュan fotos de broma con los botellines de Mahou a modo de maza, las seテアoras paseaban cogidas del brazo y todos los niテアos eran Chencho. Una テゥpoca de censores incapaces de atisbar la demoledora carga crテュtica de estos dos hombres libres que vivテュan figuradamente en la cテ。rcel no mテ。s que para reテュrse de ella. Y que, cuando salieron, nunca olvidaron de dテウnde venテュan. Nadie ha ironizado mejor que ellos sobre aquel de tiempo de Pepsi en el Retiro y, previsiblemente, nadie llegarテ。 a su altura porque los genios, ademテ。s de talento natural, necesitan para desarrollarlo vivir en un tiempo de Pepsi en el Retiro.ツ
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Por esta causa, el sectarismo ha impedido a media Espaテアa admirar a Mingote y a la otra admirar a Forges. Ambos dibujantes mantuvieron en vida una relaciテウn de cariテアoso respeto y ambos consiguieron que su orientaciテウn polテュtica, en nada coincidente, no convirtiera sus chistes en panfletos. En uno sublime que el primero publicテウ en ABC en la pasada dテゥcada, con Rodrテュguez en La Moncloa, un seテアor de cierta edad le explica a un coetテ。neo que, de sus tres hijos, el mayor dice que todos los rojos son gentuza y el mediano afirma que todos los conservadores son sinvergテシenzas. El menor tambiテゥn es gilipollas, concluye Mingote, con quien Forges compartテュa la mirada inteligente y el modo compasivo de retratar al espaテアol medio, que en sus dibujos era siempre un seテアor calvo y adorable. ツ
Huelga decir que si Mingote y Forges consideraban al espaテアol calvo y adorable es porque pertenecテュan a una テゥpoca en la que los varones, cuando estaban de juerga, se hacテュan fotos de broma con los botellines de Mahou a modo de maza, las seテアoras paseaban cogidas del brazo y todos los niテアos eran Chencho. Una テゥpoca de censores incapaces de atisbar la demoledora carga crテュtica de estos dos hombres libres que vivテュan figuradamente en la cテ。rcel no mテ。s que para reテュrse de ella. Y que, cuando salieron, nunca olvidaron de dテウnde venテュan. Nadie ha ironizado mejor que ellos sobre aquel de tiempo de Pepsi en el Retiro y, previsiblemente, nadie llegarテ。 a su altura porque los genios, ademテ。s de talento natural, necesitan para desarrollarlo vivir en un tiempo de Pepsi en el Retiro.ツ
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