Discernir en tiempos de oscuridad
La desolación espiritual
No siempre tenemos luz en la vida espiritual; a veces atravesamos momentos de oscuridad, lo que san Ignacio llamaba “desolación espiritual”. Son esos momentos en que no percibimos de un modo sensible a Dios, no tenemos luz en la oración, no nos apetece rezar ni vemos nada claro en el tema de la fe, y el alma parece que está perezosa, tibia y triste. Si eres creyente, sabrás a qué me refiero. Cuando uno vive una consolación espiritual, se llena de luz, de paz y de alegría, y parece que puede comerse el mundo; es un “subidón” de la vida espiritual. Pero luego llega la desolación y nos preguntamos, ¿qué he hecho mal? ¿será que lo que he vivido era mentira? ¿será todo una sugestión? ¿Dios me está castigando por algo que he hecho mal? Tan antiguo como la vida misma…
Causas de la desolación
Por eso san Ignacio nos dice las tres causas por las que uno puede entrar en desolación espiritual. La primera es por haber descuidado la vida espiritual; que no significa que si no has tenido tiempo para rezar porque tu vida es un desastre la culpa sea tuya. San Ignacio se refiere a un auténtico descuido, al pasotismo, a la autosuficiencia. La segunda causa es para ponernos a prueba, de modo que probemos nuestra fidelidad a Dios sin tantos regalitos espirituales, de modo que amemos al Dios de las cosas y no las cosas de Dios (para profundizar en este tema recomiendo leer mi blog No somos focas https://www.religionenlibertad.com/movil/articulo_rel.asp?idarticulo=44332). La tercera causa es para que nos demos cuenta de que tener consolación o luz espiritual no depende de nosotros; es decir, que es un don de Dios que Él da cuando quiere y como quiere, y que no depende de nuestra autosugestión. Hay gente que dice que cuando uno tiene una experiencia espiritual es por autosugestión. Me río yo de semejante memez. Porque por esa regla de tres, cada vez que me encontrase mal podría volver a autosugestionarme, autoinyectarme un chute de adrenalina espiritual y volver a estar de subidón; pero da la casualidad de que incluso cuando uno ha tenido hondas experiencias espirituales, después puede vivir momentos de oscuridad y las pasa canutas. Por lo cual lo de la autosugestión es una estupidez. No cedas ni un ápice al típico idiota que pretenda explicar tus experiencias espirituales desde la autosugestión, y coméntale que, si tanto sabe del tema, por qué no monta una clínica de autosugestión para que la gente pueda autoprovocarse la felicidad.
¿Qué hago para acertar en tiempos de oscuridad?
Pero en tiempos de oscuridad también tenemos que tomar decisiones y saber por dónde tirar, ¿verdad? Y eso en ocasiones es muy difícil. Quiero hacer la voluntad de Dios, pero no siento nada ni veo nada claro. ¿Qué debo hacer? ¡Dios no me habla! Aquí te dejo tres pistas sencillas para discernir en tiempos de oscuridad.
1. No tomar grandes decisiones ni cambiar de camino.
La primera, tomada de san Ignacio, cuando estés en desolación espiritual no tomes grandes decisiones, sino mantente firme en los propósitos y el camino que tenías antes de la desolación espiritual. Esto es FUNDAMENTAL. No sabes cuánto; de ello depende tu felicidad. Ejemplo: vas por un camino, y justo cuando llegas a una intersección de la que salen otros seis caminos cae la noche y no ves nada; como elijas un camino a ciegas es muy probable que te equivoques. Así que mejor espera a que se haga de día, y luego decides; es decir, en tiempo de desolación no tomes grandes decisiones, espérate a estar en consolación. Ejemplo: te hacen una foto con flash y el flashazo se ciega. Como te pongas a caminar así, te la pegas seguro. Espérate a que se pase el efecto del flash, y luego anda. Ejemplo: vas por un camino que sabes que lleva donde elegiste ir en un momento en que lo tenías clarísimo. De pronto, a mitad de camino se hace de noche, el camino es duro, hace frío, se hace cuesta arriba… Pues sigue adelante. Tenías claro dónde querías ir, ¿a que sí? De pronto el camino se hace duro, pero hay que seguir adelante. Si en ese momento decides dar la vuelta o salirte del camino, meterás la pata y te arrepentirás, porque no tomaste la decisión lúcidamente, sino a ciegas y en un momento de dificultad. ¡Pero es que eso es muy difícil! Ya, ya lo sé. ¿Quién te dijo que esto iba a ser fácil…?
2. Dios nos habla por los deseos y por las circunstancias
La segunda, tomada del padre Kentenich, Dios muchas veces nos habla por las voces del alma, es decir, por los deseos y anhelos del corazón. A veces esperamos un whatsapp divino que nos diga qué tenemos que hacer. Pero Dios muchas veces nos habla por nuestros deseos. Si tienes que tomar una decisión por narices (elegir una carrera, aceptar o rechazar una oferta de trabajo, elegir un master u otro…) y no ves claro qué quiere Dios, Él te hablará por los deseos de tu corazón. Ahí tienes que fiarte de ti. Además, Dios también habla por las circunstancias. Atento a ellas, y a los anhelos de tu corazón, decide. Así también te guía Dios.
3. Si buscas sinceramente la voluntad de Dios, no dejará que te equivoques
La tercera; si tú le encomiendas a Dios tu camino y le dices de corazón que quieres hacer su voluntad, y le pides que no te deje equivocarte, Él no te dejará. Así que busca en todo su voluntad y dile: “Señor, quiero hacer tu voluntad en esto, pero no sé cuál es. Voy a elegir esto, pero si no es tu voluntad, no permitas que lo haga”. Es todo un acto de fe. Y Dios, que es un Padre bueno, no dejará que la líes, sino que misteriosamente, por las circunstancias, guiará tu camino y no permitirá que resbale tu pie.
La desolación espiritual se pasa
Con estas tres sencillas indicaciones creo que se puede hacer un hermoso camino de discernimiento en medio de la desolación espiritual. Espero que te ayuden; y si te suscitan alguna duda, no repares en escribirme. ¡Ánimo! Rezo por ti. ¡Ah, y recuerda! La desolación espiritual siempre se pasa, siempre; todo se pasa. Al final vuelve la consolación. No creas que estarás siempre en desolación; eso es lo que parece cuando uno está mal, pero es un engaño del cuernitos. No le hagas caso. Dice san Ignacio que el que esté en desolación piense que será pronto consolado. No cedas a los pensamientos negativos. ¿Por qué Dios permite la desolación espiritual en este momento? Sólo Él lo sabe. Pero te aseguro que sabe lo que hace, y que es lo mejor para ti aunque no lo entiendas. ¡Ánimo! Con el tiempo verás y comprenderás muchas cosas que ahora no entiendes. Como decía un amigo, sé fiel, aunque sea a rastras.
No siempre tenemos luz en la vida espiritual; a veces atravesamos momentos de oscuridad, lo que san Ignacio llamaba “desolación espiritual”. Son esos momentos en que no percibimos de un modo sensible a Dios, no tenemos luz en la oración, no nos apetece rezar ni vemos nada claro en el tema de la fe, y el alma parece que está perezosa, tibia y triste. Si eres creyente, sabrás a qué me refiero. Cuando uno vive una consolación espiritual, se llena de luz, de paz y de alegría, y parece que puede comerse el mundo; es un “subidón” de la vida espiritual. Pero luego llega la desolación y nos preguntamos, ¿qué he hecho mal? ¿será que lo que he vivido era mentira? ¿será todo una sugestión? ¿Dios me está castigando por algo que he hecho mal? Tan antiguo como la vida misma…
Causas de la desolación
Por eso san Ignacio nos dice las tres causas por las que uno puede entrar en desolación espiritual. La primera es por haber descuidado la vida espiritual; que no significa que si no has tenido tiempo para rezar porque tu vida es un desastre la culpa sea tuya. San Ignacio se refiere a un auténtico descuido, al pasotismo, a la autosuficiencia. La segunda causa es para ponernos a prueba, de modo que probemos nuestra fidelidad a Dios sin tantos regalitos espirituales, de modo que amemos al Dios de las cosas y no las cosas de Dios (para profundizar en este tema recomiendo leer mi blog No somos focas https://www.religionenlibertad.com/movil/articulo_rel.asp?idarticulo=44332). La tercera causa es para que nos demos cuenta de que tener consolación o luz espiritual no depende de nosotros; es decir, que es un don de Dios que Él da cuando quiere y como quiere, y que no depende de nuestra autosugestión. Hay gente que dice que cuando uno tiene una experiencia espiritual es por autosugestión. Me río yo de semejante memez. Porque por esa regla de tres, cada vez que me encontrase mal podría volver a autosugestionarme, autoinyectarme un chute de adrenalina espiritual y volver a estar de subidón; pero da la casualidad de que incluso cuando uno ha tenido hondas experiencias espirituales, después puede vivir momentos de oscuridad y las pasa canutas. Por lo cual lo de la autosugestión es una estupidez. No cedas ni un ápice al típico idiota que pretenda explicar tus experiencias espirituales desde la autosugestión, y coméntale que, si tanto sabe del tema, por qué no monta una clínica de autosugestión para que la gente pueda autoprovocarse la felicidad.
¿Qué hago para acertar en tiempos de oscuridad?
Pero en tiempos de oscuridad también tenemos que tomar decisiones y saber por dónde tirar, ¿verdad? Y eso en ocasiones es muy difícil. Quiero hacer la voluntad de Dios, pero no siento nada ni veo nada claro. ¿Qué debo hacer? ¡Dios no me habla! Aquí te dejo tres pistas sencillas para discernir en tiempos de oscuridad.
1. No tomar grandes decisiones ni cambiar de camino.
La primera, tomada de san Ignacio, cuando estés en desolación espiritual no tomes grandes decisiones, sino mantente firme en los propósitos y el camino que tenías antes de la desolación espiritual. Esto es FUNDAMENTAL. No sabes cuánto; de ello depende tu felicidad. Ejemplo: vas por un camino, y justo cuando llegas a una intersección de la que salen otros seis caminos cae la noche y no ves nada; como elijas un camino a ciegas es muy probable que te equivoques. Así que mejor espera a que se haga de día, y luego decides; es decir, en tiempo de desolación no tomes grandes decisiones, espérate a estar en consolación. Ejemplo: te hacen una foto con flash y el flashazo se ciega. Como te pongas a caminar así, te la pegas seguro. Espérate a que se pase el efecto del flash, y luego anda. Ejemplo: vas por un camino que sabes que lleva donde elegiste ir en un momento en que lo tenías clarísimo. De pronto, a mitad de camino se hace de noche, el camino es duro, hace frío, se hace cuesta arriba… Pues sigue adelante. Tenías claro dónde querías ir, ¿a que sí? De pronto el camino se hace duro, pero hay que seguir adelante. Si en ese momento decides dar la vuelta o salirte del camino, meterás la pata y te arrepentirás, porque no tomaste la decisión lúcidamente, sino a ciegas y en un momento de dificultad. ¡Pero es que eso es muy difícil! Ya, ya lo sé. ¿Quién te dijo que esto iba a ser fácil…?
2. Dios nos habla por los deseos y por las circunstancias
La segunda, tomada del padre Kentenich, Dios muchas veces nos habla por las voces del alma, es decir, por los deseos y anhelos del corazón. A veces esperamos un whatsapp divino que nos diga qué tenemos que hacer. Pero Dios muchas veces nos habla por nuestros deseos. Si tienes que tomar una decisión por narices (elegir una carrera, aceptar o rechazar una oferta de trabajo, elegir un master u otro…) y no ves claro qué quiere Dios, Él te hablará por los deseos de tu corazón. Ahí tienes que fiarte de ti. Además, Dios también habla por las circunstancias. Atento a ellas, y a los anhelos de tu corazón, decide. Así también te guía Dios.
3. Si buscas sinceramente la voluntad de Dios, no dejará que te equivoques
La tercera; si tú le encomiendas a Dios tu camino y le dices de corazón que quieres hacer su voluntad, y le pides que no te deje equivocarte, Él no te dejará. Así que busca en todo su voluntad y dile: “Señor, quiero hacer tu voluntad en esto, pero no sé cuál es. Voy a elegir esto, pero si no es tu voluntad, no permitas que lo haga”. Es todo un acto de fe. Y Dios, que es un Padre bueno, no dejará que la líes, sino que misteriosamente, por las circunstancias, guiará tu camino y no permitirá que resbale tu pie.
La desolación espiritual se pasa
Con estas tres sencillas indicaciones creo que se puede hacer un hermoso camino de discernimiento en medio de la desolación espiritual. Espero que te ayuden; y si te suscitan alguna duda, no repares en escribirme. ¡Ánimo! Rezo por ti. ¡Ah, y recuerda! La desolación espiritual siempre se pasa, siempre; todo se pasa. Al final vuelve la consolación. No creas que estarás siempre en desolación; eso es lo que parece cuando uno está mal, pero es un engaño del cuernitos. No le hagas caso. Dice san Ignacio que el que esté en desolación piense que será pronto consolado. No cedas a los pensamientos negativos. ¿Por qué Dios permite la desolación espiritual en este momento? Sólo Él lo sabe. Pero te aseguro que sabe lo que hace, y que es lo mejor para ti aunque no lo entiendas. ¡Ánimo! Con el tiempo verás y comprenderás muchas cosas que ahora no entiendes. Como decía un amigo, sé fiel, aunque sea a rastras.
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