Los que atacan a LA RAZÓN
La noticia ha tenido una extraordinaria acogida por parte de casi todos. No falta un día en el que, desde las páginas de LA RAZÓN, políticos, académicos, obispos, escritores, líderes de movimientos católicos, deportistas e incluso actores (no los de la «zeja», evidentemente) se congratulen por el hecho de que, a partir de este domingo, LA RAZÓN haya incluido «L´Osservatore Romano» en su oferta de fin de semana. «Un hito en la historia del periodismo», lo han llegado a calificar algunos. El miércoles pasado, el propio Benedicto XVI recibía en audiencia a los presidentes del Grupo Planeta y al del diario con motivo del acuerdo entre LA RAZÓN y el rotativo vaticano.
Como decía al inicio, «casi todos», incluido el Papa, lo han celebrado. Sin embargo, a algunos parece que se les ha indigestado la noticia. Y, curiosamente, donde han arreciado más las críticas ha sido en algunos ámbitos católicos. No se alegran de que las palabras del Santo Padre vayan a llegar a cientos de miles de hogares españoles cada domingo. No. Lo primero ha sido comenzar una campaña contra el periódico. No es digno; no es lo suficientemente «bueno» para merecerlo. Ellos son los irreprochables, los intachables, los únicos realmente católicos y merecedores de llevar en sus páginas el suplemento del Papa. En las de LA RAZÓN, se puede contaminar.
No cuenta que, hace más de diez años, ese periódico apostara por la información religiosa y por el suplemento semanal «Fe y Razón», que se acerca a su número 500. No cuenta que figuren varios cardenales, obispos y especialistas entre sus colaboradores habituales. Pero, especialmente, no cuenta que, como decía anteriormente, la palabra del Santo Padre entre en miles de hogares españoles.
Me recuerdan a aquellos fariseos que veían con sus propios ojos el milagro del hombre con la mano seca y, aún así, pataleaban porque «Jesús lo había hecho en sábado». O a aquel otro pasaje de san Mateo: «Esta generación se parece a los niños sentados en la plaza, que gritan a otros: "Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos cantado lamentaciones, y no habéis llorado. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Tiene un demonio. " Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores"».
En fin, que en esa época, como en la nuestra, ya había muchos que eran más papistas que el Papa…
Álex NAVAJAS