1933, San Manuel desterrado en Madrid
Las Misioneras Eucarísticas Nazarenas han publicado una estampa con la novena a San Manuel González con esta magnífica foto y con la leyenda: Desterrado en Madrid, 1933. Debajo de la foto han puesto esta letanía del santo: Corazón de mi Jesús: pégame al “AHORA” de tu voluntad y gusto.
Gracias a las gestiones de la Hna. Mª Pilar Brieba acabo de recibir la foto. Me la envía desde Palencia la Hna. Ana María Palacios.
No hace un año peregrinamos con las Marías de las Sagrarios de la diócesis de Toledo a Palencia y allí nos encontramos a la incombustible Hna. Ana María, para enseñarnos el museo de San Manuel que las Nazarenas tienen en su casa. Como ya hemos escuchado en alguna otra ocasión a quien hace el recorrido del museo “la visita fue muy emotiva. La Hna. Ana María nos transmitió el legado de su obra en cada documento, en cada objeto, en cada cuadro, en cada fotografía, fue emocionante escucharla y comprobar la fuerza de su espíritu, tan arrolladora y vital”.
Le he pedido, tras recibir la foto, que me escribiese unas líneas comentándola. Y aquí os dejo su comentario:
San Manuel González en el pisito de C/ Blanca de Navarra, nº 5 de Madrid, donde pasó los últimos tres años de su largo destierro. 22 de noviembre de 1932 al 12 de octubre de 1935 día en que hizo su entrada como Obispo de Palencia.
Incendiado su Palacio Episcopal y expulsado de su Diócesis de Málaga el 11 de mayo de 1931, se refugió en Gibraltar donde estuvo 7 meses. Deseoso de volver a su Diócesis solo le permitieron residir en el pueblo de Ronda, pero por poco tiempo, otros 7 meses, también de aquí lo expulsaron y por mandato de la Santa Sede, tuvo que quedarse a vivir en Madrid. Él mismo nos dice cómo vivía allí:
«Paso mi vida en paz en este pisito que la Providencia me regala, entre mi Sagrario y mi despachito (todo muy chico)… Gracias a nuestro Amo bendito que nos dulcifica el destierro con su presencia real.… ¡Qué bueno es y cómo se hace sentir!»
Antes había escrito:
«Estamos sujetos por dos dedos de Dios. El dedo de su Providencia y el de su misericordia. Estamos como esos muñequillos que llevan sujetos por la cabeza; o esos otros «nicanores» que van tirándole de la cuerda y estiran y encogen las patitas. Pues así nosotros: unas veces al Peñón de Gibraltar, otras al Tajo de Ronda y así siempre a donde el Señor quiera». 5-3-32.
La mirada y la expresión de San Manuel en esta foto revela una dulce tristeza al mismo tiempo que la paz inalterable de que siempre gozó, aun en los momentos más trágicos. Así lo escribe la Srta. María Josefa Segovia, Directora General, en aquella época, de la Institución Teresiana:
«Como él mismo confesaba después de su trágica salida de la amada Diócesis de Málaga, en aquella noche de calvario, no solo no perdió la paz y la serenidad, sino tampoco perdió la sonrisa. No quería, -decía ingenuamente-, que el enemigo se llevara ese bocado».
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