Varón y mujer. Identidad y diferencia.
Me han pedido una definición de "varón" y "mujer" de cara a la vida pastoral. Vamos a ello.
El varón. Desde un punto de vista biológico el varón tiene cromosomas XY, los cuales le dotan de una constitución corporal y psicológica peculiares.
Los genitales del varón son externos y con una finalidad biológica de penetración para la fecundación. Tiene más vello corporal y facial. Tiene una constitución robusta y musculosa. Suele ser de mayor altura. Tiene mayor capacidad craneal (lo cual no implica más inteligencia).
Tiene menos bastoncillos oculares que la mujer, así como un olfato y un oído inferiores en capacidad. Tiene una gran capacidad neuromotora. Su voz es grave. Todo ello es en general, salvo excepciones, que confirman la regla.
Psicológicamente. El varón tiene menos capacidad de atender a varias tareas simultáneamente, se concentra más en la que está haciendo. Tiene una mayor capacidad de compartimentación mental, dejando de lado ideas, preocupaciones o relaciones más allá de lo que está haciendo ahora. Tiene habitualmente la sexualidad y la afectividad menos ligadas y tiene que hacer un camino de integración entre ambas, para lo cual le ayuda la mujer. Busca conocer sus límites, tanto físicos como intelectuales. Por naturaleza tiende a un rol más de liderazgo.
Encarna la "figura orientadora", que es la que ante los hijos se muestra como quien socializa a los hijos, los lleva a conocer el mundo y les marca los límites. Su correcta masculinidad lleva a una correcta identidad en los niños y en las niñas.
El varón suele ser más simple en sus razonamientos, aunque suele ser más cerebral que las mujeres. Tiene una marcada tendencia a una realización más allá del hogar, en un ámbito profesional. Siente la torpe necesidad de demostrar su masculinidad constantemente.
Espiritualmente. El varón suele ser menos propenso a la vida espiritual, y la vive más cerebralmente. Propende a una relación de amistad con Cristo y filiación con el Padre, no exenta de conflictos. Es más concreto y busca más conclusiones concretas en la meditación.
La mujer. Desde un punto de vista biológico tiene cromosomas XX, lo cual le lleva a tener genitales internos, diseñados para recibir la penetración. Tiene menos vello corporal y facial. Tiene una constitución más grácil y fina. Tiene más bastoncillos oculares, mejor olfato y oído
Esto lleva a que sea más perceptiva y detallista que el varón. Lo cual le lleva a que psicológicamente esté atenta a más realidades simultáneamente, si bien le cuesta más concentrarse sólo en una tarea dejando las demás a un lado sin que le interfieran.
En tal sentido le cuesta más compartimentar, y su pensamiento es menos lineal y más "embrollado", relaciona todos los temas entre ellos pero eso le lleva a veces a no ver con claridad un tema particular. Puede estar haciendo algo pero tener la mente en otro sitio.
En general tiene la afectividad y la sexualidad más ligadas entre sí, y en esto es maestra de humanidad para el varón. No tiene necesidad de demostrar nada y busca más la seguridad que la prueba de sus límites. Tiene un rol más enfocado a la maternidad en todas sus expresiones.
Encarna la "figura sustentadora", que es la que da a los hijos acogida incondicional, sostén y protección. Su correcta femineidad lleva a los niños y niñas a identificarse como tales, por identificación o por contraste.
Intelectualmente suele ser más compleja que el varón, aunque no es tan cerebral como emocional. Tiene un conocimiento intuitivo mayor que el del varón. Tiene una gran capacidad de proyección profesional, si bien lo que anhela ante todo es un hogar.
Espiritualmente. La mujer es más afectiva. Tiene una propensión natural a lo religioso, a la fidelidad, a la oración larga y pausada, aunque con muchos pensamientos y sentimientos entremezclados. Su relación con el Padre es menos problemática que en el varón.
Hombre y mujer son iguales en dignidad y derechos, pero diferentes física, psicológica y espiritualmente, lo cual los lleva a ser complementarios. El varón aporta a la mujer lo que tiene de específico y viceversa. Así ambos se enseñan a vivir en comunión.
Cuando en un matrimonio varón y mujer aceptan y ejercen de un modo natural su rol, derivado de su biología y psicológía, en el hogar de da un ambiente de complementariedad y complicidad que repercute en la correcta formación e identidad de los hijos.
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