Don Marcelo y Barcelona (1)
El 24 de agosto 2009, la página web Germinans Germinabit y firmado por El Directorio de Mayo Floreal, publicaba un artículo titulado La expulsión del Arzobispo: origen de nuestra mala conciencia. Se refería a don Marcelo y aparecía la víspera del quinto aniversario de la muerte del Cardenal Primado.
El NO-DO nos ofrece la noticia de la entrada del Arzobispo Coadjutor en Barcelona en su edición del 30 de mayo de 1966:
LA EXPULSIÓN DEL ARZOBISPO: origen de nuestra mala conciencia.
Mañana, 25 de agosto de 2009 se cumplen 5 años del piadoso traspaso del que fuera Arzobispo de Barcelona, el Cardenal Don Marcelo González Martín. Para hacer un minúsculo acto de justicia a un arzobispo expulsado por su propio clero, hagamos una sencilla crónica de algunos hechos que tuvieron lugar en nuestra diócesis hace 40 años, y de los cuales, aún pagamos las consecuencias.
Abril de 1966: Se recogen firmas para una carta dirigida a la Santa Sede:
“Emmo. Sr. Cardenal Aniceto Cicognani. Secretario de Estado de S.S.:
Emmo. Sr.: Los firmantes de la presente carta componen la Comisión Rectora de la ‘Asociación de Sacerdotes y Religiosos de S. Antonio Mª. Claret’, recientemente instalada en la archidiócesis de Barcelona. Nos ha movido a escribir a V.E. el rumor difundido de la posible suspensión del nombramiento hecho a favor del Dr. Marcelo González Martín como arzobispo-coadjutor con derecho a sucesión de esta Archidiócesis. Aunque tenemos por absolutamente infundado dicho rumor, pero no deja de inquietarnos se dilate tanto su entrada que tan vivísimamente anhelamos; y con este motivo queremos hacer patente a V.E. los siguientes puntos:
a) La campaña indignísima que se está llevando a cabo en contra del nombramiento del Dr. González y que procede de una pequeña minoría que nada representa la archidiócesis y movidos muchos de ellos por motivos políticos.
b) Que la mayor parte de sacerdotes y católicos de la Archidiócesis no queremos a otro prelado sino el que nos designe la Santa Sede. Y es que en el caso presente no podemos tener sino palabras de agradecimiento a S.S. por haber nombrado para nuestra Archidiócesis al hombre que parece ser el más indicado por sus grandes cualidades sobrenaturales y naturales para ayudar a nuestro querido Dr. Modrego en su difícil labor pastoral y sucederle si llega el caso.
c) Que no quisiéramos que la campaña que artificialmente está desarrollando dicho grupo limitase en adelante en lo más mínimo la libertad de la Santa Sede en el nombramiento de los pastores de nuestras diócesis. La Santa Sede sabrá quiénes son los hombres más a propósito para regirnos y recordamos con agradecimiento los nombres -por hablar de los que viven- de Urquinaona, López Peláez, Irurita y otros que buscando el servicio de Dios y bien de sus diocesanos se han sabido adaptar a nuestras circunstancias.
Besan reverente su Sagrada Púrpura: Mariano Vilaseca (canónigo arcipreste), Lorenzo Garriga (Párroco), Francisco de A. Camps (párroco), José Solé C.M.F (viceprovincial), Antonio Lleusa (párroco), Jaime Piulachs, S.J. (director de la obra de Ejercicios Parroquiales), Pedro Muñoz (coadjutor), José Coma (coadjutor).” Y una larga lista más de sacerdotes y religiosos firmantes.”
Miércoles, 11 de mayo de 1966: Siguiendo la campaña Volem bisbes catalans (queremos obispos catalanes), unos 80 sacerdotes y religiosos se reúnen en la Catedral de Barcelona para hacer una oración, y, acto seguido, se dirigen a la Jefatura de Policía de la vía Laietana para entregar un escrito de protesta por las torturas de la policía al joven estudiante socialista Joaquim Boix Lluch, y que después se supo, por sus familiares, que lo de las torturas fue una exageración. De la Catedral a la Jefatura de Policía, los manifestantes estuvieron acompañados por periodistas y reporteros gráficos especialmente de la revista alemana Stern. Al llegar a la Jefatura, el rvdo. Pedrol, luego secularizado como tantos otros sacerdotes de la manifestación, le dio un puñetazo a un policía. Entonces los compañeros del agredido disolvieron la manifestación clerical con violencia.
Sábado, 14 de mayo de 1966: Un grupo de sacerdotes y religiosos se ha reunido en el patio del Arzobispado en plan tumultuario. El arzobispo Gregorio Modrego los recibe. Estos exigen del prelado la excomunión para los policías que disolvieron la manifestación del día 12 de mayo. El Dr. Modrego se niega. Todo esto merece los máximos elogios del órgano oficial del Partido Comunista Español Mundo Obrero, que en su nº 9 de 1966 dice: “Lo ocurrido en Barcelona ha proporcionado una nueva demostración de la amplitud del movimiento en pro de las libertades. En primer lugar nos encontramos con el asilo en el convento de capuchinos de Sarriá. Los comunistas nos felicitamos de estas actitudes de sacerdotes exigiendo libertad. El Partido Comunista se infiltra en los medios católicos. Por otra parte la Secretaría de Estado del Vaticano reacciona y lamenta por escrito ante la Embajada de España la manifestación sacerdotal ocurrida en Barcelona el 11-V.”
Domingo, 15 de mayo de 1966: En casi todas las iglesias del Arzobispado de Barcelona se lee el texto mandado por el Arzobispo Dr. Modrego con el que desaprueba los hechos de aquellos días en Barcelona: “Lo que debe evitarse a todo trance es que las divergencias de mentalidad, se quieran resolver por medios violentos, injuriosos o dañosos a personas y cosas, ya sea de palabra o por escrito o de obra especialmente cuando se trata de personas sagradas.”
El cardenal Quiroga, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, manifiesta a la agencia Cifra: “Lo que todos lamentamos es esta forma tumultuosa de manifestarse tan contraria al espíritu sacerdotal. Si su conciencia les exigía hacer alguna declaración, debieron dirigirse a su prelado. Todos los obispos reconocemos la autoridad del Papa y a ella nos sometemos. Si un sacerdote o un fiel cree que los obispos no cumplimos con nuestro deber, debe poner la cuestión en manos de la Santa Sede”.
Jueves, 19 de mayo de 1966: D. Marcelo toma posesión como arzobispo-coadjutor con derecho a sucesión. Por la mañana comienza a llover sobre Barcelona. Corren rumores de que se preparan diferentes incidentes públicos, pero una hora antes de la ceremonia de toma de posesión, en los alrededores de la Catedral hay más de cien mil personas, y dentro no cabe ni una aguja. Televisión Española hace una gran cobertura del acto para toda España, y en ella se pueden contemplar las dos Barcelonas: la del día 11 y la del día de hoy.
Cuando el nuncio Riberi empieza a leer el Nombramiento del Papa, 5 personas empiezan a entonar el Virolai con la pretensión de que la gran masa de gente entonase el Himno Espiritual de Cataluña. La reacción es fulminante: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Papa! ¡Viva D. Marcelo! ¡Viva España Católica! Los 5 que entonaron fueron detenidos para esclarecer quiénes eran y de quién recibían órdenes. Seguidamente, la palabra, limpia, clara, pulcra, rica, apostólica, ungida de caridad de D. Marcelo, resuena en la Catedral, mostrándose en ésta, los sentimientos de D. Marcelo, sus lágrimas, su programa e intenciones para su tarea en Barcelona. Digna de ser escuchada como un impresionante documento histórico, y testimonio de una situación difícil de comprender. De regreso al arzobispado, D. Marcelo hizo notar al secretario del Dr. Modrego, Rvdo. Francisco Muñoz: “¿Se ha fijado usted, que los seminaristas no aplaudían?”.
El NO-DO nos ofrece la noticia de la entrada del Arzobispo Coadjutor en Barcelona en su edición del 30 de mayo de 1966:
LA EXPULSIÓN DEL ARZOBISPO: origen de nuestra mala conciencia.
Mañana, 25 de agosto de 2009 se cumplen 5 años del piadoso traspaso del que fuera Arzobispo de Barcelona, el Cardenal Don Marcelo González Martín. Para hacer un minúsculo acto de justicia a un arzobispo expulsado por su propio clero, hagamos una sencilla crónica de algunos hechos que tuvieron lugar en nuestra diócesis hace 40 años, y de los cuales, aún pagamos las consecuencias.
Abril de 1966: Se recogen firmas para una carta dirigida a la Santa Sede:
“Emmo. Sr. Cardenal Aniceto Cicognani. Secretario de Estado de S.S.:
Emmo. Sr.: Los firmantes de la presente carta componen la Comisión Rectora de la ‘Asociación de Sacerdotes y Religiosos de S. Antonio Mª. Claret’, recientemente instalada en la archidiócesis de Barcelona. Nos ha movido a escribir a V.E. el rumor difundido de la posible suspensión del nombramiento hecho a favor del Dr. Marcelo González Martín como arzobispo-coadjutor con derecho a sucesión de esta Archidiócesis. Aunque tenemos por absolutamente infundado dicho rumor, pero no deja de inquietarnos se dilate tanto su entrada que tan vivísimamente anhelamos; y con este motivo queremos hacer patente a V.E. los siguientes puntos:
a) La campaña indignísima que se está llevando a cabo en contra del nombramiento del Dr. González y que procede de una pequeña minoría que nada representa la archidiócesis y movidos muchos de ellos por motivos políticos.
b) Que la mayor parte de sacerdotes y católicos de la Archidiócesis no queremos a otro prelado sino el que nos designe la Santa Sede. Y es que en el caso presente no podemos tener sino palabras de agradecimiento a S.S. por haber nombrado para nuestra Archidiócesis al hombre que parece ser el más indicado por sus grandes cualidades sobrenaturales y naturales para ayudar a nuestro querido Dr. Modrego en su difícil labor pastoral y sucederle si llega el caso.
c) Que no quisiéramos que la campaña que artificialmente está desarrollando dicho grupo limitase en adelante en lo más mínimo la libertad de la Santa Sede en el nombramiento de los pastores de nuestras diócesis. La Santa Sede sabrá quiénes son los hombres más a propósito para regirnos y recordamos con agradecimiento los nombres -por hablar de los que viven- de Urquinaona, López Peláez, Irurita y otros que buscando el servicio de Dios y bien de sus diocesanos se han sabido adaptar a nuestras circunstancias.
Besan reverente su Sagrada Púrpura: Mariano Vilaseca (canónigo arcipreste), Lorenzo Garriga (Párroco), Francisco de A. Camps (párroco), José Solé C.M.F (viceprovincial), Antonio Lleusa (párroco), Jaime Piulachs, S.J. (director de la obra de Ejercicios Parroquiales), Pedro Muñoz (coadjutor), José Coma (coadjutor).” Y una larga lista más de sacerdotes y religiosos firmantes.”
Miércoles, 11 de mayo de 1966: Siguiendo la campaña Volem bisbes catalans (queremos obispos catalanes), unos 80 sacerdotes y religiosos se reúnen en la Catedral de Barcelona para hacer una oración, y, acto seguido, se dirigen a la Jefatura de Policía de la vía Laietana para entregar un escrito de protesta por las torturas de la policía al joven estudiante socialista Joaquim Boix Lluch, y que después se supo, por sus familiares, que lo de las torturas fue una exageración. De la Catedral a la Jefatura de Policía, los manifestantes estuvieron acompañados por periodistas y reporteros gráficos especialmente de la revista alemana Stern. Al llegar a la Jefatura, el rvdo. Pedrol, luego secularizado como tantos otros sacerdotes de la manifestación, le dio un puñetazo a un policía. Entonces los compañeros del agredido disolvieron la manifestación clerical con violencia.
Sábado, 14 de mayo de 1966: Un grupo de sacerdotes y religiosos se ha reunido en el patio del Arzobispado en plan tumultuario. El arzobispo Gregorio Modrego los recibe. Estos exigen del prelado la excomunión para los policías que disolvieron la manifestación del día 12 de mayo. El Dr. Modrego se niega. Todo esto merece los máximos elogios del órgano oficial del Partido Comunista Español Mundo Obrero, que en su nº 9 de 1966 dice: “Lo ocurrido en Barcelona ha proporcionado una nueva demostración de la amplitud del movimiento en pro de las libertades. En primer lugar nos encontramos con el asilo en el convento de capuchinos de Sarriá. Los comunistas nos felicitamos de estas actitudes de sacerdotes exigiendo libertad. El Partido Comunista se infiltra en los medios católicos. Por otra parte la Secretaría de Estado del Vaticano reacciona y lamenta por escrito ante la Embajada de España la manifestación sacerdotal ocurrida en Barcelona el 11-V.”
Domingo, 15 de mayo de 1966: En casi todas las iglesias del Arzobispado de Barcelona se lee el texto mandado por el Arzobispo Dr. Modrego con el que desaprueba los hechos de aquellos días en Barcelona: “Lo que debe evitarse a todo trance es que las divergencias de mentalidad, se quieran resolver por medios violentos, injuriosos o dañosos a personas y cosas, ya sea de palabra o por escrito o de obra especialmente cuando se trata de personas sagradas.”
El cardenal Quiroga, Presidente de la Conferencia Episcopal Española, manifiesta a la agencia Cifra: “Lo que todos lamentamos es esta forma tumultuosa de manifestarse tan contraria al espíritu sacerdotal. Si su conciencia les exigía hacer alguna declaración, debieron dirigirse a su prelado. Todos los obispos reconocemos la autoridad del Papa y a ella nos sometemos. Si un sacerdote o un fiel cree que los obispos no cumplimos con nuestro deber, debe poner la cuestión en manos de la Santa Sede”.
Jueves, 19 de mayo de 1966: D. Marcelo toma posesión como arzobispo-coadjutor con derecho a sucesión. Por la mañana comienza a llover sobre Barcelona. Corren rumores de que se preparan diferentes incidentes públicos, pero una hora antes de la ceremonia de toma de posesión, en los alrededores de la Catedral hay más de cien mil personas, y dentro no cabe ni una aguja. Televisión Española hace una gran cobertura del acto para toda España, y en ella se pueden contemplar las dos Barcelonas: la del día 11 y la del día de hoy.
Cuando el nuncio Riberi empieza a leer el Nombramiento del Papa, 5 personas empiezan a entonar el Virolai con la pretensión de que la gran masa de gente entonase el Himno Espiritual de Cataluña. La reacción es fulminante: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Papa! ¡Viva D. Marcelo! ¡Viva España Católica! Los 5 que entonaron fueron detenidos para esclarecer quiénes eran y de quién recibían órdenes. Seguidamente, la palabra, limpia, clara, pulcra, rica, apostólica, ungida de caridad de D. Marcelo, resuena en la Catedral, mostrándose en ésta, los sentimientos de D. Marcelo, sus lágrimas, su programa e intenciones para su tarea en Barcelona. Digna de ser escuchada como un impresionante documento histórico, y testimonio de una situación difícil de comprender. De regreso al arzobispado, D. Marcelo hizo notar al secretario del Dr. Modrego, Rvdo. Francisco Muñoz: “¿Se ha fijado usted, que los seminaristas no aplaudían?”.
(CONTINUARÁ)
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