Tu matrimonio como Dios lo pensó
Infarto conyugal. Comentario para Matrimonios: Mateo 23, 27-32
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EVANGELIO
Sois hijos de los que asesinaron a los profetas.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 27-32
En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas!” Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».
Palabra del Señor.
“Infarto conyugal”
Cuando nos dejamos llevar por una pasión que no nos acerca a Dios y la única preocupación es evitar que nadie se entere o cuando nos estamos haciendo daño y no queremos que se enteren los vecinos, o cuando evitamos que estén nuestros hijos delante para poder ofendernos sin piedad… Puede que me esté cuidando que no quede expuesto un daño, olvidando que va matando mi corazón, y ese daño, no perdona. Las consecuencias de esa destrucción pasarán factura tarde o temprano. También puede que nos estemos olvidando de que, por mucho que nos queramos esconder en todas esas situaciones hay un espectador de excepción al que no podemos ocultarle nada, y es Dios. Qué bueno tomar conciencia de que, de nada sirve ocultar nuestro mal hacia fuera si no lucho por evitarlo en mi interior. Los ojos de Dios están fijos en mi alma y es el único espectador verdaderamente importante. A él no puedo ocultarle nada. Que no se me olvide.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ángel: Esposa, veo que cada discusión deja en nuestro corazón como un poso que se va engordando y cada vez nos distancia más. Es verdad que nos perdonamos, pero el daño se ha producido, y eso es como un infarto conyugal, que produce la muerte de una parte de la relación, provocando que cada vez tenga menos fuerza para tirar adelante.
Ana: Tienes razón. También nuestra alma se ve afectada y le cuesta más avanzar hacia Dios. Tenemos que tomar una determinada determinación para evitar hacernos daño mutuamente. Dios transforma nuestro corazón de piedra por un corazón de carne, pero a base de heridas, vamos haciendo callo y ya no está blandito como antes.
Ángel: Nos jugamos mucho, Ana. Nuestra vocación, el ejemplo para nuestros hijos, la vida eterna… Tenemos que poner más empeño.
Ana: Tenemos que vivir más en lo profundo, más cerca de Dios, crear más ambiente de Dios entre nosotros. Sólo Dios puede protegernos y hacer nuevas todas las cosas.
Ángel: Me parece bien. Te amo y quiero amarte más.
Ana: Te amo y quiero amarte más.
Madre,
Las cosas de Dios son hermosas. A veces hemos descubierto caminos erróneos porque no eran hermosos. Las cosas de Dios tienen que ser hermosas en los más profundo de sí mismas, y por tanto, tienen que generar belleza a su alrededor. No hay nada más hermoso que Dios. Alabado sea mi Dios, que es grande y lleno de Vida.