Virgen de Nuria, el exilio de 1936
El pasado domingo, 17 de septiembre de 2017, el semanario Catalunya Cristiana publicaba un artículo de Francesc A. Picas, Presidente honorario de Hispania Martyr, sobre la historia del Santuario de la Virgen de Nuria (Queralbs, Gerona), perteneciente a la diócesis de Urgell. Su fiesta se celebró el pasado 8 de septiembre.
Bajo estas líneas, imagen de la Virgen de Nuria como se conocía en 1936. La imagen tenía un color negruzco -como puede verse- provocado por el paso del tiempo, la humedad y el humo de las velas. Este color le valió el apelativo de la moreneta del Pirineu. En el año 2000 el restaurador Ramón Millet restituyó la policromía original.
El santuario de la Virgen de Nuria está situado en el valle de Ribas, a 1.967 metros de altitud. Rodeado de montañas, de valles, de bosques y de nieve. Hoy es un maravilloso paisaje de atracción cultural, turístico y deportivo. La Virgen no está «rodeada de soledades», como dijo el poeta. Si acaso, de soledades en el corazón de muchos catalanes que han hecho del ateísmo el centro de su vida.
Invasiones sarracenas. San Gil
Miles de años atrás, las tropas sarracenas dominaban, invasoras, gran parte de la península Ibérica. San Gil, ermitaño en los valles de Nuria, escondió la imagen de la Virgen en una cueva para evitar que las garras de los paganos, primero, y de los seguidores de Mahoma, después, la encontraran y la triturasen. Wifredo el Belloso liberó la tierra del norte de Cataluña de los invasores sarracenos y con el obispo Oliva construyeron basílicas y catedrales que fundamentaron la fe del pueblo catalán que, devoto de María, cantaba: «A la Virgen de Nuria vamos todos a visitar».
1936, funesta persecución. Exilio en Suiza
El 20 de julio de 1936 Cataluña cayó en las garras de los enemigos de la fe. En nuestra patria se implantó la revolución anarco-marxista, y en toda Cataluña se quemaron altares e imágenes en casi todas las iglesias. Cientos de sacerdotes, religiosos, padres de familia y las juventudes católicas fueron perseguidos a muerte. Cinco obispos fueron asesinados en tierras catalanas. A Mn. Ventura Carrera, capellán custodio del santuario de Nuria, le avisaron, desde Ribas, que subía un cremallera lleno de milicianos armados, con muy malas intenciones. Inmediatamente, puso la imagen de la Virgen en una mochila y conocedor de la montaña huyó a Francia por el paso de Finestrelles y depositó la imagen primero en Francia, luego en Suiza.
Aquella tropa de milicianos armados, llegó a Nuria, destruyó imágenes, altares y tesoros del santuario, y en el hotel robaron objetos y vajilla y asesinaron a un empleado que les plantó cara.
En 1939, se implantó un nuevo gobierno en España, Franco devolvió la libertad religiosa a los catalanes. La Virgen de Nuria pudo volver de nuevo al santuario, envuelta en cantos y avemarías. «A la Virgen de Nuria vamos todos a visitar», cantaba el pueblo catalán.
Bajo estas líneas, imagen de la Virgen de Nuria como se conocía en 1936. La imagen tenía un color negruzco -como puede verse- provocado por el paso del tiempo, la humedad y el humo de las velas. Este color le valió el apelativo de la moreneta del Pirineu. En el año 2000 el restaurador Ramón Millet restituyó la policromía original.
El santuario de la Virgen de Nuria está situado en el valle de Ribas, a 1.967 metros de altitud. Rodeado de montañas, de valles, de bosques y de nieve. Hoy es un maravilloso paisaje de atracción cultural, turístico y deportivo. La Virgen no está «rodeada de soledades», como dijo el poeta. Si acaso, de soledades en el corazón de muchos catalanes que han hecho del ateísmo el centro de su vida.
Invasiones sarracenas. San Gil
Miles de años atrás, las tropas sarracenas dominaban, invasoras, gran parte de la península Ibérica. San Gil, ermitaño en los valles de Nuria, escondió la imagen de la Virgen en una cueva para evitar que las garras de los paganos, primero, y de los seguidores de Mahoma, después, la encontraran y la triturasen. Wifredo el Belloso liberó la tierra del norte de Cataluña de los invasores sarracenos y con el obispo Oliva construyeron basílicas y catedrales que fundamentaron la fe del pueblo catalán que, devoto de María, cantaba: «A la Virgen de Nuria vamos todos a visitar».
1936, funesta persecución. Exilio en Suiza
El 20 de julio de 1936 Cataluña cayó en las garras de los enemigos de la fe. En nuestra patria se implantó la revolución anarco-marxista, y en toda Cataluña se quemaron altares e imágenes en casi todas las iglesias. Cientos de sacerdotes, religiosos, padres de familia y las juventudes católicas fueron perseguidos a muerte. Cinco obispos fueron asesinados en tierras catalanas. A Mn. Ventura Carrera, capellán custodio del santuario de Nuria, le avisaron, desde Ribas, que subía un cremallera lleno de milicianos armados, con muy malas intenciones. Inmediatamente, puso la imagen de la Virgen en una mochila y conocedor de la montaña huyó a Francia por el paso de Finestrelles y depositó la imagen primero en Francia, luego en Suiza.
Aquella tropa de milicianos armados, llegó a Nuria, destruyó imágenes, altares y tesoros del santuario, y en el hotel robaron objetos y vajilla y asesinaron a un empleado que les plantó cara.
En 1939, se implantó un nuevo gobierno en España, Franco devolvió la libertad religiosa a los catalanes. La Virgen de Nuria pudo volver de nuevo al santuario, envuelta en cantos y avemarías. «A la Virgen de Nuria vamos todos a visitar», cantaba el pueblo catalán.
[CONTINUARÁ]
[El autor del libro El exilio de la Virgen de Nuria del Dr. Manuel Castellet i Solanas (Barcelona, 1943) realizó un documental sobre estos sucesos, que se presentó en noviembre de 2015].
Este es el dibujo que hizo Mn. Ventura Carrera para recordar donde "enterró" la imagen de la Virgen de Núria.
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