Amar a España

Amar a España
            Somos los españoles, en muchos aspectos, difíciles de entender. España se fue formando con una amalgama de pueblos de muy distinta idiosincrasia: fenicios, celtas, galos, iberos, romanos…, y todo ello aderezado con una cultura árabe durante muchos siglos. Es decir, por nuestras venas pueden correr todo un coctel de sangres de muy distintas fuentes. Esto provoca en nosotros una gran dificultad para la unión y la concordia. Pero no todo es problema, ni nada  hay imposible. Lo que obra el milagro de la unión es la belleza y el espíritu de nuestra tierra. España es bonita, es amable, tiene un fondo espiritual, suele ser acogedora.
 

            San Isidoro dice:  “De cuantas tierras se extienden desde Occidente hasta la India, tú eres la más hermosa, ¡Oh sagrada y feliz España!”. Deberíamos meditar despacio esta bella afirmación de uno de los grandes pensadores y santos de España. Mucha gente lo dice: no hace falta ir más allá de nuestras fronteras para disfrutar de la historia y la belleza que encierran nuestros pueblos. Rodeados de mares y montañas, de frondosos bosques y planicies sembradas de montañas y monumentos históricos que nos hablan de un pasado gloriosos. Y sin olvidar la belleza que aporta la modernidad de buen gusto.
            ¿Por qué hablo de todo ello? Porque no comprendo que algunos pretendan romper la unidad y la armonía de nuestra casa común. No hay muchas voces que traten de defender la unidad de España desde las cátedras eclesiales. Y no se trata de inmiscuirse en terrenos políticos, sino culturales, históricos, sociales, humanos, jurídicos, incluso religiosos. El nacionalismo es siempre un dique a la universalidad, a la catolicidad de la Iglesia Católica. Cuando se impone la discordia, la lucha ideológica, y sobre todo el odio, el mensaje del amor queda arrinconado.
Dios, Patria y Familia

    La flor de liz es el signo de los scouts de todo el mundo. Es un lirio de tres hojas que representan esos tres valores en los que esos niños y jóvenes son formados: Dios, Patria y Familia. El que cultiva esos tres valores es un ser realizado y pleno, da sentido a su vida y es un factor de bienestar para los que lo rodean.
    No debemos identificar la Patria con el Estado que nos gobierna, ni con el sistema económico en que vivimos, esos pueden cambiar, pero el valor de Patria permanece.
Ni siquiera podemos decir que la Patria la constituyen las circunstancias de raza, idioma, fe que se practica o cultura recibida de los mayores, porque en estos tiempos nuestra sociedad se ve enriquecida con aportaciones de las diferentes razas, religiones, lenguas y culturas de aquellos con los que nos toca vivir.
    Los que tenemos una misma Patria estamos unidos por nuestra historia que se sigue escribiendo día a día, por nuestra cultura que recibe las aportaciones de otras culturas y por el respeto y la tolerancia entre nosotros.
   Los niños aprenden a amar a su Patria si los padres de familia los enseñan a conocer y a amar a su país.
   En el hogar deben lucirse los signos patrios con orgullo, sobre todo en las fiestas patrias. En la oración familiar, no olvidemos pedir a Dios por nuestra Patria.
            Amamos a la Patria …
 

• Si amamos y respetamos a nuestra familia.
• Si nos unimos a nuestros vecinos para buscar el bien común.
• Si colaboramos para hacer más digno nuestro barrio.
• Si amamos nuestro pueblo o ciudad.
• Si nos interesamos en todo nuestro país.
• Si conocemos nuestra historia.
• Si nos sentimos orgullosos de nuestra cultura y tratamos de conservarla y darla a conocer.
• Si cumplimos con responsabilidad lo que nos toca hacer para el bien de los demás.
• Si somos respetuosos de nuestros símbolos patrios y si participamos con respeto en las ceremonias cívicas. (Fuente: http://es.catholic.net/op/articulos/7042/cat/246/el-amor-a-la-patria.html)
 

            Por todo lo dicho no puedo disimular que estoy en contra de toda maquinación obsesiva de desconexión de la madre España de cualquier comunidad que, indiscutiblemente, es algo por pertenecer a esta gran Nación.
Juan García Inza
Juan.garciainza@gmail.com