Raguer & Cárcel Ortí (sobre la Carta Colectiva)

Con motivo de cumplirse el pasado 1 de julio el octogésimo aniversario de la publicación de la Carta Colectiva del Episcopado español a los obispos del mundo entero han sido muchos los artículos de fondo, incluso novedosas afirmaciones, que se han publicado sobre el tema. En el blog, también yo mismo, recuperé lo que había recogido en años anteriores, incluyendo el propio documento. Pasados unos días, quiero ahora escribir sobre algunos aspectos confusos expresados en los diferentes medios.

En primer lugar en los que atacan el documento (muchas veces, porque es lo que toca) está el deseo de que la actual Conferencia Episcopal Española pida perdón por el supuesto posicionamiento de los Obispos de 1936 frente al alzamiento del general Franco, y por ende, a repudiar el documento del que se celebra este nuevo aniversario.

Por ejemplo, una revista que se ha basado siempre en la pornografía para vender y que presume de periodismo de investigación, titula absurdamente: 80 años bendiciendo a Franco. El autor Luis Miguel Montero comienza con un lacónico “han pasado ochenta años, pero no son suficientes para la Iglesia. Al comienzo de la Guerra Civil, el episcopado español se decantó por apoyar el golpe…”.

A esto podemos responder con el prestigioso historiador, monseñor Vicente Cárcel Ortí (que acaba de publicar su quinto volumen sobre la II República y la Guerra Civil en la B.A.C., tomo, como los anteriores, de más de mil páginas) que la Carta Colectiva “fue una denuncia muy valiente de la tremenda persecución religiosa que sufría la Iglesia católica por parte de la República desde el mes de mayo de 1931”.

Los Obispos en 1937 afirman en la Carta: “La Iglesia no ha querido esta guerra ni la buscó” (nº 3).
 
[El Cardenal de Toledo, Isidro Gomá, creador del texto, visitando el Monasterio de Montserrat -donde reside el padre Raguer- en 1930. Entonces monseñor Gomá era todavía obispo de Tarazona].

Luego está lo expresado por el benedictino de Montserrat, padre Hilari Raguer. El pasado 2 de julio publicó el hallazgo de un documento del Archivo Secreto del Vaticano referido al tema. Curiosamente el periódico El País, donde publica su artículo, titula o le titulan al monje: La carta de los obispos españoles que incomodó al Vaticano.

Digo curiosamente, porque en la carta [traducida por el País o por Raguer] no se habla en contra del contenido sino sobre “la unanimidad de ese Excelentísimo Episcopado” (español)”.
Textualmente [según El País] el Secretario de Estado, cardenal Eugenio Pacelli, dice: “tratándose de una cosa muy delicada que se refiere a todos los Excelentísimos Obispos de España… sería deseable la unanimidad de ese Excelentísimo Episcopado”.

Es interesante lo que recuerda Cárcel Ortí que declaró en su momento el cardenal Vicente Enrique y Tarancón [bajo estas líneas, el cardenal junto a San Juan Pablo II en 1982, en la primera visita del Papa a España], quien no dudó en afirmar que “habría firmado la Carta Colectiva de los Obispos españoles con motivo de la guerra en España si hubiera sido obispo en aquella fecha y reconoció la valentía de los obispos al escribirla, porque según él: pretendían descristianizar España y convertirla en un satélite de Rusia; por eso era obligatorio empuñar las armas en defensa de la fe”.
 
Lo que ha dejado dicho monseñor Guerra Campos en la conferencia que rescatamos sobre el tema: que Vidal y Barraquer escribe a Pacelli diciendo que “los últimos momentos de los anarquistas me espantan, por ello no dejo de pedir a Dios que nos depare un arreglo cristiano a base de Franco”.

O antes de sufrir el martirio, lo expresado por el beato Anselmo Polanco a finales de septiembre de 1938, cuando le llevaron a su prisión el pliego de cargos para que los contestara. El cargo único era el haber suscrito la Carta Colectiva del episcopado español. Fray Anselmo pidió el Código de Derecho Canónico para argumentar su defensa, y le expuso la línea de su contenido.

Dejo escrito: “Hay en la carta doctrina y hechos. Ahora bien:
1: En punto a la doctrina, nada puedo rectificar; es la doctrina de la Iglesia.
2: En punto a los hechos aducidos en la Carta, por muy serenas, diligentes y de fiar que hayan sido las informaciones, cabe todavía error, si no de conjunto y substancial, por lo menos en alguna cifra o dato, que nunca desvirtuará la tesis, haciendo menos sólida e irrebatible su argumentación.

Así pues: demostrándoseme que hay error, lo rectificaré con gusto; mas en el hueco del dato erróneo, eliminado y rectificado, yo puedo colocar otros de los que fui testigo; por ejemplo, los crímenes rojos de Albarracín, que no puedo ni debo silenciar.»

El Obispo entregó la contestación a los cargos, y tras ello ya no se practicó diligencia alguna.
 
Monseñor Vicente Cárcel Ortí afirma “las cuentas con la Historia no se pueden hacer destruyendo sus huellas”. Hablamos de la gran persecución religiosa que sufrió la iglesia española de 1931 a 1939. De lo que los Obispos creyeron justo y necesario defender. De la actuación del cardenal Gomá...

Tras finalizar el periodo de la persecución religiosa [precisamente tras el martirio del Obispo de Teruel, el beato Anselmo Polanco, el 7 de febrero de 1939] que lo estudien los historiadores eclesiásticos y civiles… pero, lo que pasó, pasó.