Pensamientos Agustinianos
¿Conocemos el Cántico Nuevo? #SanAgustin
Se nos ha invitado a cantar al Señor un Cántico Nuevo. El hombre nuevo conoce el cántico nuevo. El cantar es función de alegría y, si lo consideramos atentamente, función de amor #SanAgustin (Sermón 34,1)
¿Qué es el Cántico Nuevo? Seguro que hemos cantado en misa sobre este tema más de una vez, pero a lo mejor nunca no nos hemos puesto a pensar sobre el tema. Dice el Apocalipsis (Revelación):
Vi también como un mar de cristal mezclado con fuego, y a los que habían salido victoriosos sobre la bestia, sobre su imagen y sobre el número de su nombre, en pie sobre el mar de cristal, con arpas de Dios. Y cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: ¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios, Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones! (Ap 15, 2-3)
Como dice San Agustín, cantar es función del amor. Amor que produce alegría. Alegría que nos hace alabar a Dios. Alabanza que proviene de saber que hemos sido salvados y que la mano de Cristo está tendida frente a nosotros para que la tomemos. Pensemos cuántas veces sentimos nuestra incapacidad e impotencia. Estos son momentos en la humildad nos permite acercarnos al Señor y solicitarle su ayuda para seguir adelante. Andar adelante haciendo la Voluntad de Dios, que es quien da sentido a cada paso que damos y a cada palabra que decimos.
El Canto del Cordero es el Canto que nos reúne alrededor de Cristo para, humildemente, aceptar y vivir la Voluntad de Dios. No podemos cantar otro canto, ni cantar a otro ser, ni esperar la salvación de otro momento que del Sacrificio de Cristo en la Cruz.
¿Qué es el Cántico Nuevo? Seguro que hemos cantado en misa sobre este tema más de una vez, pero a lo mejor nunca no nos hemos puesto a pensar sobre el tema. Dice el Apocalipsis (Revelación):
Vi también como un mar de cristal mezclado con fuego, y a los que habían salido victoriosos sobre la bestia, sobre su imagen y sobre el número de su nombre, en pie sobre el mar de cristal, con arpas de Dios. Y cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: ¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios, Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones! (Ap 15, 2-3)
Como dice San Agustín, cantar es función del amor. Amor que produce alegría. Alegría que nos hace alabar a Dios. Alabanza que proviene de saber que hemos sido salvados y que la mano de Cristo está tendida frente a nosotros para que la tomemos. Pensemos cuántas veces sentimos nuestra incapacidad e impotencia. Estos son momentos en la humildad nos permite acercarnos al Señor y solicitarle su ayuda para seguir adelante. Andar adelante haciendo la Voluntad de Dios, que es quien da sentido a cada paso que damos y a cada palabra que decimos.
El Canto del Cordero es el Canto que nos reúne alrededor de Cristo para, humildemente, aceptar y vivir la Voluntad de Dios. No podemos cantar otro canto, ni cantar a otro ser, ni esperar la salvación de otro momento que del Sacrificio de Cristo en la Cruz.
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